Lun 15.04.2002

EL PAíS  › CASI NADIE QUIERE UN ARREGLO CON EL FMI Y ACEPTAR AJUSTES

Todos contra la receta del Fondo

Dos encuestas muestran que una abrumadora mayoría no quiere un arreglo con el Fondo y reclama un programa económico propio, aunque Anoop Singh no esté de acuerdo. La evolución histórica muestra que el rechazo está en su punto más alto en años.

› Por Raúl Kollmann

El entusiasmo por arreglar con el FMI lo tiene sólo el Gobierno. Dos encuestas demuestran que en la gente hay una abrumadora mayoría que no está muy convencida de los beneficios que traen los acuerdos y los pactos con el Fondo. Es más, desde el punto de vista histórico, la encuesta de Graciela Römer y Asociados revela que nunca en los últimos años hubo tanta oposición a las medidas propuestas por ese organismo y nunca fueron tantos los que reclamaron, como ahora, que la Argentina siga un rumbo propio. La encuesta de Catterberg y Asociados, mientras tanto, deja en claro que el siete de cada diez argentinos creen que un acuerdo con el FMI hará que la situación argentina siga igual o peor.
Las conclusiones surgen de los dos trabajos realizados en la última semana y que evaluaron las posturas de los ciudadanos frente al FMI. La encuesta de Catterberg es parte de un informe político mensual que realiza esa empresa, bajo la dirección de Eduardo Fidanza. En total se entrevistaron 600 personas de todo el país, mientras que el trabajo de Graciela Römer abarcó 468 ciudadanos, también a nivel nacional. En las dos encuestas se respetaron los proporciones por edad, sexo y nivel económicosocial. En la pregunta que las dos consultoras hicieron sobre el FMI se advierte alguna discrepancia en el resultado, pero ello se debe a que las preguntas realizadas no son exactamente iguales, ya que una hace referencia puntual a la exigencia de bajar el déficit fiscal (la de Graciela Römer) y la otra se refiere a las recetas del Fondo en general (la de Catterberg).
Desde hace varios años, Römer pone a los encuestados ante una alternativa: ¿Deben seguirse las propuestas del FMI o la Argentina tiene que tener un programa económico propio, aunque desacuerdo con el Fondo? Lo más llamativo es que justamente en este momento, cuando el Gobierno más brega por llegar a un acuerdo con Anoop Singh, la gente parece estar más en contra. En el año ‘99, por ejemplo, el 44 por ciento decía que hay que tener un programa propio, pero ese proporción subió ahora a un fortísimo 75 por ciento que, de hecho, no ve con demasiados buenos ojos el acuerdo con el Fondo.
La consultora Catterberg exhibe un dato muy categórico: el 63 por ciento de los consultados dicen que hay que dejar ya mismo las negociaciones con el indio Singh, en tanto que sólo el 26 por ciento sostiene que se deben continuar. Eduardo Fidanza, director de Catterberg, cree que “el pesimismo y la desesperanza se incrementan ante el deterioro evidente y progresivo de las condiciones de vida de los argentinos. Como ya se había verificado en los últimos tramos del gobierno de la Alianza, la legitimidad del Gobierno no soporta por mucho tiempo condiciones adversas en la situación de la población. En ese marco, el Gobierno le presentó a la sociedad el acuerdo con el FMI como la condición para superar la crisis. Pero algo no funciona en el lazo entre el Gobierno y la sociedad porque la sociedad no cree en la receta del organismo internacional”.
Graciela Römer, titular de Römer y Asociados, echa la mirada sobre un elemento claro: “Para la gente, el Gobierno ya aplica las recetas del Fondo y por eso cuando preguntamos si aprueba o desaprueba la política económica, hay una mayoría muy sólida que dice que hay que cambiar. Por ejemplo, los ciudadanos admiten que debe buscarse el equilibrio fiscal, pero los caminos para lograrlo discrepan mucho con la posición oficial: se pide más cobro de impuestos, que recorte en los gastos. De igual manera, la gente valora la gestión del gobierno para ayudar a los pobres, pero piensa que la salida no pasa por allí sino por el crecimiento. En una palabra, las recetas están muy cuestionadas desde todos los ángulos”.
Tradicionalmente, los sectores más anti-FMI y anti-norteamericanos están en las franjas de menores recursos de la población, algo que se confirma en las dos encuestas. Lo mismo ocurre cuando se hace por edades: losmayores de 50 son los más opositores y más descreídos con el FMI. Sin embargo, con porcentajes tan contundentes, se puede decir, sin dudas, que el rechazo a la búsqueda de acuerdos con el Fondo está muy extendido en casi todas las franjas de la población.

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