EL PAíS
› INQUIETUD EN LA ASAMBLEA DE LOS OBISPOS
El diálogo inconcluso
Preocupados por el desarrollo de la crisis, los obispos decidieron postergar para hoy la decisión sobre su participación en la Mesa del Diálogo, aunque coincidieron en sus magros resultados.
› Por Washington Uranga
Como pocas veces en una asamblea episcopal, la realidad nacional en todas sus aristas ocupó ayer el tiempo y las preocupaciones de los obispos católicos reunidos desde el lunes en la Casa María Auxiliadora de San Miguel (provincia de Buenos Aires). Durante toda la jornada los miembros de la jerarquía católica intercambiaron sus propias informaciones y opiniones sobre la situación social y política del país, mientras encargaban a algunos de sus colaboradores más cercanos para que siguieran minuto a minuto y acercaran novedades sobre los sucesos políticos nacionales, los hechos que se sucedían en el Congreso, en Olivos, en las calles y diferentes escenarios del país. Al final de la jornada el plenario episcopal decidió postergar para hoy la decisión respecto de la continuidad o no de la participación eclesiástica en el Diálogo Argentino. Hoy también los obispos decidirán si emiten o no una declaración al final de sus deliberaciones el próximo sábado.
Fuentes del plenario episcopal dejaron trascender que durante el llamado “intercambio de ideas” sobre la situación nacional varios obispos plantearon en tono por demás dramático la realidad de sus provincias, en particular las penurias por las que atraviesan sectores pobres y excluidos. Mientras se escuchaban estas apreciaciones en la sala principal de la Casa María Auxiliadora, varios de los prelados se ausentaban temporariamente del recinto para enterarse del desarrollo de los acontecimientos políticos nacionales.
Tras el informe presentado por los obispos Jorge Casaretto, Juan Carlos Maccarone y Artemio Ramón Staffolani –los delegados en el Diálogo Argentino–, los miembros de la jerarquía tuvieron la oportunidad de expresar sus propias opiniones y fundamentar posiciones respecto de la continuidad o no de la participación de la Iglesia en ese espacio convocado por el presidente Eduardo Duhalde. Las opiniones están divididas respecto del camino a tomar, sobre todo porque la gravedad del momento agrega un alerta sobre las consecuencias que la actitud episcopal podría producir en un escenario tan convulsionado como el que se vive. Sin embargo fueron varias las voces que se alzaron para mostrar la insatisfacción por la respuesta que hasta el momento encontró la jerarquía católica en la dirigencia política y en el mismo gobierno.
Al caer la tarde y cuando incluso se habían repartido los formularios que los obispos utilizarían para pronunciarse sobre el futuro de la participación episcopal en el Diálogo, la votación sobre el particular fue suspendida a la espera de definiciones de orden político a nivel nacional. El propio Estanislao Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal, había dicho el lunes al abrir las deliberaciones de la asamblea que “no ha sido fácil” el camino que le ha tocado transitar a la Iglesia en el Diálogo y que “ahora no queda sino esperar con respeto la respuesta del otro”. A media tarde de ayer se barajaba la posibilidad de que los obispos llamaran hoy a una conferencia de prensa para dar a conocer su punto de vista sobre el Diálogo, pero esa alternativa quedó totalmente descartada con el correr de las horas y la falta de definiciones sobre la crisis política que enfrentaba el gobierno de Duhalde.
Entre tanto los obispos recibieron ayer una carta, firmada por medio centenar de sacerdotes y religiosas, en la que afirman que “sería necesario que los obispos no participen más de dicha ‘Mesa’ (de Diálogo) y que sean públicas sus razones”. Los curas señalan, entre otros motivos, “que no se ve de parte de los responsables gestos concretos, palpables y públicos que permitan creer que su actitud, ante el diálogo, sea la escucha” y “que la Mesa sirve de pantalla a un gobierno insensible a los dolores de los pobres, y disimula los principales problemas que nos afectan y sus causas”.
En el transcurso de la jornada se acercaron también a la Casa María Auxiliadora de San Miguel un grupo de representantes del “Movimiento de barrios de pie” que pidieron ser recibidos por los obispos. Una delegación de la Comisión de Pastoral Social, integrada por los obispos Marcelo Melani, José María Arancedo, Néstor Navarro y Rafael Rey, se entrevistó con los desocupados y escuchó sus demandas. Voceros de los delegados de base dijeron después que los obispos intercedieron ante un supermercado de la zona de San Miguel para garantizar la entrega de bolsones de comida a familias carecientes.