EL PAíS
› PELEAS INTERNAS ENTRE LOS RADICALES POR EL GOBIERNO
El juego que más les gusta
Divididos en tres grupos los diputados y cuestionada la jefatura del bloque en Senadores, el apoyo al Gobierno de Duhalde encrespa los ánimos del radicalismo parlamentario. Lo que vendrá.
› Por Felipe Yapur
Entre los radicales la intransigencia se considera una marca de nacimiento, una virtud, un orgullo. Sin embargo, también incluye su peor defecto que no es otro que la devoción enfermiza por la lucha interna. Ahora, dicha pasión está exacerbada por dos hechos recientes: el fracaso del gobierno de Fernando de la Rúa y el posterior apoyo político a la administración de Eduardo Duhalde por parte del sector que lidera Raúl Alfonsín. Hoy, el campo de batalla de la UCR se despliega entre las bancas de sus diputados y senadores. En la Cámara baja, por caso, la ruptura es una posibilidad que a duras penas el presidente del bloque, Horacio Pernasetti, consigue postergar. En el Senado, la convulsión interna se tradujo en la renuncia del delarruista Juan Carlos Passo a la vicepresidencia primera de la bancada. La razón es la disconformidad con la colaboración que su partido presta al gobierno nacional.
El bloque radical de diputados está dividido en tres grupos bien diferenciados y enfrentados entre sí. En lo único que coinciden es en mantener en la presidencia al catamarqueño Pernasetti. Y hasta por ahí no más. Todo depende de cómo evoluciona la crisis.
El más duro de los sectores internos es el denominado “Talibán”. Allí militan una docena de legisladores que todavía responden al ex presidente de la Cámara Rafael Pascual y por ende a De la Rúa. Entre las caras más visibles aparecen el tucumano Carlos Courel, el cordobés Alejandro Balián y el recién llegado Melchor Posse.
Los Talibán acusan a la llamada “Alianza radical” (alfonsinistas) de apostar al gobierno duhaldista y, sobre todo, de “haber formado parte del complot que derrocó a De la Rúa”. Su enceguecida defensa de la fracasada administración anterior los llevó incluso a cuestionar a Pernasetti como presidente del bloque por considerarlo “demasiado permeable a la estrategia de los radicales bonaerenses” y –cuesta creerlo– por su nula reivindicación del gobierno de la Alianza. En su reemplazo promovieron a Posse para ese puesto. Dieron marcha atrás luego de comprobar la escasez de voluntades que convocaba su propuesta. Pero la candidatura del ex candidato a vicegobernador todavía no se desechó. Si deciden romper, estará al frente de la nueva expresión radical.
El “grupo federal”, de 46 integrantes, es el más numeroso, aunque la cantidad no es garantía de influencia. Si bien en el grupo hay duros, como el sanjuanino Mario Capello y el fueguino Luis Trejo, ambos miembros de la mesa de conducción no llegan al nivel de los Talibán. Critican a sus colegas alfonsinistas pero todavía no hablan de ruptura.
En la “Alianza radical” hay unos veinte legisladores. La mayoría es bonaerense, pero también confluyen algunos santafesinos, mendocinos y santacruceños. Este grupo por ahora consigue liderar el bloque. Su fortaleza se basa –y ellos mismos lo reconocen– más en la desorientación y debilidad de los otros grupos que en la convicción de continuar respaldando al gobierno de Duhalde. “Sabemos que nuestra suerte está atada a la del gobierno y ante su fracaso, los otros sectores se avalanzarán sobre nosotros. Pero la magnitud de la crisis nos obliga a apostar a este acuerdo parlamentario”, justifica uno de los integrantes de este sector donde militan, entre otros, Leopoldo Moreau, Ricardo Vázquez, Margarita Stolbizer, Pascual Capelleri y Carlos Iparraguirre.
En cuanto a la posible ruptura, los bonaerenses desconfían de la “decisión” de los Talibán de concretarlo. En todo caso, aseguran, “preferirán mantener un perfil más independiente, no votar con el bloque, pero jamás abandonarlo”.
Hasta anoche la convulsión interna de los radicales del Senado se mantenía amordazada. Pero todo estalló cuando el delarruista Passo le envió al titular del bloque, Carlos Maestro, su renuncia a la vicepresidencia primera de la bancada. El senador acusa a su bloque y a su partido de ser “un radicalismo faldero de un gobierno sin ideas que no merepresenta”. Son críticas directas a Alfonsín, a quien cuestionan además por su fuerte injerencia en las decisiones del bloque y por que “se corta solo” a la hora de dialogar con el gobierno. A Maestro, en tanto, lo acusan de “personalista”, pero en realidad no le perdonan haber sido quien anticipó públicamente la renuncia de De la Rúa.
Todo indica que la renuncia de Passo no será la última y en poco días más podría ser seguido por otros miembros de la conducción del bloque. Sin embargo, todavía no se habla de ruptura y sólo de internas, el juego que mejor juegan los radicales.