Lun 20.09.2004

EL PAíS  › OPINION

Cómo ganar 18 millones

Por Carlos Weitz *

El 2 de agosto, en una maniobra sincronizada digna de Napoleón Bonaparte, el área de negociación de títulos de Citigroup-Europa lanzó una ofensiva sobre el mercado de títulos públicos, vendiendo en forma inesperada y en menos de 2 minutos alrededor de 200 especies distintas de bonos de diferentes gobiernos europeos por un valor estimado en 12.000 millones de dólares. Para ello utilizó una plataforma de negociación electrónica de títulos denominada MTS, en la que participan los principales bancos de inversión mundiales. El ataque masivo sobre las cotizaciones de las pantallas generó sorpresa y estupor en el resto de los operadores desprevenidos, quienes inicialmente creyeron que se trataba de un error, dadas las enormes cifras involucradas.
Una vez convencidos de que la avanzada no era un simulacro sino que se estaban ejecutando ventas masivas, el pánico se apoderó de los operadores, quienes salieron a cubrir sus posiciones donde pudieron, recurriendo al mercado de futuros de bonos, donde –maltrechos– pudieron atrincherarse frente a esta primera embestida. Sin embargo, media hora más tarde, cuando el humo de la metralla vendedora aún cubría las pantallas planas de negociación de las principales mesas financieras europeas, se inició un nuevo ataque, pero esta vez desde la retaguardia: el mismo Citigroup reemprendió las acciones, pero esta vez recomprando a precios muy inferiores parte de las mismas posiciones que había vendido previamente, efectivizando una ganancia estimada en unos 18 millones de dólares.
Obviamente, la ganancia que obtuvo el Citi tuvo como espejo la pérdida de todo el resto de los participantes, quienes oscilaban entre reconocer la belleza, la audacia y la excelencia evidenciada en la ejecución de la operación y quejarse amargamente por haber sido ellos las “víctimas” de ese movimiento fulminante. Si bien la operación fue legal, la reacción de los heridos no se hizo esperar, los teléfonos de las Secretarías de Finanzas de los principales países europeos y los de las agencias reguladoras empezaron a sonar clamando justicia ante tamaño atropello.
El 18 de agosto, el regulador de servicios financieros inglés (FSA) inició una investigación que comprende estos hechos y que puede ser imitada por reguladores de otros países europeos. La liquidez de un mercado es una condición necesaria para que los inversores puedan armar y desarmar posiciones sin sufrir costos abusivos, pero debe ir acompañada de un conjunto de reglas que protejan la integridad de ese mercado. El 14 de septiembre el Citigroup emitió una disculpa señalando que, si bien “el pensamiento creativo ha sido un factor importante de éxito para la compañía... es importante considerar el impacto de nuestras acciones sobre nuestros clientes, los mercados y los reguladores.”
Más allá de la anécdota, esta operación puede servir como un buen pretexto para que las Secretarías de Finanzas, los reguladores de servicios financieros y los participantes en los mercados repiensen los mecanismos de creación de liquidez en los mercados de capitales. En el caso de la Argentina, el stock de bonos de emisores argentinos que se está pagando, más los bonos emergentes de las reestructuraciones pública y privada, van a conformar una cantidad importante de títulos en circulación que también requerirán reglas de juego claras y que fomenten la liquidez.

* Ex presidente de la Comisión Nacional de Valores.

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