EL PAíS
› EL VICEGOBERNADOR DE CORDOBA COQUETEA CON KIRCHNER Y CON LUIS JUEZ
Schiaretti juega ilusionado para el 2007
Por C. R.
Desde Córdoba
Aunque en público lo niegue y diga ser un “delasotista con opinión propia, nada más”, todos en Córdoba conocen la historia: Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota son los protagonistas de la única interna que no ha cesado dentro del peronismo mediterráneo. “El Gringo”, como le dicen al vicegobernador, está cada vez más solo y va perdiendo poder en áreas del gobierno, a tal punto que en la Legislatura unicameral que él preside digan que “está en el freezer”.
Esta situación que se profundizó en los últimos meses, lo llevó a enviar señales claras hacia Néstor Kirchner y sus “transversales”, incluido Luis Juez, con quienes coqueteó todo lo que pudo en la última visita presidencial a Córdoba. “Se está mostrando y es un político muy hábil y calculador”, señaló a Página/12 un dirigente que lo conoce. En tanto, desde su entorno aseguran que “armar filas hoy para enfrentar al delasotismo sería suicida”.
“Muestra los dientes sin morder” fue la frase a la que apeló un viejo peronista cordobés para ilustrar los últimos gestos políticos que Schiaretti mostró para “coquetear” con Kirchner. “Como buen economista, es un calculador por naturaleza. Y entiende la política desde una lógica matemática que lo lleva a medir cada paso que da”, agrega la misma fuente.
Lo cierto es que “El Gringo” tiene pocos amigos dentro del oficialismo local y hasta ha perdido el apoyo de algunos hombres de su confianza. “Hoy está en el freezer y cada vez más cercado por los delasotistas puros que sueñan con verlo caer”, aseguran voces en la Unicameral. Ese “aislamiento”, que comparte con su mujer Alejandra Vigo, legisladora ella, lo llevó a tender puentes con el kirchnerismo. “Sí, es cierto, en Buenos Aires tiene amigos, pero más con los duhaldistas que con los kirchneristas. Cuando viaja para allá habla con el (Juan Carlos) “Chueco” Mazón, que, si bien hoy es un operador del presidente, lo fue de todos los presidentes peronistas en los últimos veinte años. También tiene buena onda con Aníbal Fernández o Eduardo Camaño. Por eso, yo creo que si alguien lo va a bancar ese va a ser Duhalde, no Kirchner, quien desconfía de Schiaretti”, le dijo a este diario un dirigente cercano al patagónico, que advierte en esta movida una futura competencia por el amor presidencial.
Atento a la repercusión que podía tener la visita de Kirchner a Córdoba fue notorio el interés de Schiaretti por mostrarse cerca de el. Primero apareció en el aeropuerto hablando para la televisión nacional con la bandera y los militantes de Fuerza Popular 17 de Octubre detrás. Esta organización es una de las patas del kirchnerismo en Córdoba, que conducen el diputado nacional Eduardo Di Cola, y los gremialistas Walter Grahovac –funcionario del Ministerio de Educación de la Nación– y Héctor Morcillo, todos dirigentes cercanos del vicegobernador.
Pero el guiño más fuerte dirigido hacia la Rosada fue su opinión sobre la transversalidad, ese término que genera tanto escozor en el seno del PJ. “La transversalidad no es otra cosa que ampliar la base del justicialismo a otros partidos que sean afines al programa de gobierno. El justicialismo siempre incorporó a otras fuerzas; lo hizo Perón con el Frejuli en 1973 y en la década pasada Menem gobernó con otras fuerzas. A nadie le puede llamar la atención dentro del peronismo que el Presidente, siguiendo la tradición del partido, intente ampliar la base partidaria”, explicó Schiaretti. Palabras poco simpáticas para los oídos de De la Sota y los peronistas históricos de San Vicente.
Pero este juego de seducción a dos puntas tiene su lógica, según fuentes que conocen el pensamiento de este hombre que en los 70’ militó en la izquierda del peronismo y en los 90’ recibió el apoyo de Cavallo para disputarle la interna a De la Sota. “Es un político muy inteligente, que está construyendo una imagen de dirigente maduro que privilegia un reclamopopular: la gestión por encima de las diferencias partidarias e ideológicas. Por eso histeriquea con Kirchner, con Duhalde y con el Gallego”.
Desde el entorno schiarettista señalan que “si aspira a ser gobernador en el 2007, le conviene que a De la Sota le vaya bien, aunque no vaya a apoyarlo a él como candidato. Pero desafiarlo en este momento sería escupir para arriba, además de suicida”, apuntan, conscientes del peso que tiene en Córdoba la estructura delasotista.
Faltan tres años y medio para las próximas elecciones a gobernador. Schiaretti sabe que todavía falta mucho para lanzarse solo. Pero no olvida que De la Sota “bajó” su candidatura a intendente y eligió a Alfredo Keegan para pelear con Luis Juez, cuando él tenía altos índices de imagen positiva en la ciudad. Sus colaboradores dicen que ya aprendió esa lección y que esta vez no espera la venia del gobernador. Esta sería la razón por la cual sale a diferenciarse del oficialismo a nivel nacional, sin que ello signifique despegarse del paraguas delasotista. “Todo esto es cierto, tanto como que el peronismo entiende una sola lógica, la del poder a cualquier precio. Y que De la Sota a la hora de bendecir a un candidato, es capaz de juntar a la Biblia con el calefón por un mandato histórico: gobernar como sea”.