EL PAíS
› EL GOBIERNO QUIERE UNIFICAR LAS ELECCIONES DE 2005
A votar de Ushuaia a La Quiaca
En la Casa Rosada confirmaron que impulsarán la unificación de los comicios de 2005. Quieren hacerlo por decreto, aunque en el Congreso dicen que debe ser por ley. Los gobernadores apoyarían.
› Por Martín Piqué
“Para unificar las elecciones no hace falta una ley. Siempre se hizo por decreto.” Un ministro que frecuenta mucho el despacho presidencial confirmó ayer a Página/12 que el Gobierno impulsará la unificación de los comicios en todo el país. Será por decreto, aunque existen dudas sobre cómo debería ser la convocatoria a las urnas. En el Congreso estimaron que la unificación del acto eleccionario debería salir por ley. En caso contrario, dijeron, Néstor Kirchner tendría que firmar un decreto fijando la fecha de la ciudad de Buenos Aires y esperar que los gobernadores acepten el mismo calendario. En la Justicia electoral, en tanto, concluyeron que si el Presidente firma un decreto los gobernadores “no se pueden negar”. “Legalmente tendrían que hacer un planteo y el expediente podría terminar en la Corte”, analizó la fuente ante una consulta de este diario.
La idea de agrupar en una sola fecha las elecciones legislativas de todas las provincias trascendió hace dos semanas. Después hubo silencio, mientras comenzaban las interpretaciones. Ayer el Gobierno retomó el tema, confirmando que la iniciativa está en la agenda de la Casa Rosada. “Es lo que te piden todos. Si los gobernadores están pidiendo unificar la fecha, ellos quieren nacionalizar la elección”, contó el miembro del gabinete. Según el funcionario, la unificación de las listas tiene el apoyo seguro de los gobernadores porque les permitiría obtener mejores resultados.
En el primer piso de la Rosada creen que en las provincias preferirían un escenario electoral en el que se plebiscitara la gestión de Kirchner. Eso les permitiría hacer valer la relativa sensación de progreso que comparten muchas economías regionales, vinculadas principalmente con la exportación. Pero en este tema, claro, los beneficios son mutuos. Si los gobernadores buscan que los votantes opinen sobre la Nación y no tanto sobre lo local, en el Gobierno quieren compensar una eventual derrota en el distrito más complicado para el PJ: la ciudad de Buenos Aires. En la Rosada saben que los humores del electorado porteño son volátiles.
Para satisfacer esas necesidades, en el Ejecutivo ya están analizando una fecha tentativa: sería el domingo 23 de octubre de 2005. Si el Presidente lo aprueba y los gobernadores se pliegan, ese día se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la de Senadores. En cambio, la elección de los legisladores provinciales quedará en manos de los mandatarios de cada distrito, ya que esa es una potestad exclusiva de ellos. En el Gobierno dicen que la mayoría de los gobernadores, tanto justicialistas como radicales, habrían anticipado su aceptación. Por si acaso, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, recibió el encargo de buscar los “consensos necesarios”.
Mientras Kirchner está de viaje por Nueva York, en la Rosada aseguran que el decreto estará listo para ser firmado en “una o dos semanas”. En el Gobierno, mientras tanto, confían que será difícil oponerse al proyecto de unificar las elecciones porque permitirá reducir gastos. De hecho, ayer repetían lo mismo en la Justicia electoral. “Es conveniente unificar todas las elecciones en el país por una cuestión práctica. Así se instala la idea de que tiene que haber una elección única y se trabaja con el correo. Eso nos va a ser más fácil controlar los gastos”, explicaron a Página/12 desde el fuero electoral. Desde ámbitos políticos, en tanto, se puso como ejemplo el año 2003 para advertir las dificultades que causó a la “gobernabilidad” la sucesión de elecciones en diversos distritos.
La unificación –o su reverso, el desdoblamiento– de las elecciones siempre respondió a intereses políticos. En 1999, por ejemplo, cuando Eduardo Duhalde se preparaba para competir con Fernando de la Rúa, el entonces presidente Carlos Menem ordenó separar las presidenciales de los comicios provinciales para elegir gobernador. En aquel momento, Duhalde consideró que esa medida perjudicaba sus chances de llegar a la Rosada.