Vie 19.04.2002

EL PAíS  › DUHALDE ENDURECIO SU DISCURSO CONTRA EL FMI

Pensando en la tropa propia

“No podemos decirle que sí a todo lo que nos plantean”, dijo ayer el Presidente. El cambio de discurso busca contener a los gobernadores, incluido De la Sota que vuelve a pensar en elecciones.

› Por Diego Schurman

Nunca lo había hecho desde que asumió el poder. Pero la presión de los gobernadores, con sus provincias al borde del colapso, y la presunción de un fracaso en las negociaciones con el Fondo Monetario, cuya ayuda sería mínima, lo hicieron cambiar de speech. Por eso ayer Eduardo Duhalde recuperó aquel tono de campaña para fustigar al organismo internacional de crédito. “No podemos a todo lo que nos plantean decirles que sí”, endureció el Presidente, quizá decidido a descomprimir la situación interna.
Duhalde aseguró que el programa de ajuste del FMI lejos de ser sustentable llevará al país “a dificultades mayores”. Y que por ello el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, aportará hoy, en Estados Unidos, alguna sugerencias para morigerar el paquete.
“Para nosotros firmar un acuerdo que sabemos que no se va a cumplir es peor. Es peor el remedio que la enfermedad”, dijo el presidente.
En realidad, en la Casa Rosada están sumamente preocupados por la reticencia de los gobernadores a cumplir con las exigencias del Fondo. La mayoría de los mandatarios no sólo se plantó frente al cronograma propuesto por Anoop Singh para la eliminación de los bonos locales, sino también frente a la idea de producir nuevos despidos en sus administraciones.
Con una desocupación real que trepa por encima del 20 por ciento, más la estampida de precios y una recesión que se ha vuelto perenne, prácticamente no existe territorio a salvo de conflictos, por ahora focalizados pero susceptibles de transformarse en cimientos de un verdadero estallido social.
No por casualidad el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, trastabilló cuando buscó organizar una cumbre de mandatarios del PJ. No es que hayan cambiado su decisión de apuntalar a Duhalde, pero ya no están dispuestos a hacerlo a cualquier costo. Menos en base a despidos masivos, como sugirió el titular del Fondo, Horst Koehler.
Tampoco es casual que, en los últimos días, José Manuel de la Sota haya estado sondeando entre sus pares la posibilidad de adelantar los comicios para septiembre de este año. La evaluación del cordobés –que el martes concurrió presuroso a la Casa Rosada preocupado por la crisis de su provincia– la comparten algunos otros gobernadores: si Duhalde ve que ya no puede controlar la situación apelará a una salida institucional.
Claro que en política no todos tienen una lectura similar de los hechos. Muchos imaginan que aquellas manifestaciones contra el FMI, justo en medio de las negociaciones con ese organismo, pueden complicar a Duhalde. Pero en la Casa Rosada evalúan que éstas también podrían mejorar la relación de fuerza del Presidente.
Dos hechos abonan a esta teoría: la irrupción de manifestantes en el hall del Sheraton, donde se alojó Singh durante su paso por Buenos Aires. Se trató de un episodio, como mínimo, llamativo, ya que el Gobierno había dispuesto una seguridad especial. Además, varios funcionarios suelen compartir en ese hotel reuniones clave.
El otro hecho no ocurrió sino que ocurrirá la próxima semana. Es la movilización contra el FMI que organiza la CGT, que supo ser rebelde, de Hugo Moyano (ver recuadro aparte). En rigor de verdad, el sindicalista siempre despotricó contra la denominada “dictadura financiera”. Pero es curioso el abrupto despertar del camionero, luego de varios meses de haber adoptado un también curioso bajo perfil.
No pocos duhaldistas participaron con Moyano de una concentración en Plaza de Mayo contra las políticas del Fondo. El propio Duhalde llegó a decir, en plena campaña presidencial, una frase que quedó en el recuerdo: “No quiero encabezar un gobierno perverso que siga ajustando el cinturón a los trabajadores mientras los usureros internacionales se llenan losbolsillos. Hay que decirle a los del Fondo que no vengan”, dijo allá por el ‘99.
El tono de ayer también fue duro. Pero no rupturista. De hecho, después de todo dijo que aún aguardaba la ayuda. “Yo actúo como un padre de familia, que sabe que necesita dinero porque en su casa falta comida y que, si bien no se pone de rodillas, tiene a veces que bajar la cabeza” redondeó el Presidente.

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