EL PAíS
› SORPRESIVAMENTE, DUHALDE RECIBIO A DE LA SOTA
La provincia está que arde
Eduardo Duhalde y José Manuel de la Sota se reunieron anoche y de forma sorpresiva en la Casa Rosada. Fuentes oficiales aseguraron que el Presidente y el gobernador de Córdoba centraron su conversación en la situación automotriz. Pero trascendió que entre otros temas se analizó la crisis económica de la provincia mediterránea, la eventualidad de estallidos sociales y las evolución de las negociaciones con el Fondo Monetario.
De la Sota se había trasladado a Gobierno para contactarse con el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, pero se dio una “escapada” al despacho de Duhalde, según explicó una fuente oficial.
El gobernador llegó cerca de las 20 y se retiró poco menos de una hora después sin hacer declaraciones. En Gobierno sacaron de la galera la excusa habitual cada vez que Duhalde y De la Sota comparten un café negro: analizaron la manera de apuntalar la industria automotriz, que concentra el cuarenta por ciento de su producción en Córdoba.
Continuando con esa línea argumental, explicaron que anoche mismo el Presidente invitó al gobernador a viajar junto a él a Brasil y México, donde se prevé alcanzar un acuerdo para la exportación de vehículos hacia esos países.
El hermetismo de los funcionarios oficiales y del propio De la Sota abrió el juego a todo tipo de especulaciones. Lo cierto es que allí también se analizó la situación económica de la provincia y los reclamos de ajuste del Fondo Monetario Internacional.
Por esa exigencia que hizo pública el indio Anoop Singh, la última semana el gobernador cordobés –junto al bonaerense Felipe Solá– puso el grito en el cielo, aunque después cedió y se avino a las exigencia de realizar una reestructuración de la administración pública. Dicho en buen romance, admitió la posibilidad de producir despidos de agentes públicos en el mediano plazo.
El encuentro con Gabrielli no es ajeno al tema. El ministro del Interior fue el receptor del cronograma de ajuste reclamado por el FMI para el conjunto de las provincias. La propuesta incluye la rápida eliminación de los bonos locales a cambio de una ayuda directa del organismo internacional de crédito.
A De la Sota, como a muchos de sus colegas, la iniciativa le resultó, para decirlo suave, lo más parecido a una bomba atómica. La preocupación del cordobés quedó en boca de uno de sus colaboradores, quien habló lisa y llanamente de la posibilidad de “estallidos sociales”.
La última semana, mientras se encontraba en ronda de negociaciones en Buenos Aires, la televisión repitió una y otra vez el saqueo a un camión con alimentos en las afueras de la capital provincial. El gobernador entonces sugirió la presencia de una mano extraña, aunque no dio ningún otro detalle.
En Gobierno también son conscientes de que la conflictividad social podría derivar en nuevos saqueos, sobre todo en el conurbano bonaerense.
De la Sota no quiere nuevos episodios en su territorio, más allá de que sus sospechas van más allá de las necesidades reales de la gente. De hecho, ya no oculta su desacuerdo con varias “directivas” que salen de Casa Rosada.
En la última reunión de gobernadores justicialistas, celebrada en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), lo blanqueó sin muchos cabildeos. Fue al señalar que los mismos que a nivel nacional forman parte de una alianza, le están poniendo trabas en su propio territorio.
El mandatario cordobés aludió así a radicales, peronistas y frepasistas, a los que imagina conspirando en su contra. Especula que de esta forma su candidatura presidencial, que nunca abandonó, terminará siendo esmerilada, de la misma forma que sucede con la de Carlos Menem a raíz de la embestida judicial, que algunos justicialistas adjudican sin dudar a la “mano” del Gobierno.