EL PAíS
› AL FINAL DE LA GIRA, PROMESA DE VISITA CHINA
Entre los negocios y la definición
Por M.G.
Desde Shanghai
El presidente Néstor Kirchner terminará hoy su gira por China con la seguridad de que esta vez será seguro una gira china en China. Sin asesinatos en la Boca, toma de comisarías, relevo masivo en la Policía Bonaerense y apariciones del subsecretario estadounidense Roger Noriega en medio del enfrentamiento con Eduardo Duhalde y la discusión con los bonistas. Y viene con un prólogo: el canciller Rafael Bielsa anunció que el presidente chino viajará a la Argentina en noviembre.
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Muy temprano en la mañana de Shanghai, Kirchner desayunará con un grupo de 20 personas con poder de decisión, entre miembros de alcaldías, empresas públicas y empresas privadas. Habrá interesados de los rubros farmacéutico, granero, tabacalero, del vidrio, del hardware, de la construcción y de la madera.
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La idea del gobierno argentino es atraer capitales chinos. Según la Cancillería, en el 2003 China tenía una inversión de siete mil empresas radicadas en más de 160 países por 4800 millones de dólares. Los estudios no registran el dato clave de las inversiones chinas en América latina, aunque destacan la necesidad china de exportar capitales porque el nivel de reservas es demasiado alto y si aumentara aún más de los actuales 470 mil millones de dólares la economía perdería competitividad internacional.
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La Cancillería está interesada en mejorar la posición argentina dentro de las cuatro categorías de relaciones comerciales utilizadas por los chinos: mercado extranjero (donde sólo impera la regla comercial), socio (manda lo conveniente), amigo (son pocos y tienen que ver con los compromisos políticos) y hermano menor (como en el caso de Australia). La estimación es que la Argentina podría aspirar a ocupar un lugar parecido al de los australianos, aunque no está claro cuáles serían las ventajas comparativas de la Argentina, a una mayor distancia de China que Australia, ni cuál el interés chino. Los propios funcionarios recuerdan que según dijo el ministro de comercio chino en Buenos Aires dentro de 25 años la Argentina seguirá siendo interesante porque dispone de cuatro bienes escasos: territorio, agua, aire limpio y buenos recursos humanos. Cuando Página/12 preguntó si el objetivo es convertir a la Argentina en un destino de inmigración china, la respuesta fue que el Gobierno no definió aún una decisión estratégica sobre el tema.
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La Argentina está interesada en la participación china en obras de infraestructura, desarrollo tecnológico, contenidos para el mercado en español y coproducciones. Hacia esos rubros apuntará Kirchner en el desayuno, donde estará acompañado de los ministros Roberto Lavagna, Julio De Vido y Rafael Bielsa. El mensaje podría inducir a producir asociaciones con empresas argentinas.
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Más allá de algunos cálculos (uno de ellos, que China deberá ser destino anual frecuente de los ministros claves para mantener la relación), Kirchner continuó con su objetivo de politizar a este viaje para que China deje de ser sólo –aunque nada menos en una economía tan primarizada como la argentina– el principal destino de la soja que se exporta. El Presidente recibió un honoris causa en la Universidad de Fudan, en Shanghai, que había sido tramitado especialmente por el vicecanciller Jorge Taiana como parte de los gestos políticos mutuos. La estructura china, de política centralizada y descentralización económica, quedó clara durante el acto en la universidad. El rector mencionó que la decisión de otorgar el título había sido aprobada por el Consejo de Estado. Es un dato con doble lectura. Por un lado, revela el grado de autonomía universitaria en China. Por otro, indica un mensaje positivo hacia la Argentina de la administración central china.
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Al darle el doctorado honoris causa el rector de Fudan le dio a Kirchner una caja de madera que el Presidente sólo entreabrió. Adentro se veía una tela negra. Eran la toga y el gorro típico de los rectores y merecedores de un doctorado. Pero Kirchner, a diferencia de Fernando de la Rúa y Carlos Menem, no quiso la foto con la toga. El punto había sido negociado antes con la Cancillería.
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“Kirchner y Mao”, bromeaban los funcionarios luego de entrar al campus de la universidad. Es que un monstruoso cartel informaba que los chinos “bienvenimos” a Kirchner y detrás estaba la estatua en granito de chairman Mao. En la gira no apareció una igual en ningún sitio oficial. Tiene un contundente estilo stalinista y una altura digna de muralla china.
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Después de la conferencia de prensa de Kirchner en la universidad, hubo preguntas de los estudiantes. Salvo la de una estudiante que preguntó si la Argentina creía que China era una economía de mercado o no, el resto apuntó a temas de cooperación internacional. Hubo dos excepciones. Una estudiante preguntó por las ventajas turísticas de la Argentina y pidió al Presidente que eligiera entre el tango, el fútbol y el mate. Kirchner agregó el ventisquero Perito Moreno. Consultado sobre un mensaje a los estudiantes, el Presidente recomendó, luego de aclarar que no sabía lo que piensa el rector, “una fuerte actitud transgresora y un fuerte compromiso con el debate de ideas”. “No se aten a ideas prefijadas, imaginen, porque cada generación tiene que ser mejor de la que se va”, dijo.
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Otro de los regalos que recibió Kirchner en la universidad fue el libro El arte de la guerra. Es un clásico chino. Y también un mensaje político sobre la vocación china por completar su papel de potencia, hoy centrado en el poder demográfico y en su mercado en expansión capitalista, y ampliarlo hacia un peso mayor en la política internacional. “Estamos como la Argentina en 1860 con Gran Bretaña, tenemos que definir qué relación queremos con una potencia en crecimiento en los próximos años”, dijo un funcionario de la Cancillería para graficar el tema.