Los países del Primer Mundo deberían promover “un tratamiento realista de la deuda externa, que no comprometa el crecimiento económico de los países endeudados”. La frase pertenece al presidente Néstor Kirchner y fue emitida en el discurso que ofreció ante la Cumbre Mundial contra el Hambre y la Pobreza, para reclamar con firmeza un cambio en el rol de las naciones desarrolladas. “No existe sistema político ni plan económico que pueda tener sustentabilidad, mientras subsistan los niveles acuciantes de pobreza”, afirmó Kirchner que, además, cargó contra las políticas de subsidios agrícolas de los países desarrollados.
El presidente argentino fue el quinto orador de la cumbre que organizó su par brasilero, Luiz Inácio Lula da Silva, y que se llevó a cabo en la misma sede de la ONU. Allí, el patagónico llamó a “eliminar hipocresías e impedir que los acontecimientos sigan el actual rumbo perverso”.
Kirchner expresó el más firme compromiso de su gobierno en la lucha contra el hambre, tarea que consideró “parte de un esfuerzo multilateral y sistemático, orientado a ubicar el desarrollo sustentable en el centro de la agenda global. Quienes hoy tienen hambre y pobreza no necesitan más diagnósticos; exigen acción. El hambre no reconoce ni respeta fronteras, religiones ni etnias”, insistió. “El mundo tiene sobrados recursos para saciar el hambre”, acometió.
Kirchner reseñó que las naciones desarrolladas gastan en subsidios a su producción 300 mil millones de dólares al año, una cifra que supera en 6 veces la ayuda directa que destinan a países pobres, y se quejó de que estos últimos pierden casi 40 mil millones al año por el proteccionismo agrícola de los países industrializados.
Kirchner instó a un cambio en el rol de las potencias “si quieren tener un país más seguro” y señaló que la pobreza “no es sólo negativa desde el punto de vista moral o de filosofía sino también desde un punto de vista puramente económico”.
El jefe del Estado evaluó que existen “evidencias empíricas del fracaso de la teoría del derrame que indica que por sí solo el mercado reduce los niveles de pobreza” y reclamó al sistema internacional que propicie un esquema de comercio más equilibrado y más justo, además de “un tratamiento realista de la deuda externa que no comprometa el crecimiento económico de los países endeudados”.
Otros conceptos del patagónico que figuraron en su discurso fueron los siguientes:
- En la década del ‘90 “el pensamiento dominante desvinculó la gestión macroeconómica del desarrollo de la sociedad”.
- Juzgó como relevantes los debates en marcha con los organismos multilaterales de crédito “sobre la necesidad de reformar la contabilidad fiscal para considerar los gastos en infraestructura como una inversión”.
Los conceptos del mandatario parecen adelantar la línea discursiva que sostendrá hoy, cuando le toque hablar ante la 59º Asamblea General de la ONU, en la apertura de las sesiones ordinarias. Multilateralidad, cambio de rol de los países desarrollados, plan por la equidad social y fin de las políticas de subsidios agrícolas, estarán en los 5 minutos que tendrá Kirchner en el estrado, al que subirá a las 18 de Nueva York.
El texto, celosamente guardado en la delegación nacional, fue terminado de pulir anoche por el propio mandatario, el canciller Rafael Bielsa, la senadora Cristina Fernández y el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.