“Los intereses de los países están por encima de las opiniones circunstanciales y personales”, destacó ayer el canciller Rafael Bielsa en alusión a la relación con Chile, mientras que su par chileno Ignacio Walker afirmó que “el impasse está absolutamente superado”. Las declaraciones de uno y otro persiguieron el mismo objetivo: dar por finalizada la controversia que surgió entre ambos países al trascender que antes de ser nombrado Walker había definido al peronismo como un movimiento con rasgos “fascistoides y autoritarios”. El gesto conciliatorio entre Bielsa y Walker tuvo lugar en el marco de la XIII Reunión del Consejo de Ministros de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), cuya declaración final incluyó un fuerte apoyo a la negociación encarada por la Argentina para reestructurar su deuda y también un respaldo al reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas (ver aparte).
El acercamiento entre Bielsa y Walker se produjo durante un breve encuentro bilateral que ambos mantuvieron en Montevideo, donde se desarrolló la reunión de la Aladi. Fuentes de la diplomacia argentina y chilena coincidieron en señalar que la cuestión del incidente ocupó apenas “tres minutos” de la conversación entre los cancilleres y que los restantes “15 minutos hablaron del futuro de los países de la región”.
El problema entre la Argentina y Chile por la designación de Walker surgió cuando se supo que el canciller chileno había escrito en mayo pasado una columna de opinión en la que definió al justicialismo como un movimiento autoritario, fascistoide y corrupto. En ese artículo que publicó en El Mercurio en medio de la crisis por el recorte de las exportaciones de gas argentino a Chile, Walker afirmó que “verdadero muro” entre ambos países no era la Cordillera sino “el legado del peronismo y su lógica perversa”.
El nombramiento del autor de semejante afirmación al frente de la Cancillería chilena causó profundo malestar en la Casa Rosada. Tal fue la irritación que Néstor Kirchner suspendió el viaje que tenía previsto realizar a Santiago a fines de noviembre próximo. Desde la capital chilena dejaron en claro desde un principio que el presidente de ese país, Ricardo Lagos, no estaba al tanto de las afirmaciones de Walker al momento de designarlo y el propio canciller chileno pidió disculpas. Kirchner, sin embargo, no varió su posición y aún mantiene suspendida su visita a Chile. Lagos dejó trascender cierto fastidio por la actitud del santacruceño, pero tanto en Santiago como en Buenos Aires decidieron deponer los enojos. El encuentro de los ministros de Defensa, José Pampuro y Jaime Ravinet, en un ejercicio militar conjunto entre argentinos y chilenos, fue la primera señal de recomposición, pero la reunión entre los cancilleres es mucho más importante: se trata de los encargados del manejo de las relaciones exteriores y Walker fue, además, la pieza detonante del incidente.
Bielsa ya había tenido anteanoche un gesto conciliador con Walker, aunque cargado también de ironía: al encontrárselo en la cena que ofreció el canciller uruguayo Didier Operti, le regaló dos libros sobre el peronismo: Política y estrategia, escrito por el propio Juan Domingo Perón, y Política exterior peronista, de Antonio Cafiero.
Walker le devolvió ayer la gentileza y le obsequió el libro Ricardo Lagos, conversaciones en el camino. “También le he regalado un libro”, contó tras el encuentro y sobre la controversia con la Argentina declaró: “El impasse está absolutamente superado. Desde el punto de vista del gobierno chileno lo hemos dicho y ustedes han escuchado al ministro argentino. No vamos a mirar para atrás”. Bielsa se pronunció en el mismo sentido y subrayó que “los intereses de los países están por encima de las opiniones circunstanciales y personales”.