EL PAíS
› MECANISMO PARA CUBRIR VACANTES EN EL FUERO FEDERAL
Examen para los fiscales
Para ocupar las dos fiscalías federales que quedaron vacantes por el ascenso de Eduardo Freiler y Guillermo Montenegro, la Procuración General de la Nación no abrirá un concurso público, pero habrá un examen al que estarán convocados los siete fiscales adjuntos que se desempeñan actualmente en el fuero.
La renuncia de Freiler y Montenegro a sus fiscalías, tras haber llegado por concurso a camarista y juez respectivamente, se hizo efectiva la semana pasada cuando asumieron en sus nuevos cargos. Por eso el procurador Esteban Righi puso inmediatamente en marcha un proceso para reemplazarlos. La ley de Ministerio Público habilita dos caminos posibles: llamar a concurso a quien quiera postularse o autorizar traslados desde otras fiscalías. La segunda opción es la que entrará en práctica esta vez, aunque, como exigencia extra, habrá un examen de antecedentes judiciales y de oposición (resolver un caso concreto) al que serán convocados los fiscales adjuntos que aspiren a subir un escalón.
Hoy por hoy, en las doce fiscalías federales hay sólo siete adjuntos. Si los únicos que se presentan son Paulo Starc –que trabajaba como segundo de Montenegro– y Federico Delgado –compañero de Freiler– no habrá ninguna evaluación, sino que serán promovidos directamente. Los demás son Gerardo Pollicita, Jorge Alvarez Berlanda, Germán Bincaz, Stella Maris Scandura y Patricio Evers. El problema es que los que no se presenten verán sus posibilidades restringidas para ascensos futuros.
En todo el país hay 40 fiscalías vacantes. Un concurso ordinario, dice un vocero de la procuración, puede durar más de un año. “Pero no podemos permitirnos tener dos fiscalías federales vacantes por mucho tiempo, aunque tampoco está bien que no pongamos ningún requisito”, agrega para explicar por qué habrá nombramientos expeditivos.
El hecho de tener que enfrentar una instancia de evaluación cayó pésimo entre los fiscales del fuero federal, aquel donde se instruyen las causas de corrupción ligadas al poder político, de narcotráfico y derechos humanos. “No es posible que después de estar casi diez años acá, donde demostramos capacidad de trabajo y a veces nos hicimos cargo de más de una fiscalía a la vez, ahora nos vengan con esto. No nos pueden obligar a concursar”, se quejaron. Hubo quienes advirtieron que recientemente el fiscal Guillermo Marijuán ocupó el lugar que dejó Eamon Mullen (ex fiscal del caso AMIA). En la procuración aclaran que fue designado sin escalas por ser el único que se presentó al examen.