EL PAíS
Con un radical en el gabinete y los demás a la espera de las medidas
Angel Rozas se reunirá hoy con Eduardo Duhalde para terminarde definir el tipo de apoyo de la UCR. La presencia de Enrique Vanossi en el gabinete no involucra a la mayoría del radicalismo.
› Por José Natanson
En un encuentro informal en Costa Salguero, la primera plana del radicalismo decidió ayer ratificar su respaldo a la nueva gestión, aunque aguardarán a escuchar la propuesta económica de Eduardo Duhalde antes de definir la magnitud del apoyo. Porque, si bien sospechan que el famoso gobierno de unidad nacional es sólo una fachada, los radicales están tan golpeados que decidieron aceptar la propuesta para que Jorge Vanossi –un dirigente de segunda línea, alejado de la actividad partidaria y poco representativo– se convierta en el único radical del gabinete. Hoy, a las nueve, Duhalde recibirá en la Casa Rosada al jefe de la UCR, Angel Rozas, con quien terminará de cerrar el acuerdo.
Eligieron el complejo de la costanera porque el Comité Nacional, donde suelen hacerse este tipo de reuniones, fue destruido en la última ola de saqueos. Estaban las autoridades partidarias: Angel Rozas, Juan Manuel Casella y Pablo Verani; también los jefes de los bloques, Carlos Maestro y Horacio Pernasetti, además de Alfonsín y algunas figuras claves del partido, como Federico Storani y Jesús Rodríguez.
En el repaso, los radicales coincidieron en que el nuevo escenario los encuentra en un lugar más razonable que el anterior, básicamente porque les da un tiempo –dos años– para reconstruir el partido con vistas a las elecciones de 2003.
El problema, claro, es la actitud de Duhalde, a quien acusan por lo bajo de buscar encabezar un gobierno netamente justicialista, en el que la presencia de las otras fuerzas políticas quedaría muy reducida.
Hasta ahora todo indica que habrá sólo dos hombres de otros partidos. El primero es el frepasista Juan Pablo Cafiero. En cuanto a los radicales, circularon ayer tres nombres: el ex ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, que sonaba para el cargo en el que finalmente asumirá Miguel Angel Toma. Rodolfo Terragno, que se mencionaba para la cartera de Producción, pero que anticipó que no estaba dispuesto a incorporarse al gabinete. Y Vanossi, el único que recibió una oferta formal por parte de Duhalde. Ex delarruista, Vanossi es un veterano constitucionalista que ha abandonado la militancia, y su peso dentro del partido es casi nulo. “Duhalde eligió al menos radical de los radicales”, definía ayer un importante legislador del partido.
Ante la disyuntiva, los dirigentes reunidos en Costa Salguero decidieron que Vanossi podría incorporarse a la gestión de Duhalde, aunque aclararán que no se trata de un representante institucional del partido. “No compremos nada a ciegas”, dijo durante el encuentro Storani.
“Igual, el apoyo va a ser a nivel parlamentario, porque ya nos dimos cuenta de que no hay margen para un acuerdo de unidad nacional a nivel ejecutivo, como pensamos en un primer momento. Eso era sólo un maquillaje para presentar a los organismos internacionales y el resto de los países, que recomendaron un gobierno de unidad”, aseguraba un dirigente radical luego de la reunión.
Claro que, aunque coinciden básicamente en festejar el recambio de Adolfo Rodríguez Saá por Duhalde, en el radicalismo no todos piensan igual. El más entusiasmado con la nueva gestión es Alfonsín, cuyo optimismo se explica por varias razones.
En primer lugar, por una cierta afinidad ideológico con el ex gobernador, con el que coincide en la necesidad concertar con los sectores económicos y sociales un indefinido “proyecto nacional”. También hay motivos más mezquinos: después de dos años durante los que Fernando De la Rúa lo ignoraba a la hora de tomar las decisiones clave, el jefe radical cree que Duhalde lo tendrá más en cuenta, al menos cuando tenga que debatir las iniciativas parlamentarias. “Está contento porque los peronistas lo llaman a cada rato”, reconocían ayer muy cerca del ex Presidente. Tanto entusiasmo habría llevado a Alfonsín –que no se resigna a abandonar su lugar de virtual líder del partido– a tentar a algunos radicales para que ocupen espacios en las segundas líneas del Gobierno. “Está repartiendo lugares como si fueran chupetines”, se sorprendió ayer un importante dirigente radical luego de que el ex Presidente le comentara que lo tenía en mente para un cargo.
En este contexto, los jefes del radicalismo bonaerense, Federico Storani, Leopoldo Moreau y Juan Manuel Casella, ponen más reparos que Alfonsín, aunque coinciden a grandes rasgos con su postura. Ellos niegan las denuncias de los dirigentes delarruistas, que siempre los acusan de mantener un pacto secreto de no agresión con Duhalde.
Más allá de acusación, es evidente que el ascenso del peronismo bonaerense impacta en la interna radical: la línea de Enrique “Coti” Nosiglia, igual que el delarruismo, ha priorizado siempre el diálogo con el menemismo y los gobernadores, mientras que los caciques de la UCR de Buenos Aires tienen –por más que lo nieguen– buen diálogo con Duhalde, con quien conviven en la provincia desde hace décadas.
La relación del radicalismo con el nuevo gobierno incluye una serie de cuestiones –la magnitud, la presencia en el Gabinete, los acuerdos parlamentarios– y todavía no está del todo clara. Esta situación comenzará a definirse a partir de hoy, cuando Rozas se reúna con Duhalde en la Rosada. “Tenemos que esperar a ver qué dice”, resumían ayer cerca del gobernador chaqueño.