Por Ricardo Romero *

Haciéndose eco más de los organismos internacionales que del “Que se vayan todos”, la campaña de ¡Reforma Política Ya!, impulsada desde el gobierno por Marta Oyhanarte, concentró todos sus esfuerzos en modificar el sistema de elección, presuponiendo que hay un problema de representación. Cayendo en un debate técnico sobre cómo elegir al mejor candidato, sin comprender que el punto está en cómo éstos gobiernan. El ejemplo más claro del planteo es que se ve el soborno en el Senado, al votar la Ley Laboral, y no se cuestiona la política que sustenta esta corrupción. Precisamente, la crisis del 2001 marcó el hiato más grande que provoca la delegación republicana. De la Rúa se subordinó al mandato del capital financiero y tiró por la borda todas las esperanzas depositadas en él, por parte del progresismo, al entregar los derechos laborales. Concentrar el tema en el mecanismo no ve el problema político de quién gobierna.
Ya desde los años ’60, Silvio Frondizi ponía el acento en que la crisis de la democracia residía en la delegación que hicieron los pueblos de su soberanía. Reclamaba entonces devolver esta potestad a la ciudadanía para garantizar la universalización de la cultura, como él llamaba a la democracia. Lo sugería a través de Concejos donde la ciudadanía pueda participar en la toma de decisiones de gobierno. Su anhelo era que generar no representantes, sino mandatarios del poder popular. Sería importante cambiar la lógica: “De elegir para que hagan, para decidir qué queremos que hagan”. Recordar a Silvio Frondizi al cumplirse 30 años de su asesinato, sucedido el 27 de septiembre de 1974, puede ser un buen momento de reflexionar sobre qué reforma política necesitamos y, mediante la participación, encontrar en sus ideales el camino de recuperar la voluntad general. La actualidad del pensamiento de Silvio Frondizi nos convoca a rendirle homenaje como el politólogo que hoy necesita la sociedad argentina.
* Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno.