EL PAíS
Mil empresarios consideraron que la corrupción bajó sustancialmente
Una encuesta realizada por la consultora internacional KPMG arroja que los consultados entienden que el de Menem fue el gobierno más corrupto desde la recuperación democrática y que el actual, el menos. Los detalles.
› Por Raúl Kollmann
Mil empresarios, funcionarios de los tres poderes del Estado, rectores de universidades y directores de fundaciones, entrevistados por una de las consultoras más grandes del mundo, KPMG, perciben que los niveles actuales de corrupción son las más bajos de los últimos 20 años.
Retrospectivamente, uno de cada tres consultados evaluó que el último período del gobierno de Carlos Menem fue el más corrupto y sólo el seis por ciento mencionó como más corrupto el momento actual. Respecto a su propia experiencia, un 33 por ciento de los encuestados aseguró que tuvo que sufrir un acto de corrupción en 2003, lo que habla de niveles altos, pero que igual resultan menores al 55 por ciento que dijo haber sufrido un acto de corrupción en 2001 y un 53 por ciento que lo sufrió en 2000.
KPMG es una de las redes de auditoría que se ubica entre las cuatro más grandes del mundo, con 750 oficinas en 150 países. Se especializa, entre otras cosas, en investigar y descubrir casos de fraude, por lo cual viene monitoreando la percepción que tienen sobre la corrupción en la Argentina mil referentes de la actividad empresaria, estatal, universitaria y de organizaciones no gubernamentales. El 53 por ciento de los consultados está a la cabeza de empresas que facturan 100 millones de pesos o más y casi la mitad dirige compañías con más de 500 empleados. El componente en la encuesta de funcionarios del Estado es bajo sólo el dos por ciento, mientras que hay un cuatro por ciento de personalidades de la educación y un tres por ciento de las ONG. El trabajo fue prologado por Mario Rejtman Farah, presidente de Poder Ciudadano.
Los resultados que surgen de la encuesta de KPMG no son para descorchar champán, pero evidencian una sustancial mejora. Por ejemplo, nada menos que un 64 por ciento de los consultados dice que los niveles de corrupción se van a mantener, un 19 por ciento cree que van a bajar y un 17 por ciento que habrá más corrupción que ahora. El dato aparece como negativo. Sin embargo, en 2001, exactamente la mitad de los encuestados (50 por ciento) diagnosticaba una suba de la corrupción y dos años antes el 23 por ciento decía que iba a haber mayor corrupción. Es más, por primera vez en mucho tiempo dicen los hombres de KPMG la cantidad de gente que dice que la corrupción va a bajar supera a los que dicen que va a subir.
Un dato de importancia es la experiencia personal, porque los empresarios hablan de casos que los afectaron. Que uno de cada tres haya sufrido el año pasado un acto de corrupción es alto, pero en las dos encuestas anteriores, en 2001 y 2000, el 45 por ciento y el 47 por ciento dijeron que sufrieron actos de corrupción. En este dato ya no hay percepción sobre lo que pasa en el país, sino que los encuestados hablan de lo que ellos mismos vivieron.
El estudio se refiere no sólo a la corrupción estatal sino también a los fraudes dentro de las empresas. Como resulta casi obvio, la mitad de los empresarios considera que hay más corrupción en el Estado que dentro de las compañías, aunque curiosamente en la otra mitad hay una enorme proporción, dos tercios, que creen que hay más fraude en las empresas que corrupción estatal. Preguntados sobre los países con los que no harían negocios por creer que la corrupción es un obstáculo, la mayoría señaló a Paraguay y a Nigeria.
Por último, impacta el hecho de que un 70 por ciento de los que hicieron la denuncia judicial por un caso de corrupción no quedaron satisfechos con los resultados de la denuncia ni con los tiempos insumidos en el proceso. Dentro de la empresa, el elemento que más les permite sospechar de la existencia de un fraude son los ejecutivos que tienen un desproporcionado nivel de vida para sus ingresos y la tipología más habitual, el perfil del defraudador, es el de hombres más que mujeres entre 25 y 40 años, con un sueldo de más de dos mil pesos y entre dos y cinco años de antigüedad en la empresa.