Mié 17.04.2002

EL PAíS  › DURAS DECLARACIONES DE GRACIELA FERNANDEZ MEIJIDE SOBRE CHACHO

Ya no queda nada del amor de ayer

Hace más de un año que no se hablan y bastante más que se llevan mal. Ahora Graciela salió a decir que Alvarez la defraudó con su renuncia y que jamás volvería a serle incondicional. Sus razones.

› Por José Natanson

“Nunca más sería incondicional de Carlos ‘Chacho’ Alvarez. Me molestó mucho que renunciara, que se fuera y que dejara un proyecto que todos habíamos hecho con mucho entusiasmo, con mucho esfuerzo, enamorados, creyendo que se podía. No tengo nada que hablar con él.” Con aire despechado, Graciela Fernández Meijide abandonó el silencio para criticar al ex vicepresidente. Fue Chacho quien convenció a Fernández Meijide de transformar su militancia por los derechos humanos en política. También quien auspició su candidatura a senadora porteña, su primer triunfo importante. Y, poco después, fue Chacho quien la convenció –casi le impuso– el pase a la provincia de Buenos Aires, que le permitió a Graciela imponerse frente a Chiche Duhalde y convertirse en la principal figura del Frepaso.
La relación –que hasta el momento había tenido algunos tironeos– se fue debilitando en simultáneo con la caída de la imagen de Fernández Meijide. Chacho quiso evitar la interna con el radicalismo por la candidatura presidencial de la Alianza y se chocó con la negativa de su socia. Cuando la Alianza se instaló en el Gobierno, Alvarez renunció a la vicepresidencia sin consultarla, y más tarde presionó para desplazarla por su cuestionada gestión en Desarrollo Social.
“Dejó en banda el proyecto sin dar demasiadas explicaciones. Después se arrepintió y quiso ser jefe de Gabinete, y en ese momento (Fernando) De la Rúa lo rechazó. Chacho es inteligente, es honesto, tenía una visión de lo que podía ser el futuro político en su momento: no sé lo que le faltó, pero ojalá que estos días, o estos meses, le hayan servido para reflexionar”, dijo Graciela.
Fue ayer, cuando le preguntaron por la denuncia de un complot contra De la Rúa. Ella desmintió su participación en una reunión para desestabilizar al Presidente y aprovechó el llamado para cargar contra Alvarez: dijo que no le respondería incondicionalmente y que ya no tiene nada que hablar con él. “Lo que yo cuestiono es la falta de explicaciones. No tuvo el espíritu de tenacidad y la tolerancia necesaria para construir”, aclaró después a Página/12.
Hace al menos un año que no se cruzan ni por teléfono. Recluido en el silencio, Alvarez está alejado de la política cotidiana y concentrado en sus clases en la Universidad de Quilmes. Apenas se comunica con un puñado de íntimos, algunos de los cuales insinúan su posible retorno (ver recuadro).
Graciela, en cambio, trata de continuar con su vida política: es la titular del Frente Grande bonaerense y machaca con llamados y pedidos de reuniones a cuanto frepasista se le cruza. Su silencio se parece más al ostracismo.
Más de los cuestionamientos históricos y las facturas pendientes, el asunto se mezcla con la complicada interna partidaria. Aunque el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, es el jefe formal del Frente Grande, la realidad es que se trata de una fuerza dividida en dos sectores con posiciones irreconciliables.
Uno, liderado por un grupo de ocho diputados nacionales, propone romper definitivamente la sociedad con el radicalismo, cuestiona al gobierno peronista y busca encolumnarse detrás del liderazgo de Elisa Carrió. Es el más crítico, el que busca recuperar la idea original del Frente como tercera fuerza y donde militan los únicos frepasistas que conservan cierto diálogo con Chacho: José Vitar, Fernando Melillo, Carlos Raimundi e Irma Parentella.
La otra corriente –integrada por Darío Alessandro, Juan Pablo Cafiero, Rodolfo Rodil y algunos dirigentes del interior, además del ex ministro Alberto Flamarique– defiende la sociedad con la UCR y el apoyo al gobierno de Duhalde. Fernández Meijide se anotó en este último grupo, lo que explica, al menos en parte, los cuestionamientos a Alvarez.
Todavía hay tiempo para negociar una postergación, pero todo indica que la definición entre las dos posturas podría concretarse el 27 de abril, en el congreso del Frente Grande. Ese día, los dos bandos contarán sus fichas para determinar quién se queda con el control del partido: las fuerzas parecen parejas y aún es una incógnita la posición que adoptará Ibarra.

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