EL PAíS
› PARA TRANSPARENCY, LA CORRUPCION SIGUE IGUAL
El cristal según se mire
El martes, un sondeo realizado entre mil empresarios marcó un descenso abrupto de la corrupción en Argentina. Pero, ayer, el informe anual de Transparencia Internacional dijo que sigue igual.
› Por Martín Piqué
La realidad depende de dónde se la mire. La difusión consecutiva de dos encuestas sobre el nivel de corrupción de la Argentina –una publicada el martes, la otra difundida ayer por Transparencia Internacional– demostró la actualidad del viejo refrán. La ONG con sede en Berlín, aquí representada por Poder Ciudadano, divulgó los resultados de un estudio mundial que mide el índice de percepción de la corrupción (IPC) de 146 países. Sobre un puntaje máximo de 10 puntos, la Argentina obtuvo un muy modesto 2,5 para el período 2002-2004. Se trata del mismo porcentaje que había cosechado el año pasado en la medición del ciclo 2001-2003. Curiosamente, el resultado es inferior al que se lograba en los años de Carlos Menem.
El nuevo trabajo revela las contradicciones que pueden aparecer en las mediciones sobre transparencia que son objeto de estudio de organizaciones y centros de estudios internacionales. La consultora privada KPMG difundió el martes que mil entrevistados –empresarios, funcionarios de los tres poderes públicos, rectores universitarios y directores de fundaciones– evaluaron que el nivel actual de corrupción es el más bajo desde 1984. Transparencia Internacional, en cambio, ubicó al país dentro del privilegiado grupo de naciones que padece de “corrupción endémica”. Según esos datos, la Argentina está por debajo del promedio de América latina (3,4) y muy lejos del país menos corrupto de la región, Chile (7,4). ¿Cómo explicar tanta divergencia?
El estudio de Transparencia Internacional apunta a reflejar la visión que tiene el sector privado sobre los niveles de corrupción en los tres poderes del Estado. Para hacer el sondeo se consulta a empresarios, académicos y analistas de riesgo internacional. La diferencia con la otra investigación es que la consultora KPMG incluye en sus consultas a representantes del Estado –funcionarios del Ejecutivo, legisladores, jueces–, aunque en una proporción mínima (2 por ciento de los encuestados). KPMG también pregunta por casos de corrupción en las empresas privadas, mientras que Transparencia Internacional sólo investiga coimas y malversaciones cometidas desde cargos públicos. Eso implica, claro, toda una concepción acerca del origen de la corrupción.
El índice de percepción de la corrupción (IPC) de la Argentina presentado ayer corresponde al período 2002-2004. Los datos provienen de siete entidades internacionales: la unidad de Inteligencia del semanario de finanzas británico The Economist, el informe de competitividad global del Foro Económico Mundial que se reúne anualmente en Davos, un banco multinacional de desarrollo del que no se informó el nombre, tres think thank europeos –el inglés Merchant International Group (MIG), el Institute for Management Development con sede en Génova y el World Markets Research Centre (WMRC) con oficinas en Londres y Singapur– y la Universidad de Columbia, de la costa este norteamericana.
De las siete entidades, sólo cinco realizaron encuestas durante este año en la Argentina. La Universidad de Columbia hizo un estudio en 2003 y el banco de desarrollo desarrolló su investigación en 2002. Con la información reunida de todas esas fuentes, Transparencia Internacional publica los resultados globales y adjudica un porcentaje a cada país. Año a año, la entidad aclara que el índice de percepción de la corrupción (IPC) no mide datos empíricos por la dificultad para obtener información sobre sobornos, malversaciones y abusos ejercidos desde un cargo público en beneficio privado. Lo que el índice evalúa es la percepción que tienen los consultados –empresarios, académicos, analistas de riesgo– sobre la existencia y la asiduidad de corrupción en los distintos países.
Según estos resultados, la opinión del sector privado no es muy optimista si le preguntan por la transparencia y honestidad en los organismos públicos. El 2,5 obtenido colocó a la Argentina en un ranking modesto enel que sólo la superan Bangladesh, Haití, Nigeria, Chad, el desconocido Myanmar, Azerbaiján y el vecino Paraguay. Incluyendo a todos los países de América latina y el Caribe, la Argentina ocupa el puesto 13: o sea, hay doce países menos corruptos encabezados por Chile. En un anexo, el estudio incluye los resultados del Indice de Desarrollo Democrático de América latina de la Fundación Konrad Adenauer, vinculada a la democracia cristiana alemana. Según ese sondeo, la Argentina bajó de los 5,2 puntos (sobre 10) en 2002 a 4,6 en este año. El bajón, asegura el informe, incluye uno de los objetivos declarados de la gestión K: la calidad institucional.