EL PAíS
› TRABAJO MODIFICA, PERO LA CTA DICE QUE NO ALCANZA
Convenio basura para mozos
Los gastronómicos recibieron de Barrionuevo un convenio medieval. Trabajo cambió 25 puntos, pero la CTA igual lo ve abusivo.
› Por Laura Vales
El día anterior a que se derogase la “ley Banelco”, Luis Barrionuevo y Daniel Funes de Rioja –el hombre de la Unión Industrial que en los ’90 fue uno de los más fuertes defensores de la flexibilización laboral– firmaron un convenio colectivo que convertía el empleo de mozo y el trabajo en hoteles en ocupaciones francamente no recomendables. El acuerdo habilitaba a los empresarios gastronómicos y a los hoteleros a tener una ilimitada cantidad de personal con contratos basura, cumpliendo cualquier tipo de tareas y con jornadas de hasta 12 horas diarias. El Ministerio de Trabajo modificó 25 puntos de ese texto, eliminando los ítem que consideró abusivos. La oposición a Barrionuevo, nucleada en la Central de Trabajadores Argentinos denunció que a pesar de los cambios el convenio sigue siendo desfavorable.
Una de las limitaciones de la ley laboral vigente es que no obliga a los sindicatos a someter los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT) a la aprobación de la asamblea de trabajadores. Eso ha permitido que los gordos estén firmando convenios con cláusulas que ninguno de sus representados aprobaría. Una vez que la cúpula sindical y la cámara empresaria llegan a un acuerdo, los trabajadores no tienen posibilidad de revisar nada. En el caso del CCT de Barrionuevo, el texto establecía por ejemplo que los gastronómicos no pudieran negarse a trabajar los feriados, un derecho que no habían perdido siquiera durante el menemismo. En cambio, quien sí puede intervenir es el Ministerio de Trabajo, corrigiendo antes de la homologación aquellos puntos que vulneren el orden público laboral.
En este caso, la cartera laboral introdujo, entre otras, las siguientes modificaciones:
- Contratos basura: se plantearon algunos frenos. Uno de ellos es que no podrán usarse ilimitadamente los convenios de trabajo a plazo fijo. También se eliminó el “período especial de prueba” de seis meses para los contratados de temporada, ya que se trata, precisamente, de trabajadores por períodos cortos. En otro de sus ítem, el convenio de Barrionuevo proponía un mecanismo con los empleados de jornada reducida, a quienes se podía pedir que cumplieran “horas suplementarias y extras”. Con esta argucia, un empleado de 4 horas podía terminar trabajando 8 o más, pero con un sueldo bajo. Tal posibilidad fue prohibida.
- Horas extras: en el texto original del CCT existía un permiso tácito para exceder el tope de horas extras de 200 horas al año por trabajador. Ahora para traspasarlo será necesaria la autorización del Gobierno.
- Vacaciones y feriados: de la misma manera, el Ministerio eliminó la posibilidad de que las patronales otorguen las vacaciones en cualquier época del año (existe el derecho a tomarlas en el verano) y quitó la obligatoriedad de trabajar los feriados.
El CCT fue homologado el viernes pasado. Como en algunos casos la escala salarial fijaba sueldos por debajo del mínimo vital y móvil, Trabajo intimó a las partes a corregirlo.
En la Nueva Organización Sindical (los gastronómicos de la CTA), de todas maneras, hubo críticas al texto que finalmente entrará en vigencia. Consultado por Página/12, el secretario general Daniel Jorajuría dijo que el convenio “mantiene excesivas posibilidades de contratos basura. El dueño de un restaurante puede abrir su negocio con unos pocos trabajadores estables y una mayoría de precarizados”. Los abogados Horacio Meguira y Héctor García (CTA) también consideraron insuficientes las modificaciones realizadas.
- Flexibilizados. Un ejemplo del uso abusivo de los contratos basura es el uso de los aprendices. “El Ministerio no objetó que un establecimiento pueda tener hasta un 25 por ciento de su personal conformado por aprendices”, dijeron los consultados. “Al mismo tiempo, sigue legalizando el fraude de los contratos temporales. Pensemos en un mozo a quien un hotelero llama para trabajar una temporada de invierno en Bariloche. Deacuerdo al convenio, puede ser citado en cualquier momento; como el CCT habla de varias temporadas sin precisar su cantidad ni su duración, es el empleador quien definirá qué es ‘temporada’ y qué no. Si el trabajador no concurre a la convocatoria podrá ser despedido y no le pagarán los días que no trabaje por no ser convocado. Es decir que un vínculo que para la ley es de carácter estable y permanente, es convertido por el convenio en una situación de precariedad e incertidumbre respecto al empleo y a la remuneración.”
- 12 horas. Para la Nueva Organización Sindical el Convenio “permite que las jornadas de trabajo se extiendan en algunos casos hasta 12 horas sin que se paguen extras, ya que posibilita que el cómputo del tiempo de trabajo se efectúe en forma anual. El empleador podrá cambiar el horario de ingreso con la sola condición de avisar 24 horas antes. Los trabajadores, por su parte, no van a poder dejar sus puestos si no llegaron sus ‘relevos’”.
Finalmente hubo críticas al fraccionamiento del pago del aguinaldo, que se permitirá abonar en tres períodos a empresas que no son PyMES, cuando tal facilidad debería corresponder sólo a ellas. En cuanto a las vacaciones, los ajustes pasaron por alto que podrán fraccionarlas en períodos de siete días, un beneficio que la ley no otorga ni a las pequeñas empresas.
Barrionuevo no es el único en haber impulsado cláusulas desfavorables. En el gremio de la alimentación Rodolfo Daer enfrentó el problema de la desafiliación masiva incluyendo en el último convenio un punto por el cual los no afiliados fueron obligados a aportar el 2 por ciento de su sueldo al sindicato como “aporte solidario”, un pago que no les dio derecho a usar la obra social ni a votar en las elecciones. Otro tanto hizo el titular de la Federación de Comercio, Armando Cavalieri. El secretario general de los gastronómicos no avanzó en ese sentido. Tal vez porque tiene la mira puesta en objetivos mayores: su acuerdo con los empresarios del sector avanza en la idea de eliminar las indemnizaciones por despido para reemplazarlo por un “régimen de capitalización”.