EL PAíS
› POR DIFERENCIAS CON GRACIELA OCAÑA, RENUNCIO JOSE GRANERO AL PAMI
Una hormiguita con el camino libre
Granero “no entendió que la decisión del Presidente fue que Ocaña conduzca el PAMI”, comentaron anoche a este diario en la Casa Rosada. Las diferencias entre ambos funcionarios se hicieron –dicen– “insostenibles”.
› Por Felipe Yapur
La presencia de José Ramón Granero en la vicedirección del PAMI ha concluido. Así lo hicieron saber sus allegados pero sobre todo lo confirmaron en Gobierno. Anoche, en la Rosada uno de los más íntimos colaboradores de Néstor Kirchner le aseguró a Página/12 que Granero había errado el camino: “Este pibe se equivocó. No entendió que la decisión del Presidente fue desde siempre, y lo sigue siendo, que Graciela Ocaña conduzca el PAMI”, señaló el integrante del gabinete presidencial.
Las diferencias entre Ocaña y Granero comenzaron prácticamente desde el mismo momento en que la entonces diputada del ARI arribó a la sede central del PAMI. Allegados al odontólogo que le recetó al Presidente el medicamento que le provocó la gastroduodenitis, señalaron que esas diferencias se habían vuelto “insostenibles”. En las oficinas de Ocaña, en tanto, guardaron un riguroso silencio. Sin embargo, los trabajadores de la obra social aseguraron que vieron a la directora ejecutiva mucho más distendida. En las cercanías al despacho de la directora ejecutiva tomaron con alivio la novedad porque veían al número dos de la institución como un “escollo” y un “freno” a la gestión.
El análisis de la caída en desgracia de Granero que realizan en la Casa Rosada es lapidario. “Compitió por la conducción del PAMI a pesar de saber que el respaldo presidencial a Ocaña es total. El Presidente ya eligió y esa decisión recayó sobre la licenciada”, insistió uno de los habitantes de la Rosada. “Para colmo se valió de comentarios de pasillo para cuestionarla. Se equivocó feo”, indicó el integrante del gabinete.
De todas formas, no todas son críticas para el funcionario. El ministro consultado consideró que Granero no es una mala persona “y mucho menos un delincuente”. Es por ello que tendrá en poco tiempo más un nuevo destino. Eso sí, aclararon que lejos del PAMI. Una posibilidad es que asiente sus reales en la Secretaría de Lucha contra la Drogadicción y el Narcotráfico, al menos esto es lo que se filtró de una reunión que mantuvo la semana pasada el devaluado subdirector con Kirchner y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Sin embargo, según dejaron trascender los colaboradores del funcionario en desgracia, Granero aspiraba a un puesto de mayor jerarquía, ya que barajaban la posibilidad de ocupar el puesto de la viceministra de Salud, Graciela Rosso. Una posibilidad bastante lejana.
La salida
La primera noticia que Ocaña tuvo sobre el desplazamiento de su subdirector ocurrió hace quince días. “El lunes se va”, le habían dicho luego de que la funcionaria se quejara por enésima vez de la virtual conducción paralela que ejercía Granero. Su caso fue tema de discusión en más de una de las incontables reuniones que Ocaña mantuvo con los ministros más cercanos a Kirchner.
Varios fueron los hechos que llevaron la relación a un punto sin retorno. En el PAMI sostienen que uno de ellos fue la elaboración de un prepliego de licitación que hizo redactar Granero y que luego se contradijo con una nota que redactó de su puño y letra. También destacaron la “desautorización” que realizó a funcionarios del PAMI que discutían el levantamiento de las cápitas con el Hospital Israelita por incumplimiento del contrato y que había ordenado la propia Ocaña.
Cada día que pasaba la relación se deterioraba aún más. Ocaña desconfiaba de las intenciones de su segundo. Estalló de rabia el día que se enteró de que Granero había solicitado “la restitución de un funcionario procesado por la compra irregular de miles de audífonos” que ella denunció personalmente.
Las quejas de la ex mano derecha de Elisa Carrió llegaban todos los días a los despachos de Balcarce 50. Así pasó el tiempo hasta que el pasado 2 de junio Ocaña decidió no disimular más su malestar. Ese día, en la Casa de Gobierno ambos presentaron el proyecto de ley de normalización de la obra social contemplado en el decreto que la designó como interventora. Elmalestar era visible y era el comentario entre los presentes al acto. Consciente de ello, el ministro de Salud, Ginés González García, buscó bajar los decibeles y aventar fantasmas. “Me consta que se llevan bien y trabajan en equipo”, aseguró el ministro con un dejo de candidez, convencido de que lograría disimular el clima tenso. “No es cierto, no me llevo bien con Granero”, lanzó Ocaña con voz crispada a los periodistas allí presentes.
El reconocimiento público de la crisis por parte de la titular del PAMI incluyó además la posibilidad cierta de renunciar en caso de que no se resolviera el caso Granero.
Si bien ahora Ocaña respira aliviada, ya que se sacó de encima uno de los principales escollos internos de su gestión, también es cierto que a partir de ahora deberá avanzar con rapidez en sus objetivos. Anoche, según confiaron sus colaboradores, apuró a sus asesores para que culminaran con la redacción de los pliegos de las licitaciones previstas. Quiere que todo esté publicado en internet en los próximos días. Eso sí, todavía tiene un duro desafío por delante, que es conseguir un buen contrato con los laboratorios médicos para la provisión de medicamentos que disminuya el aporte que deben hacer los afiliados.
En cuanto al anuncio formal del retiro de Granero, todavía no hay fecha definida, tampoco hay un nombre para ese puesto. Ayer, en las oficinas del PAMI se especulaba con la llegada de una mujer proveniente de la localidad santacruceña de El Calafate.