EL PAíS
› DURISIMA RESPUESTA DEL GOBIERNO AL FUNCIONARIO DE ESTADOS UNIDOS
“Noriega cree que somos el patio trasero”
Kirchner cambia Pekín por Shanghai dentro de su gira por China, pero ayer debió monitorear el efecto de las declaraciones contra el Gobierno por parte del subsecretario de Asuntos Interamericanos. Y ordenó a Bielsa identificar la fuente de la reunión, despegar a Noriega del gobierno norteamericano y contestar con mucha dureza. Aguirre, el lobbista de Dios.
› Por Martín Granovsky
El canciller Rafael Bielsa aseguró que fue el funcionario norteamericano Roger Noriega el autor de las frases sobre el presunto peligro que representarían los piqueteros y acerca de la supuesta esterilidad de la pelea política entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. Bielsa dijo: “Estamos hartos de Noriega y sus intromisiones en la política argentina como si fuéramos el patio trasero”.
Según Bielsa, Noriega no representa la posición del gobierno de los Estados Unidos. Ayer, Clarín, La Nación y agencias internacionales publicaron información sobre una conversación que mantuvieron con lo que identificaron como una fuente del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Bielsa dijo que sabía que la fuente era el subsecretario de Asuntos Interamericanos. Consultado sobre cómo podía determinarlo, respondió que su obligación como canciller era conocer también este tipo de hechos.
El Gobierno asegura que según sus informaciones, además de dos periodistas argentinos había un brasileño, un venezolano y un colombiano. Agregó que la charla con Noriega se había desarrollado en el National Press Building, el confortable edificio de la calle 12, en Washington, donde tienen sus oficinas los corresponsales extranjeros.
De acuerdo con los funcionarios consultados, el contenido de lo publicado ayer coincide con una charla que mantuvieron con Noriega en Washington los senadores Sonia Escudero (menemista) y Pedro Salvatori y el diputado Luis Molinari Romero (ver aparte).
Los ejes de Noriega habrían sido los siguientes:
- Los piqueteros están llevando a la Argentina a la anarquía.
- La pelea de Duhalde y Kirchner es una chiquilinada.
- En vez de pelearse, el Gobierno haría mejor en “completar las reformas estructurales”.
- Kirchner está virando hacia el chavismo.
- El apoyo de los Estados Unidos a la Argentina no supone ningún alineamiento automático con la Argentina.
El último punto es una ironía. Cuando asumió, Kirchner dijo que la Argentina mantendría con los Estados Unidos “relaciones maduras” pero no aceptaría ningún tipo de “alineamiento automático” con la política de Washington.
Según los funcionarios consultados, la cobertura académica de los contactos argentinos de Noriega es el Centro para Estudios Estratégicos Internacionales, CSIS en su sigla norteamericana. El proyecto sudamericano del CSIS está dirigido por Frank Almaguer, Miguel Díaz y Rodolfo Díaz.
Rodolfo Díaz, apodado “El Chango”, es el ex procurador del Tesoro durante el gobierno de Carlos Menem, del que fue también ministro de Trabajo en la etapa de la mayor flexibilización laboral de los últimos 20 años. “Participó de las principales leyes que implementaron las reformas estructurales de la Argentina”, informa con vocabulario norieguesco el centro. Una de las reformas fue la privatización del sistema jubilatorio, que según el Premio Nobel Joseph Stiglitz es una de las causas del déficit fiscal argentino.
Díaz es mendocino como otros reformistas estructurales: Roberto Dromi, entonces ministro de Obras Públicas, y José Luis Manzano, ministro del Interior de Menem y hoy ligado a los capitales de los cubanos anticastristas del fallecido Jorge Mas Canosa.
Funcionarios argentinos mencionaron también que una llamada “task force”, fuerza de tareas, sobre las relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos está integrada entre otros por Antonio Estrany y Gendre, Andrés Cisneros y William Rogers.
Estrany es uno de los directivos de IDEA.
Cisneros fue vicanciller de Guido Di Tella.
Rogers estuvo contratado como lobbista de Menem en los Estados Unidos. Hasta llegó a escribir un libro para intentar demostrar que la ampliación menemista de la Corte Suprema en minutos no perjudicó la seguridad jurídica en la Argentina.
El estudio de lobbing está ligado a Kissinger y Asociados y al bufete de abogados Arnold & Porter.
Una versión consistente es que quien fogoneó los contactos de Noriega con argentinos es el nicaragüense Francisco “Pancho” Aguirre, un lobbista octogenario que estuvo vinculado a la Agencia Central de Inteligencia.
Si esto se confirmara, se estaría frente al mapa de una red amplia que estaría funcionando en la Argentina. Aguirre tiene vínculos excelentes con Manzano. También tiene relaciones con el operador de inteligencia Enrique Nosiglia, uno de los participantes de la cena en el Regimiento Patricios el 20 de mayo junto a otros operadores y a militares procesados por asesinato en la Justicia federal.
Otro de los principales contactos de Aguirre es Eduardo Duhalde, quien lo recibió muchas veces en Buenos Aires y confió en sus servicios para limpiar su opaca imagen en los Estados Unidos.
Cuando en marzo de 2002 Hilda González de Duhalde quiso viajar a los Estados Unidos para hablar de la Argentina y su crisis social, el encargado de aceitarle las relaciones fue Aguirre.
Quien reportaba a Aguirre en la Argentina era el comisario retirado José Nene Scoppa, ex director de la Central Nacional de Inteligencia.
Aguirre no tiene el peso de antes en el gobierno de los Estados Unidos ni el mismo nivel de llegada al núcleo de decisiones del esquema de seguridad nacional. Pero sigue teniendo llegada y una gran experiencia. Y, sobre todo, conoce como pocos el efecto de magnificación que tiene en la Argentina una sola palabra dicha en los Estados Unidos.
Una de las especulaciones es que la avanzada de Noriega tiene que ver con la pulseada con los bonistas para llegar a una solución de la deuda externa.
“Siempre pasan estas cosas cuando estamos por firmar algo que tiene que ver con el Fondo”, fue el comentario de Roberto Lavagna a la comitiva de funcionarios, gobernadores y parlamentarios que acompaña a Kirchner en la gira.
Pero esta vez podría tratarse de un plan incluso más amplio que el financiero. Un verdadero programa de limitación del Gobierno en sus lazos con los Estados Unidos.
Noriega tiene un puesto diplomático importante, como encargado del área en el Departamento de Estado, pero no detenta la última palabra ni en la Casa Blanca ni en el Departamento del Tesoro.
Es la segunda vez que el subsecretario provoca un incidente. A principios de enero dijo en el Consejo de las Américas que la política de Kirchner hacia Cuba “es motivo de preocupación y decepción” para el gobierno de George W. Bush. Alberto Fernández dijo que Noriega “no ha entendido que la relación que pretendemos tener con Estados Unidos es madura y seria”. “Ya no existen más ni las relaciones carnales ni los alineamientos automáticos”, selló.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, dijo que ésas “son expresiones personales de Noriega, que no representan al gobierno de George Bush”.
Es la misma técnica usada ayer por Bielsa que, luego de un encuentro de funcionarios argentinos encabezado por Kirchner en la residencia de huéspedes en Pekín, comenzó a desplegar la estrategia de la diferenciación para no provocar un gran escándalo que estalle y sitúe a la Argentina como un enemigo de los Estados Unidos.“Estoy harto de las declaraciones de este señor, porque implican una intervención flagrante en los asuntos internos de otros Estados”, dijo Bielsa.
“Lo que hace Noriega es como si yo hiciera lo mismo y como funcionario opinara de las elecciones en los Estados Unidos, de los casos de la Corte Suprema o de la base de Guantánamo”, dijo.
En verdad existe opinión internacional sobre Guantánamo, una base sustraída a la soberanía cubana, a tal punto que los países de la Organización de las Naciones Unidas están discutiendo las denuncias sobre confinamiento ilegal de presos en las cárceles de la provincia.
“Con Noriega tenemos un problema y espero que no tengamos dos”, dijo enigmáticamente Bielsa, en posible referencia a una eventual escalada diplomática si Washington sube la apuesta.
El canciller se comunicó con el embajador en la Argentina, Lino Gutiérrez. Gutiérrez le dijo lo que horas después expresaría en público:
- Que si existió una reunión con una fuente no identificada del Departamento de Estado, los Estados Unidos respetarían el secreto profesional de los periodistas y no dirían quién fue el funcionario.
- Que no harían una disculpa por una conversación en off the record.
- Y que “los Estados Unidos están empeñados en el éxito de la Argentina”.
El último punto es el que da más sustento a la posición de Kirchner y Bielsa de separar a Noriega del resto de la diplomacia norteamericana y aun de la Casa Blanca y el Tesoro, los dos núcleos más importantes para la Argentina en la cuestión de la deuda.
Nadie influyente en la Argentina tiene registrado que Gutiérrez esté en la línea de Noriega y haya hablado en sus mismos términos. Más aún: hace menos de un mes el poderoso John Maisto, hoy embajador en la OEA y ex integrante del Consejo de Seguridad Nacional que depende del presidente, dijo que la Argentina estaba llevando adelante una “importante lucha contra la corrupción”.
Bielsa dijo ayer que no se puede generalizar con el problema piquetero como si fuera simple y no tuviera que ver con la exclusión social y la expulsión de millones de personas fuera del mercado de trabajo.
“Todo no es piquete”, dijo el canciller. “En la Boca mataron a un dirigente social y al parecer el atacante estaba vinculado a la comisaría 24 de la Policía Federal o tenía su protección o tolerancia. Y en mi barrio, Palermo, la gente salió a la calle para protestar contra el asesinato de un chico mientras andaba en moto con un amigo. Esos hechos tienen que ver, tal vez, con remanentes viejos en el sistema de seguridad.”
Un funcionario del Gobierno explicó a este diario que Kirchner instruyó a Bielsa a personificar en Noriega “para no hacer que explotasen esquirlas capaces de dañar la buena relación con los Estados Unidos”. Las esquirlas son las que supuestamente hubieran dañado a otros funcionarios, por ejemplo del Tesoro, vitales en la negociación de la deuda.
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