Sáb 06.04.2002

EL PAíS

Cavallo empezó a estudiar Derecho para encontrar cómo defenderse

El ex ministro de Economía combina la lectura de “Dejo Constancia”, el libro del ex jefe del Ejército Martín Balza con la de los Códigos. Lo visitó la actriz Tita Merello, además de su mujer y abogados.

Sus abogados siguen reclamando su liberación inmediata. Pero Domingo Cavallo ya se está preparando para una defensa que durará varios meses. Lee el libro Dejo Constancia, del ex jefe del Ejército Martín Balza, quien también estuvo preso por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia, el Código Penal y el de Procedimiento. Además, estaría trabajando personalmente en una recusación contra el juez Julio Speroni, aunque esta versión fue desmentida por sus abogados. Paralelamente a la estrategia judicial, los militantes y simpatizantes de Acción por la República lanzaron una campaña para defender a su jefe ante los medios y la opinión pública.
“Todavía no sabemos por qué está preso.” “Cavallo no entiende por qué está detenido.” Desde el miércoles, amigos, partidarios y abogados repiten estas frases. Algunos de estos conceptos fueron discutidos en una reunión que mantuvo el ex ministro de Economía con los diputados de su partido el jueves por la noche en su celda del Escuadrón Buenos Aires de Gendarmería. Allí decidieron acompañar la defensa jurídica con una mediática. Y todos, cuando hablan con los periodistas, recalcan el buen ánimo y la fortaleza de espíritu con el que encontraron al ex funcionario.
“Si la gente quiere que el ex ministro de Economía esté preso, acusémoslo de haber secuestrado al hermano de Riquelme, que tiene delito no excarcelable”, dijo uno de sus principales defensores, Alfredo Castañón. “Nosotros somos responsables de las cosas que hicimos, las tenemos que asumir y tenemos que asumir los resultados. Lo que a mí me parece una locura es que esto se mezcle con una cuestión judicial”, afirmó Castañón antes de ensayar la comparación con el hermano del jugador de Boca.
Los abogados Rafael O’Gormann y Eduardo Oderigo, mientras tanto, trabajan en la defensa de fondo. Recopilan antecedentes de otros expedientes y bucean en la causa por el contrabando de armas para encontrar elementos que puedan beneficiar al creador del corralito y la convertibilidad. Ayer insistieron con el pedido de excarcelación, que ahora deberá contestar la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico y que tiene muy pocas posibilidades de éxito. Allí, los representantes argumentaron que Speroni indagó a Cavallo en setiembre pasado por el mismo delito del que lo acusa ahora –contrabando agravado– y le dictó la falta de mérito.
La estrella de la jornada en la celda de Gendarmería fue la actriz Tita Merello. La mujer, de 97 años, ingresó al escuadrón por una puerta lateral. Poco después de las cuatro y media de la tarde entró a la celda en silla de ruedas y acompañada por una enfermera. El ex ministro –algunos de sus amigos remarcaron que el encuentro lo “conmovió hasta las lágrimas– recibió la solidaridad de la actriz y la convidó con chocolate.
Tita Merello no fue la única visita de Cavallo en su tercer día de encierro. Su mujer, Sonia Abrazián, y uno de sus hijos también estuvieron en el lugar. Al igual que al ex diputado Guillermo Francos, el economista Guillermo Kusnir, el dirigente de AR Martín Grinblat, el productor Hugo Moser y el diputado Guillermo Cantini. “Cavallo tiene una agenda muy completa y me dijo que volviera mañana”, se lamentó el abogado Carlos Piñero, quien no pudo ver al ex ministro pero le acercó jurisprudencia vinculada con la causa y el libro Cincuenta y nueve semanas y media que conmovieron a la Argentina, del economista Jorge Garfunkel. Además, dos jóvenes simpatizantes del ex ministro montaron guardia para expresarle su “solidaridad y apoyo”.
Los visitantes rechazaron que Cavallo tuviera problemas de salud. Miembros de Gendarmería informaron que había sido medicado luego de haber sufrido el jueves por la noche un pico de hipertensión. Y que, por la mañana el médico lo encontró “muy bien y muy tranquilo”.
El jueves, el ex superministro disfrutó de una cena que le acercó su esposa y se durmió después de la medianoche, tras leer varios capítulosdel libro de Balza. Ayer se levantó a las 8, desayunó mate amargo con galletitas y salió a dar su caminata matutina por el jardín. Esta vez, los periodistas no pudieron verlo porque uno de los encargados de la custodia cubrió el lugar con una lona verde.

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