Los trabajadores ceramistas de Zanon lanzaron una campaña nacional de recolección de firmas para acelerar el reconocimiento legal de la cooperativa que formaron, tras casi tres años de control obrero de la empresa. Una de las primeras en firmar fue Hebe de Bonafini, y la comisión integrada por Juan Orellana, Alberto Esparsa y Julio Araneda visitará hoy a varios legisladores para comprometer su apoyo.
Aunque aumentaron la productividad y la cantidad de puestos de trabajo, que ya suman 400, los obreros de Zanon siguen luchando en el juicio comercial por la quiebra. Se oponen a que la fábrica sea administrada por la intervención que dispuso el juez comercial Germán Páez Castañeda, y vinieron a Buenos Aires para tratar de convencerlo de que reconozca a la cooperativa FaSinPat, con la cual podrían ver legalizada la gestión obrera que vienen sosteniendo de hecho. “Queremos gestionar la cooperativa rindiendo cuentas al concurso (de quiebra) y a la sociedad”, explicó Orellana a Página/12. De todos modos, consideran esa herramienta como “un paso previo en el camino de lograr la expropiación definitiva”.
Desde octubre de 2001, cuando el directorio cerró la fábrica, los trabajadores de Zanon la gestionan, sin apoyo financiero privado ni estatal. Mantienen y reparan la maquinaria, abonan los servicios y enfrentaron cinco órdenes de desalojo con represión. Los empresarios fueron condenados por lockout, pero desconociendo ese fallo, que fue ratificado en segunda instancia, despidieron a todos los obreros y se presentaron a concurso preventivo. A fines del año pasado el directorio fue removido por las denuncias sobre maniobras económicas y ocultamiento de balances y documentación contable.
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