“Marcos, te amo”, le dijo a través de la pantalla de televisión su esposa, la conductora Marcela Tinayre. Pero el ex banquero Marcos Gastaldi no tuvo oportunidad de emocionarse con la escena porque para esa hora estaba detenido en una celda del Complejo Penitenciario 1, acusado de “estafas reiteradas” en una causa que lleva el juez de instrucción Luis Zelaya. Luego de permanecer prófugo ocho días, Gastaldi trató de que no lo destinaran a una prisión común. Pero, aunque aseguró padecer ataques de pánico, Zelaya dispuso que lo alojaran en el CP1 de Ezeiza, una de las cárceles de mayor seguridad del país. Allí los presos Vip no son ex ministros caídos en desgracia sino bandoleros de fuste como el ladrón de caudales Daniel “Tractorcito” Cabrera o los temibles “Doce Apóstoles”, protagonistas del motín de Sierra Chica.
Gerardo Ibáñez, uno de los abogados de Gastaldi, aseguró ayer a la mañana que encontró a su defendido “muy bien, muy entero”. Sin ruborizarse, el abogado aseguró que Gastaldi nunca estuvo prófugo u obstaculizó la labor de la Justicia, sino que simplemente no se había presentado ante el juez a la espera de que pasara el fin de semana largo.
El miércoles a la noche, Gastaldi fue interceptado por la policía al salir de su casa de la calle Juez Tedín, en Barrio Parque. Iba en el asiento trasero de un vehículo que manejaba la hija de su esposa, la mediática Juanita Viale del Carril, quien esta vez no estuvo muy contenta de toparse con las cámaras de televisión. “¡No rompan las pelotas!”, dijo la joven a los cronistas. Ayer fue su madre la encargada de ensayar una defensa pública de su marido en el programa “Las Cortesanas”, de Canal 13. “Yo elegí a un hombre a quien conozco muy bien, que es el señor Marcos Gastaldi, conozco su dignidad, su nobleza, su fe, conozco el amor que siente por sus hijos”, contó la hija de Mirtha Legrand. Pasando por alto los días que pasó escondido, Tinayre aseguró que su marido “siempre dio la cara, eso nadie puede discutirlo” y que se sentía “orgullosa” de él.
Algunas horas antes, Gastaldi –de campera color crema, jeans, calzado negro y un suéter azul sobre los hombros– había sido trasladado desde la comisaría 53 a Tribunales para presentarse ante Zelaya. Sus abogados aparecieron en el juzgado con informes médicos con los que buscaban dejar probado que Gastaldi sufre ataques de pánico y que debe tomar una medicación especial, con el objetivo de evitar que el ex banquero fuera a parar a una celda común.
Poco antes de mediodía, Gastaldi fue revisado por el psiquiatra Alberto Donnes, del Servicio Médico Forense. La pericia no debe haber salido como pretendía porque Zelaya decidió enviarlo al módulo II de la cárcel de Ezeiza, a una celda de tres por tres. Algo similar le había sucedido a su socio en el Banco Extrader, Jorge Terrado, quien también fue a parar a Ezeiza pese a solicitar una detención vip en el Escuadrón Buenos Aires de Gendarmería. La habitación de Gastaldi tiene una ventana que da al exterior, una cama metálica, un pequeño escritorio, un lavatorio y una repisa para poner libros. La comida será la misma de todos los reclusos y, por ahora, los familiares no podrán llevarle alimentos especiales. Lo que sí tendrá la posibilidad de beneficiarse con la llamada “visita higiénica”, pero no se sabe si andará con ganas.
Gastaldi fue procesado por su condición de responsable del Banco Extrader –caído a fines de 1994–, sospechado de haber estafado por varios millones de dólares al Citibank y la petrolera Isaura. El Banco Central también es parte en esta causa.