Luego de diez años de hegemonía alfonsinista, la nueva conducción de la Convención Nacional de la UCR buscará explotar una imagen de “renovación interna” para llevar adelante una empresa que, a simple vista, no parece sencilla: recuperar el protagonismo político como alternativa de oposición. “Para avanzar en el menor plazo posible hacia ese objetivo, la UCR tiene que armar una agenda más cerca del centroizquierda que del centroderecha”, aseguró Adolfo Stubrin a Página/12. El triunfo de Stubrin en la Convención significa una victoria del titular del partido, Angel Rozas, sobre la tradicional entente bonaerense conformada por el ex presidente Raúl Alfonsín y el diputado Leopoldo Moreau, que había postulado a Luis “Changui” Cáceres.
El nuevo presidente de la Convención logró imponerse en la madrugada de ayer sobre Cáceres, gracias al apoyo de la alianza que Rozas conformó con el grupo de intendentes bonaerenses “rebeldes” bautizados como Grupo Olavarría, los líderes de las provincias chicas, y otros dirigentes como los ex diputados Jesús Rodríguez y Juan Pablo Baylac. Otro aliado en esta disputa fue el diputado mendocino Roberto Iglesias, quien el año pasado había enfrentado al ex gobernador chaqueño en la interna del Comité Nacional.
Pocas horas después de su triunfo, Stubrin comenzó a definir algunos de los lineamientos futuros, tanto en el frente interno como externo de la UCR. “El Gobierno sabe que, en cuestiones sensibles, como pueden ser las presiones de los organismos internacionales por la deuda, contará con nuestro apoyo. Pero eso no significa que el radicalismo abandone las convicciones partidarias que hoy lo convierten en la oposición más orgánica”, explicó el ex diputado santafesino, que reemplazará en el cargo a Sergio Montiel. “Seremos –dijo– una oposición independiente, firme y constructiva, y crítica implacable de la manía de concentración de poder del presidente (Néstor) Kirchner.”
Puertas adentro, la UCR parecía por momentos seguir disputando su batalla interna ayer por la tarde. Leopoldo Moreau, por ejemplo, reconoció el triunfo de Stubrin y destacó el marco abierto y democrático en el que se desarrolló la elección de las nuevas autoridades de la Convención. Pero al mismo tiempo advirtió sobre “algunos caudillos”, que pudieran llevar al partido a “alianzas disparatadas, como suponer que el radicalismo pueda unir sus fuerzas con (Ricardo) López Murphy”.
El que se sintió aludido fue Angel Rozas, quien pocas horas después salió al cruce con un comunicado en el que ratificó su “compromiso y pertenencia al campo progresista”. “Hay gente que no sabe asumir que perdió”, dijo por su parte otro dirigente que trabajó por la derrota del alfonsinismo.
En esa línea, Stubrin dejó en claro que “no es factible un vínculo con el centroderecha”. “Los problemas de la Argentina –señaló– no pueden tener soluciones con esa tendencia, porque sería lo mismo que regresar a la década del 90. Las respuestas tienen que venir de una posición más bien de centroizquierda.”