EL PAíS
El macrismo deshoja margaritas para ver con quién se va a aliar
Unos quieren ser ultraopositores y pactar con López Murphy. Otros hablan de Duhalde y su aparato. Macri, mientras, en la duda.
› Por José Natanson
El macrismo está dividido. Un sector, liderado por Eugenio Burzaco, impulsa un acuerdo con Ricardo López Murphy para avanzar en un frente ultraopositor. Otro grupo, encabezado por el peronista-liberal Horacio Rodríguez Larreta, presiona por una alianza con Eduardo Duhalde, que le permita presentarse en la provincia con su aval, aunque sea disimulado. En el medio, un Mauricio Macri atormentado, que aún no decide qué hará en las elecciones del año que viene y que escucha a todos, incluso a aquellos que le recomiendan no presentarse.
El Macri ultraopositor
Aunque en las elecciones del año pasado triunfó sobre Aníbal Ibarra en la primera vuelta y obtuvo un nada despreciable 46 por ciento en el ballottage, la perspectiva electoral de Macri se fue complicando con el paso de los meses. En la Capital, las encuestas lo ubican en un tercer lugar, detrás de Elisa Carrió y Rafael Bielsa. En la provincia de Buenos Aires, aunque su expectativa de crecimiento es mayor, tampoco tiene por delante una disputa fácil. Para colmo, las idas y vueltas en torno de sus posibles aliados –hubo reuniones con López Murphy y con Duhalde– embarullaron aún más la discusión, y el resultado es que hoy Macri no sabe qué distrito es el más conveniente, qué aliados resultarán más taquilleros y qué perfil político debe imprimirle a su candidatura. Sus seguidores, enfrentados, defienden diferentes posiciones.
La primera es retomar el diálogo con López Murphy, interrumpido desde los coqueteos con Duhalde, y trabajar en la conformación de una alianza anti Kir-
chner. El principal defensor de esta opción es Burzaco, responsable del área de seguridad de Compromiso para el Cambio y autor del libro Rehenes de la violencia (Atlántida). En materia de seguridad, Burzaco sintoniza con las propuestas de López Murphy de aplicar la mano dura con los piqueteros y criminalizar al máximo la protesta social. Escribió un artículo en La Nación bajo el título “La extorsión piquetera”, donde mezcla denuncias sobre “el desafío amenazante” de las organizaciones sociales con algunos anglicismos copiados de los papers del Banco Mundial: sostiene con enojo, por ejemplo, que los piqueteros lograron que el Gobierno los “empodere” (traducción de “empowerment”) al cederles el control de los planes sociales.
Pero Burzaco no es el único. Algunos legisladores porteños que se acercaron a Macri desde el radicalismo, como Florencia Polimeni, también defienden la alianza con López Murphy. El argumento político es sólido: la decisión de Kir-
chner de replegarse al PJ y recomponer su relación con Duhalde habría abortado cualquier posibilidad de una candidatura peronista o neoperonista. “Nuestro lugar es la oposición, y eso sólo es posible por fuera del PJ”, explican.
No aclaran en qué distrito se debería concretar el frente opositor: si la Capital, donde la única candidata de centroderecha confirmada es Patricia Bullrich; o la provincia, donde López Murphy ya anunció su postulación. “Una posibilidad es que Macri y López Murphy vayan juntos en la provincia, uno de diputado y otro de senador, para unir fuerzas contra Cristina Kirchner”, se entusiasman cerca del presidente de Boca. El problema, claro, es que los dirigentes que ingresaron a la Legislatura porteña en la boleta macrista se quedarían a la deriva sin la única figura capaz de articular una coalición opositora. Quizá por eso, el peronista Diego Santilli, actual legislador porteño, dice a quien quiera escucharlo que ya tiene domicilio en Pilar, provincia de Buenos Aires.
El Macri duhaldista
La otra alternativa es profundizar el diálogo con Duhalde, con quien Macri se reunió en Montevideo y que acercó una adhesión, muy aplaudida, al lanzamiento de Compromiso por el Cambio en la provincia. Su defensor más entusiasta es Rodríguez Larreta, ex director del PAMI en tiempos de Cecilia Felgueras y ex vicepresidente de la DGI. Viejo conocido de Duhalde, a quien le debe su designación al frente de la caja jubilatoria bonaerense durante la gestión de Carlos Ruckauf, el hombre mezcla en dosis iguales peronismo y neoliberalismo estilo Harvard. El año pasado acompañó al presidente de Boca en la disputa por la Jefatura de Gobierno de la ciudad, en una decisión criticada por otros integrantes de la coalición, que sugerían con sorna un slogan de campaña: “Macri-Rodríguez Larreta, la fórmula de Recoleta”.
Al principio, los impulsores de la alianza con Duhalde se entusiasmaban con la posibilidad de una ruptura entre el ex presidente y Kirchner, que derivaría en el nunca concretado quiebre del justicialismo. Sin embargo, la tregua política y el preacuerdo para que Cristina encabece las listas del PJ bonaerense clausuraron, al menos por el momento, la posibilidad de que Macri se convierta en el candidato del duhaldismo en la provincia.
Algunos operadores del presidente de Boca no pierden la esperanza y aseguran que Duhalde, aun en alianza formal con el Gobierno, podría permitir que ciertos sectores de su gigantesco aparato acompañen a Macri. “Es una alternativa para descomprimir”, explica un duhaldista de diálogo cotidiano con Macri. Y acerca algunos ejemplos: “En San Martín, el aparato está manejado por Graciela Camaño. Carlos Brown, que fue intendente, quedó afuera, y ahora no tiene ningún lugar. A un tipo como él la opción Macri le cerraría, y lo mismo ocurre en otros lugares. En La Plata, por ejemplo, hay un sector del partido que rompió con (el intendente, Julio) Alak y se fue del PJ. A ellos también les serviría que Macri se presentara”, abunda el duhaldista. Y concluye: “No hay que verlo como una jugada maquiavélica sino como un modo de contener. Algo parecido a lo que hizo Duhalde en el 2001 con el Polo Social, pero por derecha”.
El Macri que duda
Todavía falta un año, una eternidad para la política argentina, pero lo cierto es que el empresario no tiene claro qué opción es la más conveniente. Para complicar aún más el panorama, algunos hasta le sugieren que deje pasar el turno electoral del 2005. “Puede decir que lo suyo son los cargos ejecutivos, que no quiere ir al Congreso”, explica un amigo de sus amigos, que no comulga con ninguna de las opciones anteriores.
En los planes de este grupo, el 2007 presentaría un horizonte más favorable. “Se disputan cargos ejecutivos, y en eso tiene más chances. Siempre está la posibilidad de volver a pelear la Capital, pero también hay otras opciones. Si se rompe la relación entre Duhalde y Kirchner, puede ser un buen candidato a gobernador de la provincia, o incluso a presidente”, se esperanza el macrista.
Aunque la especulación quizá suene a un ejercicio apresurado de futurología, es innegable que el 2005 se perfila complicado para las ambiciones de Macri y que el 2007 parece, por ahora, más favorable. En cualquier caso, la idea de dejar pasar las elecciones del año que viene no tiene muchos adherentes en el macrismo: un número importante de dirigentes perderían su figura de arrastre y correrían riegos serios de quedar afuera de las listas. “Quizá dejar pasar las elecciones del año que viene sea sensato, y a Macri no le disgusta la idea, pero está muy presionado. Todos quieren que se presente”, concluyen cerca del empresario.