EL PAíS
› VICTORIA DONDA PEREZ, NACIDA EN LA ESMA, RECUPERO SU IDENTIDAD
“Yo soy la de los hilitos azules”
Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro de otra nieta. La joven nació en la ESMA y su tío es Adolfo Donda Tigel, que fue jefe del grupo de tareas de ese centro clandestino de detención. El apropiador pertenece a las Fuerzas Armadas y está preso.
› Por Victoria Ginzberg
Hace diez días, Estela Carlotto llamó a Canadá para darle a Leontina Puebla de Pérez la noticia que estaba esperando hacía veintisiete años: habían encontrado a su nieta. La joven, que estaba al lado de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, tomó el teléfono para hablar con su abuela. “¿Cómo te llamás?”, preguntó la señora. “Desde hoy me llamo Victoria”, contestó ella. “Soy la de los hilitos azules”, agregó. Ninguna de las dos pudo contener las lágrimas. En agosto de 1977, María Hilda Pérez, hija de Leontina, dio a luz una niña en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) a la que llamó Victoria. Con la esperanza de que la entregaran a su familia, pasó un hilo azul por una de las orejas de su beba, para que pudieran identificarla. La niña nunca llegó con sus abuelos, a pesar de que el hermano de su padre era Adolfo Miguel Donda, jefe de Operaciones de la ESMA.
María Hilda Pérez y José María Laureano Donda se conocieron en la facultad, en 1973. Poco después se casaron y tuvieron una niña. El 28 de marzo de 1977, María Hilda, que estaba embarazada de su segunda hija, fue secuestrada en Castelar. Su marido llamó a su familia: “Corita tuvo un accidente. Comuníquense con el doctor Donda”, dijo en clave. Se refería a su hermano, que era marino y había sido padrino de su boda. Confiaba en que pudiera hacer algo por María Hilda. Pero Adolfo no estaba interesado en salvar a su cuñada, más bien todo lo contrario. José María siguió llamando a su suegra hasta mayo, cuando también él fue secuestrado.
“Palito”
“Esta es una guerra. Y en la guerra no se puede ser piadoso con el enemigo. No lo fui con mi propio hermano, que era monto. No lo fui con mi cuñada, que estuvo chupada como vos acá, en la ESMA. Y fue trasladada como lo vas a ser vos también si no hacés los deberes. No tuve ningún tipo de condescendencia ni culpa. Porque ésta es una guerra y ellos estaban en el otro bando. Es así la cosa: o ganamos nosotros o ganan ustedes. Así que más vale que vayas largando lo que tengas”, le dijo Adolfo Donda Tigel, a otra mujer secuestrada en 1979.
Adolfo, conocido en la ESMA como “Palito” o “Jerónimo”, le sacó a la abuela Leontina a Daniela, la hija mayor de María Hilda y José María, que estaba bajo su cuidado por pedido de los padres. Para quedarse con Daniela no usó métodos clandestinos, hizo un juicio. “Pero el que es pobre es pobre y el que tiene tiene”, señaló a Página/12 María Inés, hermana de María Hilda. Y en esa época, Donda tenía plata y poder. En 1984 se desempeñó como agregado naval en Brasil y luego de quedar libre gracias a la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, formó parte del grupo de represores de la ESMA que se recicló bajo el mando del empresario Alfredo Yabrán. Hoy está preso por orden del juez federal Sergio Torres, quien lo arrestó por su responsabilidad como jefe de Operaciones y de Inteligencia del grupo de tareas de la ESMA.
Victoria
La segunda hija de María Hilda y José María, Victoria, nació en la ESMA, donde llevaron a la mujer desde la Comisaría tercera de Castelar, un centro clandestino que estaba bajo el control de la Fuerza Aérea. Según pudieron reconstruir las Abuelas de Plaza de Mayo, María Hilda dio a luz en agosto de 1977. Estuvo con su hija quince días y luego fue sacada de allí por integrantes de la Aeronáutica. Victoria quedó en la ESMA otros tres días. Se la llevaron los marinos. Su mamá le había puesto un hilito azul en el lóbulo de una de sus orejas para facilitar su identificación porque creía que la iban a llevar con sus abuelos. Pero Donda les informó a los detenidos de la ESMA que había tenido otro destino. La familia Pérez buscó a Victoria desde el primer día. Leontina fue una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y durante mucho tiempo sospechó que Donda le había dado la niña a un oficial de la Aeronáutica, también de apellido Donda. Pero el análisis de ADN demostró que Victoria se crió con otro militar (su identidad no se revela por pedido de la joven) que actualmente está preso por disposición de la jueza María Servini de Cubría.
Leontina y sus hijos, que viven en Canadá, no ven la hora de conocer a Victoria y están haciendo arreglos para que la joven viaje en el verano. “Estoy tan emocionada que me acuerdo y me pongo tensa”, aseguró a este diario la abuela. María Inés, una de sus tías, contó que se fue del país en 1989. “Cuando asumió (Carlos) Menem y empezó con los indultos, tuve miedo”, confesó. La mujer relató desde Toronto que Victoria quiso saber si se parecía a su mamá y les contó que es aficionada al boxeo, deporte que practicaban su abuelo –que ya murió– y su tío.
En julio del año pasado las Abuelas recibieron una denuncia que hablaba de una niña nacida en la ESMA que había llegado a la casa de sus apropiadores con “las orejas perforadas y cintitas a modo de pasadores”. El caso estaba siendo investigado por la comisión Hermanos de la agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), que ayer saludó el reencuentro: “Porque nos consideramos hijos de cada militante perseguido es que abrazamos la idea de encontrar a sus hijos, nuestros hermanos. Hoy, junto con las Abuelas, conseguimos que otra joven recupere su identidad. Bienvenida Victoria”.