Jue 03.01.2002

EL PAíS  › SOLA ASUME LA GOBERNACION QUE DEJO RUCKAUF

Presente griego para Felipe

Desde hace tiempo Carlos Ruckauf quería dejar la provincia de Buenos Aires. Su sueño era llegar a la Presidencia; en su lugar fue Eduardo Duhalde quien se mudó a la Casa Rosada. Sorpresivamente, el gobernador bonaerense quemó las naves y siguió al ex senador, ahora Presidente, hasta el Ejecutivo: renunció a la Gobernación del principal distrito del país y uno de los estados más poderosos de Sudamérica –acto que se concretará hoy a las 10– para transformarse en funcionario, de lujo ya que será canciller, pero funcionario al fin. Con esta decisión, abandonó una gestión deslucida, dejando una antipática herencia financiera: el Banco Provincia casi quebrado, con 2500 millones en deudas incobrables, y la emisión de 880 millones en patacones serie B, entre otras cosas.
Mientras Ruckauf trataba de explicar su dimisión (“Nuestra Nación atraviesa por momentos de singular dificultad. Ello hace necesario que todos nos sumemos para construir las soluciones que exige esta hora”, argumentó), el vice Felipe Solá se preparaba para asumir el cargo. Reunido con el intendente Mariano West (Moreno) y otros colaboradores, comenzó a delinear el futuro gabinete. A esa altura ya había renunciado el ministro de Gobierno Raúl Othacehé, un enemigo acérrimo en la provincia de Buenos Aires, y los demás ministros de Ruckauf ponían sus renuncias a disposición del futuro gobernador. Solá asumirá hoy a las 10 luego de que la Asamblea Legislativa acepte la renuncia de Ruckauf.
El hasta hoy el vicegobernador bonaerense sólo confirmó en su puesto al ministro de Obras Públicas bonaerense, Julián Domínguez. La otra certeza estaba relacionada con el ministro de Trabajo, Aníbal Fernández, quien ya había aceptado ser secretario general de la Presidencia. Para el puesto que ocupaba Othacehé sonaba el nombre de Juan José Alvarez, que está en funciones como secretario de Seguridad Interior y para asumir debería resignar ese lugar. Por otro lado, se dejó trascender que el ex intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, continuaría como ministro de Seguridad y que la cartera de Salud podría quedar a cargo de Ginés González García, ex funcionario de Antonio Cafiero. West, uno de los caciques de Solá en el conurbano, asumiría la Secretaría General de Gobierno, que durante la gestión de Ruckauf desempeñó el “Obispo” Esteban Caselli. También habían tentado a Alberto Balestrini, jefe comunal de La Matanza, quien se negaba a alejarse del conflictivo municipio de la primera sección electoral.
Pese a que Ruckauf había acordado su renuncia con Solá, su alejamiento puso de manifiesto la interna del PJ bonaerense. Al portazo de Othacehé –vinculado a la vieja derecha peronista– se sumaron las declaraciones del presidente de la Cámara de Diputados provincial, Osvaldo Mércuri. Al referirse al nuevo gabinete, Mércuri adelantó que “se irá conformando con la opinión de Solá, de Ruckauf y de algunos otros dirigentes”. Sus palabras enfurecieron a Solá, quien ante un grupo de colaboradores remarcó que “todas las decisiones las voy a tomar yo”.
Lo que le espera a Solá es difícil. La provincia aún no pagó el aguinaldo, “ni en patacones ni en bocaditos Cabsha”, como decía ayer un senador provincial del Frepaso. Y el Banco Provincia subsiste gracias a un fondo de fideicomiso de 1100 millones de pesos que aprobó la Legislatura. Ruckauf deja una costosa herencia de la gestión que comenzó el 11 de diciembre de 1999, cuando besó la imagen de la Virgen de Luján en la Catedral platense y amenazó a “los asesinos y delincuentes” con una frase de su estilo: “Es hora de que empiecen a tener miedo”.

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