Vie 15.10.2004

EL PAíS

La pobreza sube, pero las necesidades básicas mejoran

Un estudio de la consultora Equis revela que desde 1980 la población con necesidades básicas insatisfechas bajó el 10 por ciento. La pobreza, en cambio, en ese lapso se triplicó.

Un estudio de la consultora Equis sobre la evolución de la pobreza estructural en la Argentina revela que desde 1980 hasta la fecha la población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) disminuyó 10 puntos porcentuales. El principal factor de esa reducción fue la extensión de los servicios públicos y las obras de infraestructura realizadas durante las últimas dos décadas, ya que ese tipo de pobreza se define en función de indicadores referidos a la clase de vivienda que habita cada persona, como por ejemplo si tiene agua corriente o si su piso es de cemento. El titular de esa consultora, Artemio López, aclaró de todos modos que “en un país con planes de desarrollo e infraestructura serios la disminución tendría que haber sido aún mayor”.
En los ’80, el 27,7 por ciento de los argentinos tenía sus necesidades básicas insatisfechas. Dos décadas después, el Censo de 2001 detectó que en esa situación se encontraba entonces el 17,7 por ciento de la población. Las proyecciones indican que en los últimos tres años la cifra no ha sufrido mayores variaciones.
Lo que creció, en cambio, de manera sistemática durante las últimas dos décadas es la pobreza por ingresos; es decir, la que se determina en función de la posibilidad de cubrir la canasta básica de alimentos. Según esa forma de medición, el 15 por ciento de los argentinos era pobre en 1980 contra el 50 por ciento que en la actualidad se encuentra por debajo de la línea de pobreza. López precisó que del universo total de personas que hoy viven en la pobreza en el país, “el 60 por ciento proviene de la clase media y son pobres por ingresos. El resto tiene problemas de ingresos y además sus necesidades básicas insatisfechas”.
El estudio de Equis consigna que hay 6.343.589 personas con necesidades básicas insatisfechas, de las cuales 2,5 millones son menores de 14 años. Los datos recabados indican que el 50,8 por ciento de los hogares en situación de pobreza estructural no tiene provisión de agua y el 60,2 por ciento no posee cobertura médica. También revelaron que el 17,6 por ciento de esas viviendas tienen piso de tierra y el 71 por ciento no tiene teléfono.
Los parámetros que determinan si una persona tiene sus necesidades básicas insatisfechas son varios, y con estar incluido en sólo uno de ellos se considera que una persona se encuentra en esa condición. Pobres estructurales son aquellos que habitan en viviendas de tipo inconveniente, conviven más de tres personas por cuarto, no tienen ningún tipo de retrete y poseen algún niño en edad escolar que no concurre al colegio. También se consideran con necesidades básicas insatisfechas a los hogares cuyo jefe de familia no completó la primaria y a los que tienen cuatro o más miembros que no trabajan por cada persona que sí lo hace.
Los distritos con mayor pobreza estructural son Formosa, Chaco y Santiago del Estero, con más del 30 por ciento de su población con necesidades básicas insatisfechas. La Pampa, Santa Cruz y la Ciudad de Buenos Aires tienen menos del 11 por ciento de sus habitantes en esa situación, aunque en los barrios del sur porteño se registran índices similares a los de las provincias más pobres.
López explicó que la población con necesidades básicas insatisfechas disminuyó porque “hay más desarrollo en infraestructura”, pero destacó que no se redujo lo suficiente. “Con planes de infraestructura serios –dijo-, la pobreza estructural debería estar hoy en un dígito.”

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