EL PAíS
La condena se impuso y Cuba perdió por dos votos
Por primera vez el cuestionamiento a Fidel Castro buscado por los Estados Unidos contó con la participación activa de ocho gobiernos de América latina. Brasil y Ecuador se abstuvieron.
› Por Martín Granovsky
Nada más que dos votos de diferencia. Cuba fue condenada por 23 votos a 21 en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Fidel Castro podría considerar el resultado como satisfactorio, y de hecho el gobierno cubano habló de “triunfo moral”, pero la realidad muestra un sabor más amargo para La Habana: por primera vez la iniciativa de condena fue impulsada por América latina.
La votación estuvo a punto de fracasar por una moción china de no sufragar, que solo perdió 24 a 23.
La resolución ordena a la Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson, que envíe una inspección a Cuba y las conclusiones de esa visita deberían tratarse en la sesión del organismo el año que viene. Si todo el proceso se cumple, el triunfo de los Estados Unidos sería triple:
- Washington no fue miembro de la Comisión este año pero logró que otros países, patrocinaran una resolución contra Cuba. “El mundo está consciente de la lucha del pueblo cubano y apoya sus valientes esfuerzos para presionar por una mejor observancia de los derechos humanos y de la democracia en Cuba”, dijo un comunicado del Departamento de Estado.
- Al conseguirlo, se aseguró que el punto no saliera del Tema Nueve, como se conoce en la jerga de la ONU el capítulo de los países sospechosos o acusados por violaciones sistemáticas de derechos humanos.
- La presencia, en el 2003, de los inspectores relatando su visita le garantiza un año más de permanencia del caso cubano.
En América latina apoyaron la resolución de condena, presentada por Uruguay, la Argentina, Chile, México, Costa Rica, Guatemala, Perú y Uruguay. Además, votaron contra Cuba Austria, Bélgica, Camerún, Canadá, Croacia, República Checa, Francia, Alemania, Italia, Japón, Polonia, Portugal, Corea, España, Suecia y el Reino Unido.
Votaron en contra de la condena la propia Cuba y Venezuela. De otros continentes lo hicieron Argelia, Barein, Burundi, China, República Democrática del Congo, India, Indonesia, Libia, Malasia, Nigeria, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Sudán, Siria, Togo, Vietnam y Zambia.
Se abstuvieron del bloque latinoamericano Brasil y Ecuador. Los acompañaron Armenia, Kenia, Senegal, Sierra Leona, Suazilandia, Tailandia y Uganda.
En el continente el voto contra Cuba tuvo la legitimidad popular más baja de los últimos años (ver aparte la posición de los congresos de México y la Argentina) y provocó cimbronazos en los cuerpos diplomáticos. Por ejemplo la Cancillería mexicana debió hacer una advertencia a su embajador en La Habana, Ricardo Pascoe, luego de una pública declaración abstencionista.
Para que la resolución pudiera ser endosada por los países de América latina sus redactores eligieron una forma sutil. La clave es el artículo uno del texto aprobado ayer en Ginebra: “(La Comisión) invita al gobierno de Cuba, sin perjuicio de reconocer los esfuerzos hechos por la República de Cuba en la realización de los derechos sociales de la población pese a un entorno internacional adverso, a realizar esfuerzos para obtener similares avances en el campo de los derechos humanos, civiles y políticos, en consonancia con las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos y atendiendo los principios y normas propios del estado de derecho”.
Es una forma de reclamar la liberalización política mientras parece que se reconoce la vigencia de los derechos sociales cuando, en realidad, los reconocidos son “los esfuerzos”. La frase sobre el entorno internacional adverso podría interpretarse como una alusión al bloque comercial, pero esto no figura con todas las letras, y entonces también podría deducirse que se trata de un registro del brutal achicamiento del flujo de capitales hacia los mercados emergentes. Cuba reaccionó ante el voto pidiendo la reforma de la Comisión de Derechos Humanos. Curiosamente lo mismo hizo Human Rights Watch Americas, aunque por motivos distintos. Dijo que la Comisión corre riesgo de “degenerar” por la “estrategia cínica” de países que evitaron una condena de Chechenia, Zimbabwe y Guinea Ecuatorial.