EL PAíS
› ELENA HIGHTON DE NOLASCO ASUMIO EN LA CORTE
Una “inglesa” con carácter
Así califican a la primera jueza de la Corte elegida en democracia. A la ceremonia asistieron todos los cortesanos, Carmen Argibay, Righi, Beliz, jueces y manifestantes ahorristas.
› Por Irina Hauser
–Ahora sí que se va a poner movidita la Corte –murmuraba un juez en una ronda de amigos en el hall central del cuarto piso de Tribunales.
–“La inglesa” va a ser dura, miren que tiene su carácter –pronosticaba un prestigioso jurista, cigarrillo en mano.
Elena Highton debe el apodo que la pinta como una british a su estilo recto, refinado y metódico. Así se la vio ayer en el ritual que la convirtió en la primera mujer que integra el alto tribunal en democracia. Fue un acto multitudinario al que fueron todos los supremos y por donde desfilaron algunas caras conocidas del Poder Judicial. Como cortina de fondo no paró de sonar una manifestación de ahorristas.
Para llegar a la jura de Highton había que sortear un operativo de seguridad enorme. Dentro mismo del Palacio de Justicia, la policía había puesto vallas que impedían llegar a escaleras y ascensores. En la Corte tenían temor porque, según información que tenían, la nueva ministra había hecho llegar 3 mil invitaciones y preveían una protesta de ahorristas. Aun así, al que le veían cara de tener relación con el Poder Judicial, pasaba. Finalmente, cerca de 400 personas llegaron a la jura, aunque unos cuantos se quedaron protestando sin poder entrar a la sala, que explotaba.
La ceremonia
En las sillas lustradas de respaldos altos, que alguna vez parecieron inseparables de Julio Nazareno y compañía, se apoltronaba la renovada (o reciclada) Corte Suprema, con asistencia perfecta. Elena Highton había estado con los jueces unos minutos antes de salir a escena. Ella quedó parada en el extremo izquierdo, entre Eugenio Zaffaroni y el ministro de Justicia, Gustavo Beliz. Llevaba una chaqueta color cremita, y al principio se la veía algo tensa. Apenas pasadas las doce, el presidente del tribunal, Enrique Petracchi, la llamó al frente para tomarle juramento. Ahí llegó la primera oleada ensordecedora de aplausos.
Highton juró por “Dios, la Patria y los Santos Evangelios”. Emitió un “sí, juro” contundente y orgulloso mientras miraba fijo a la platea y comenzaba a disfrutar de la ovación con una sonrisa, dedicada también a los flashes. Los únicos que menos aplaudían, o lo hacían con timidez, eran los ministros de la Corte. Después, el vocero del tribunal, Albino Gómez, le ofreció a la nueva jueza una lapicera dorada para estampar su firma.
Con la asunción de esta ex camarista civil, en la Corte queda sólo un lugar libre (de los nueve) que ya tiene como destinataria a Carmen Argibay, quien estuvo presente ayer sentada en segunda fila. Si avanza el juicio político contra Adolfo Vázquez –el único sobreviviente del menemismo entre los cortesanos–, entonces se abrirá otra vacante. En principio será acusado por la Comisión de Juicio Político ante la Cámara de Diputados el 14 de julio.
El acto duró minutos. Enseguida, el recinto se descomprimió y el público salió disparado en masa para hacer cola y poder saludar, uno por uno, a la nueva ministra en el llamado Salón de Embajadores. Estuvieron el nuevo procurador general, Esteban Righi, el secretario de Derechos Humanos. Eduardo Luis Duhalde; el defensor general, Miguel Angel Romero, miembros del Consejo de la Magistratura, la jueza María Romilda Servini de Cubría, el ex juez de la Corte Gustavo Bossert, camaristas como Eduardo Luraschi y Marcos Grabivker, el decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini, varios jueces de Casación y juristas como Ricardo Gil Lavedra. “Estamos muy contentas por nuestra primera mujer en la Corte, estaremos muy bien representadas”, comentaba en el pasillo Estela Cárcamo, la presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas.
Ahorristas
Mientras la fila hacia Highton avanzaba, llegó al cuarto piso un grupo de ahorristas que logró burlar los controles policiales. Eran unos treinta y habían estado desde la mañana en Plaza Lavalle, bajo el liderazgo de Nito Artaza, sosteniendo globos negros y carteles que decían “no al saqueo”. La policía se había formado en hilera intentando bloquear las entradas al hall que antecede al salón donde se hizo la jura. Por eso, los manifestantes se prendieron a una de las puertas vidriadas, cerrada con cadenas, donde apoyaron sus pancartas y golpeaban con fuerza. “Queremos hacerle notar a la nueva integrante de la Corte que no nos cansamos de reclamar por nuestros derechos, un amparo debe estar resuelto en 48 horas y ya pasaron dos años y medio sin resolución”, gritaban.
Elena Highton tendrá hoy la primera reunión plenaria con sus pares de la Corte. Será para ponerse en clima, porque difícilmente acepte firmar una resolución si está recién llegada. Más adelante, su presencia, y también la de Argibay, permitirá que el tribunal resuelva algunos grandes temas pendientes, entre otros la discusión sobre la validez de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, los amparos del corralito (hay unos 12 mil en la Corte) y la pesificación, y el debate sobre la legalidad de los cortes de ruta como método de protesta.