EL PAíS
› COMO SE ARMA EL MOSAICO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Los míos y los tuyos
Mientras que en la Rosada hacen presagios favorables a la incorporación de sus hombres en listas de legisladores en todo el país, se pone el ojo en la provincia, donde los intendentes del PJ no jugarán contra Kirchner.
› Por Sergio Moreno
“Nadie se rebela con el que le va bien.” La máxima, emitida por un hombre del Presidente, especialista en lodos electorales, hace las veces de verdad peronista de ocasión en la Casa Rosada. Remite al espíritu de optimismo que capea entre los estrategas de Néstor Kirchner y refiere a los intestinos del peronismo. “Si el acuerdo con (Eduardo) Duhalde se mantiene, y todo indica que se va a mantener, las cosas marcharán muy bien”, colige un experimentado integrante del Gabinete, conocedor de los espíritus en pugna. Sin embargo, alerta: “entre los diputados nacionales bonaerenses (del PJ) empieza a crearse una fractura; no es grave pero puede llegar a molestar”.
“Calma chicha” llamó un consejero presidencial al momento político. Tranquilizadas temporariamente las aguas sobre asuntos de inseguridad, languideciendo el fenómeno piquetero, sobre un trasfondo de crecimiento económico sostenido y posibilidad de salir a corto plazo del default con los bonistas privados, los hombres del Gobierno se entusiasman con lo que dan en llamar serenidad política. “El Presidente se volcó de lleno a la gestión, no hay ruidos desde el Gobierno, la derecha pierde su discurso cuando no hay secuestros, no veo a nadie que pueda parársenos enfrente”, arriesga el funcionario, convencido de que, así las cosas, quienes pueden hacer daño al Gobierno anidan intramuros del PJ.
El crecimiento económico post crisis del 2001 comenzó en el interior, inicialmente en el campo. Muchas provincias están experimentando bonanzas impensadas hace dos años. El inmenso superávit fiscal nacional es derramado generosamente en los distritos del interior. Ambas situaciones conjugadas otorgan al gobierno nacional poder de encuadramiento a los mandatarios provinciales, así como un alto nivel de popularidad al Presidente. Como una breva caerá la aceptación de los gobernadores a abrir sus listas a los hombres de Kirchner. “En todo el país se va a arreglar. Ya están negociando los lugares en las listas de diputados y senadores con todos los gobernadores peronistas y nos está yendo bien”, dice un viejo consigliere de la Rosada. Pero aclara: “Se negocia en todas las provincias, menos en la de Buenos Aires”.
Dientes apretados
Viejo habitante de palacio, un sabio cortesano arroja su mirada sobre el distrito más grande del país. “Los que decían que el tiempo jugaría a favor de Duhalde se equivocaron. Ahora el tiempo favorece a Kirchner. Todos se van a encolumnar. La jugada de Cristina (Fernández de Kirchner, CFK) es la que cuadra”, dice el confidente de Página/12, para quien el ex presidente no está callado por casualidad. “Quiere arreglar. Si debiesen cerrar las listas de diputados y senadores ahora, el acuerdo sería 50 por ciento para uno y 50 por ciento para el otro; sin embargo, si se acuerda con los bonistas y el FMI, la relación será más favorable para Kirchner. El tiempo juega a su favor”, abunda. Otro miembro del gabinete nacional,que ha sabido pisar la tierra a ambas márgenes de la General Paz, acomete: “Duhalde es el jefe de un ejército que no sabe dónde está la batalla. Lo veo muy deprimido, no sabe qué hacer”.
Un tercer hombre, ensaya: “Está ocurriendo lo que el propio Duhalde dijo: Kirchner es lo nuevo y él es lo viejo. Duhalde se va (de la política) con Menem; se va mejor que Menem, pero se va al fin”.
¿Qué está pasando ahora en el territorio de marras? Los intendentes son propensos a dejar pasar la fecha de confrontación, 2005, ya que sus destinos no se definen en esta partida. A lo sumo acomodarán su tropa a la grupa del caballo que creen ganador, en este caso, detrás de los colores de CFK cuando se lance a la carrera por la senaduría. “Si alguien, pongamos Duhalde, les pide que se jueguen en contra de Kir-
chner, les van a preguntar por qué quiere que se pierda el Concejo Deliberante. Duhalde sabe eso y sabe que los muchachos luchan por su supervivencia. Los intendentes, que tienen los ‘fierros’ del aparato, van a estar quietitos”, estima un antiguo operador del peronismo.
Tales conjeturas distan de ser ensayos teóricos. Quienes abonaron al debate conocen a los actores de esta obra, hablan con ellos y comparten tanto la información cuanto los pareceres con este reportero. Si bien hay coincidencia en que el futuro se avecina favorable para los pingüinos, también llama la atención un sector que muestra su bruxismo a quien lo quiera ver. “Los que aprietan los dientes son aquellos que tienen su destino atado al de Duhalde, que sin él no son nada. Esos van a dar batalla. Muchos de esos hoy son diputados nacionales, y ya están haciendo ruido”, cuenta un hombre de la Rosada que no pierde el rastro de lo que ocurre en los costados más opacos del poder.
Los conjurados
Los lugares de conjura son, por lo general, sitios de reunión donde poder intercambiar ambiciones y oprobios recibidos, donde poder reconocer a los pares de desventura, donde aunar voluntades, donde complotar. El Congreso es uno de esos lugares.
“Veo una pequeña fisura armándose en el bloque bonaerense de diputados nacionales. Hay gente que se pregunta para qué están, por qué hay que levantar siempre la mano para aprobar las leyes que propone el Ejecutivo, si desde la Rosada los ignoran, no los reciben. Incluso, como Duhalde dice que hay que apoyar al Gobierno en todo, ya han empezado a cuestionar por qué hay que hacerle caso en eso. Su lógica es “si no nos llevan el apunte, hagamos quilombo, levantémonos, para que nos den bola”, relata el contertulio de este diario. Según la fuente, este grupo (al que denominó “los más gurkas”) está formado por Daniel Basile, Graciela Camaño, Oscar Rodríguez –”que siempre fue anti Kirchner”– y la propia Hilda “Chiche” Duhalde. “Ahora van a dar la batalla para trabar los poderes especiales para el Ejecutivo; después encontrarán otra cosa”, abunda.
Pero como a toda acción corresponde una reacción, entre los bonaerenses coexisten también quienes opinan –y hacen– lo contrario. Obviamente, este grupo está encabezado por José María Díaz Bancalari y, por nombrar algunos que pueden sorprender, engrosan estas filas Alfredo Atanasof, Juan José Alvarez y Carlos Ruckauf. “Rucucu está hecho una seda; dice que hay que apoyar al Gobierno en todo lo que proponga”, resalta el confidente.
Díaz Bancalari, fiel centurión del Presidente, ha armado un grupo de reflexión y praxis al que reúne todos los martes en la sede nacional del PJ, en la calle Matheu al 100. La tenida es gastronómica y se arma después de las reuniones de bloque que suelen ser también los martes, un día antes de las sesiones. El caso de Eduardo Camaño, presidente de la Cámara baja, es especial. “El sabe que no estará en ese cargo después de 2005”, cuenta la fuente, señalando su destino.
Policiales
Un párrafo especial merece otro desembarco en la provincia que ha hecho el Ejecutivo nacional. La designación de Aníbal Fernández al frente de las fuerzas de seguridad ha derramado en el conurbano tal como quería Kirchner. Fernández hizo en sus primeros días incursiones en territorio bonaerense y mantiene el ojo –y algo más– siguiendo el mapa del delito en el corazón del delito, ese cordón de miseria, exclusión y contrastes que rodea la Capital Federal.
“Algo cambió cuando Aníbal se hizo cargo de la seguridad”, estima uno de sus pares en el Gabinete. Para el funcionario, las características negociadoras y de mando del bigotudo quilmeño están dando resultados. “El (Fernández) conoce a la Bonaerense y sabe de sus puntos sensibles. No es casual que a pocos días de haber asumido atraparon al Hígado Muñoz (sindicado como el jefe de una banda de secuestradores) y lo mataron cuando intentaba escaparse; eso tiene que ver con los nuevos mandos”, relata el hombre.
La reflexión del consejero presidencial dibuja sin tapujos un campo de batalla donde los riesgos que corre el Gobierno son mayúsculos: “Si bajamos el delito, generamos tranquilidad, le viene bien a la gente, a los intendentes y a todos. Aníbal es hombre de Kirch-ner; (León Carlos) Arslanian (ministro de Seguridad bonaerense) es visto también como un hombre del Presidente, no se olvide que fue él quien lo convenció para que agarre el cargo. Con el delito perdemos todos, si empezamos a bajarlo va a ser difícil que perdamos otras pulseadas”.
El acuerdo con los bonistas y el FMI parece una tarea menos compleja.