Mié 25.08.2004

EL PAíS  › RICARDO “PACHA” VELASCO, DIRIGENTE KIRCHNERISTA

“El PJ es una cáscara vacía”

Fue militante de la JP en los ’70. Retornó a la militancia pero se alejó del PJ en el ’85. Apoya a Kirchner desde su corriente.

› Por José Natanson

Como tantos otros, Ricardo “Pacha” Velasco comenzó a militar en los ‘70, en el peronismo revolucionario. En 1983, luego de la persecución y el exilio interno, volvió a la política, hasta que pocos años más tarde se desencantó y se refugió en la militancia barrial. El estallido de diciembre y la llegada de Néstor Kirchner cambiaron las cosas: Velasco formó la Corriente Popular 25 de Mayo, una agrupación que busca acompañar al Gobierno desde afuera del PJ y que cuenta con representación en 15 provincias. Ayer, Velasco dialogó con Página/12 en su oficina del Banco Nación, institución que preside su mujer, Felisa Miceli.
–Dos meses atrás se preveía un escenario de enfrentamiento entre Kirchner y Duhalde en la provincia de Buenos Aires. Hoy lo más probable es un acuerdo. ¿Esto implica un retroceso en los planes para una construcción alternativa al PJ?
–El Presidente sigue teniendo como proyecto la idea de que aparezcan actores políticos y formas de organización nuevas. Lo que pasa es que esto no se da de un día para el otro, y no depende sólo de la voluntad de Kirchner. Hubo cortocircuitos con el PJ de la provincia, con Duhalde, cuando ellos intentaron obstaculizar algunas leyes. Ante esa situación, Kirchner fue por más: planteó confrontar con el PJ y lanzó la candidatura de Cristina. Duhalde retrocedió. No le dio para confrontar. Lo que sucedió, entonces, es que se puso blanco sobre negro la relación de fuerzas que existe. El Presidente ocupó un espacio que estaba vacante. A nosotros no nos preocupa la posibilidad de que Kirchner sea presidente del PJ, o que el PJ se incorpore al proyecto, porque el camino está claro.
–¿Al pactar con el PJ Kirchner no corre el riesgo de contagiarse de las prácticas que cuestiona?
–Si esto dejara de lado la idea de construir una fuerza política distinta, sí. Pero el Presidente hace lo contrario, avanza sobre los dirigentes del PJ, incorpora a algunos a su proyecto, y contribuye a oxigenar y a alentar nuevas construcciones. Si no se pierde de vista este objetivo, todo suma a un proyecto común. No se puede salir del último de los infiernos sólo a través del desarrollo económico, si la gente no comienza a amigarse con la política. Decir que el Presidente se aggiornó, o que cambió el rumbo, es una simplificación interesada de algunos medios o de aquellos dirigentes que quieren ser oposición: de derecha, como López Murphy o Macri, o una oposición liberal, como Elisa Carrió.
–¿Es posible avanzar en una construcción política nueva con las viejas estructuras?
–La estructura no nos gusta, por supuesto. El 90 por ciento de la Corriente tiene identidad peronista, estuvo alguna vez dentro del PJ, y después se fue del partido. Yo me fui en el ’85. El PJ está muy contaminado. Terminó siendo una cáscara vacía. Pero hay una militancia que se identifica como peronista, que ha participado políticamente en el PJ y que luego se fue a su casa, quebrada, por las prácticas que nosotros criticamos. Es esa la militancia que aspiramos a recuperar.
–¿Cuál es el lugar de las organizaciones sociales en esta construcción?
–Los que integramos la Corriente, algunos a mediados de los ’70 y otros de los ’80, cuando el PJ dejó de representar intereses populares, abandonamos la política y nos recluimos en una militancia social o barrial. La Corriente está integrada por un conjunto de organizaciones sociales o barriales que se reunieron para defender al gobierno popular. El mejor testimonio de que es posible hacer política de forma distinta es que no somos unidades básicas abiertas dos o tres meses antes de las elecciones sino un conjunto de organizaciones que vienen trabajando desde hace muchos años. El objetivo es potenciar ese ejercicio de la solidaridad organizándonos políticamente.
–¿El salto de la organización social a la política es problemático?
–En parte sí, porque sigue habiendo desconfianza. La esperanza generada por el Gobierno convive con altos niveles de desconfianza hacia la política. Además, las organizaciones sociales no son idílicas. Hay disputas, posicionamientos, pensamientos distintos. Asumir la política implica asumir un nivel de responsabilidad distinta. Una responsabilidad de representación, y esto es quizá lo que más cuesta. Pero es imprescindible. No sólo para que elijan a nuestros militantes, sino para encontrar la forma de que la gente comience a involucrarse con la política. El Presidente reinstaló la política como cosa cotidiana. Ahora tenemos que lograr que masivamente se tome la política como herramienta.
–¿Es posible hoy?
–La sensación que se intentó instalar en los ’90 es que la política no tenía ningún lugar. Nosotros creemos que no es así. La explicación de que Kirchner, un político surgido de la militancia popular, haya llegado a la presidencia se vincula con el cambio brutal que se produjo en diciembre del 2001. La sociedad exigió cambios, un reclamo que el Presidente interpreta y lleva al ejercicio del gobierno. Estas son las condiciones que nos hacen pensar que está todo abierto para que esto pase. Nosotros, que comenzamos con un acto modesto en la Federación de Box, logramos organizarnos en 15 provincias. No es porque seamos dirigentes brillantes, sino porque las condiciones objetivas son distintas.

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