Lun 27.09.2004

EL PAíS  › SEGUNDO JUICIO ORAL CONTRA EL ASESINO DEL GENERAL PRATS

Arancibia, de vuelta al banquillo

Condenado por el asesinato de Prats y de su mujer, el ex agente de la DINA Enrique Arancibia Clavel irá hoy de nuevo a juicio por el secuestro de dos chilenas en Buenos Aires, en 1977.

› Por Victoria Ginzberg

Laura Elgueta Díaz y Sonia Magdalena Díaz Ureta fueron secuestradas en Buenos Aires el 12 de julio de 1977. Veinte años después reconocieron a uno de sus captores: Enrique Lautaro Arancibia Clavel. Estaba en los diarios. Acababa de ser detenido por el crimen de Carlos Prats y su mujer. Elgueta fue testigo en el juicio oral por ese hecho que se realizó en 2000 contra el miembro de la DINA –la policía secreta pinochetista–. Su relato provocó que se abriera una nueva causa contra el agente chileno. Hoy se realizará el segundo juicio oral que el hombre afrontará en el país. En esta ocasión debe responder por la privación ilegal de la libertad de las dos ciudadanas chilenas, Elgueta y Díaz.
Al declarar ante el Tribunal Oral número 6, que condenó a Arancibia por el asesinato de Prats, Elgueta relató que fue secuestrada en 1977 “cuando tenía 18 años y ninguna participación política”. Dijo que entendía que su detención obedecía simplemente a que era hermana de Luis Elgueta Díaz, que fue detenido y desaparecido en 1976 en Buenos Aires, ya que le preguntaron sobre las vinculaciones políticas de su hermano en Chile.
Luego se sumó al expediente el testimonio de su cuñada, Díaz, quien narró que en julio de 1976 abandonó Argentina –donde había venido escapando de Chile– debido a la detención de su cuñado, pero que un año después volvió de visita para que su familia conociera a su hija, de seis meses. Unos días después de haber llegado a Buenos Aires se presentaron en la casa de su suegra unas veinte personas que dijeron ser miembros de las Fuerzas Conjuntas del Ejército. Y les informaron que ella y su cuñada debían ser llevadas a un “breve interrogatorio” por averiguación de antecedentes.
El relato de ambas mujeres coincide al describir cómo las subieron a distintos autos, las tiraron al piso, las vendaron y las insultaron. Las llevaron a lo que después supieron que era el centro clandestino Club Atlético. Allí fueron “recibidas” por otros hombres. Por el acento percibieron que eran chilenos. “Las insultaron, les quitaron los documentos y las joyas y las hicieron descender a patadas por una escalera hacia un subsuelo en donde las hicieron desvestir, las golpearon y las manosearon”, señaló el fiscal Miguel Angel Osorio en el requerimiento de elevación a juicio. Cuando le preguntaron a uno de los chilenos por qué estaban allí, les contestaron: “Porque Pinochet lo quiere”.
Ambas fueron interrogadas en muy malos términos y Díaz fue torturada. Los militares estaban convencidos de que estaba en Buenos Aires “en alguna misión importante”. Finalmente, luego de ocho horas, las dejaron en libertad y las amenazaron para que abandonaran el país inmediatamente.
Durante su interrogatorio, a Elgueta se le corrió la venda que le habían puesto en los ojos y pudo ver que en la sala había dos hombres. Uno estaba vestido con un piloto blanco.
Para liberarlas, las subieron a un auto y les destaparon las caras. Allí las dos vieron al hombre del impermeable. Dos décadas después, cuando la foto de Arancibia se publicó en los diarios porque había sido arrestado por los asesinatos de Prats y Sofía Cuthbert –ocurridos en Buenos Aires en 1974– lo reconocieron. Ninguna tuvo dudas de que era el hombre del piloto. Elgueta se conectó de inmediato con la familia Prats para ponerse a su disposición y así terminó como testigo en el juicio.
Como no existía causa judicial en la que estuvieran siendo investigados los secuestros de las dos mujeres, el Tribunal Oral número 6 ordenó la apertura de un nuevo expediente que fue luego impulsado por la abogada Alcira Ríos. Ahora será el Tribunal Oral 5 el que juzgue a Arancibia.
“Se puede afirmar, sin lugar a dudas y tal como se desprende de la sentencia del caso Prats, que el imputado fue agente secreto de la organización DINA y que actuó en la República Argentina en coordinación con las fuerzas de seguridad argentinas para llevar a cabo actos ilícitosque atentaron contra la libertad y la vida de las personas”, señaló Osorio al pedir la apertura del juicio.

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