EL PAíS
› EL GOBIERNO CONCENTRARA SUS CRITICAS EN EL FMI POR LA JUGADA DE LOS ACREEDORES
La culpa es de quien les da de comer
Es inminente el anuncio de que se postergará la reanudación del cronograma con el FMI, al que el Gobierno ve detrás de la maniobra de los acreedores. El paso de la euforia a la elaboración de una nueva estrategia. Las reacciones en la comitiva que fue a Costa Rica. El rol de Rodríguez Zapatero y Rodrigo Rato.
› Por Martín Piqué
La maniobra de pinzas de los acreedores italianos y el Bank of New York, que obligó a postergar el lanzamiento del canje de deuda en el exterior, tomó de sorpresa al Gobierno. Tanto el Presidente como sus principales ministros necesitaron horas para superar el mal trago, conocer los detalles y preparar una respuesta. Desde Costa Rica, adonde viajaron anteayer para participar de la cumbre iberoamericana por pedido de España, la primera reacción fue confirmar que la Argentina mantendría el plazo para presentar su propuesta –el 29 de noviembre– y que la lanzaría en Buenos Aires. Sin embargo, la decisión más importante –cómo responder políticamente ante lo que consideran una nueva presión por mejorar la oferta– no fue tan inmediata. Aunque se podrá comprobar en los próximos días. El Gobierno, por decisión de Kirch-ner y a pesar de que Roberto Lavagna tiene algunas disidencias, decidió concentrar sus críticas en el FMI por la última jugada de los acreedores. Por lo tanto, el discurso anti Fondo volverá a sobrevolar los actos oficiales. No todo será retórica: es inminente el anuncio de que Argentina postergará la reanudación de su cronograma con el organismo que preside el español Rodrigo Rato.
Las caras lo decían todo en el regreso desde Costa Rica. Durante las siete horas del viaje de ida, en la comitiva oficial se notaba un clima de euforia por el reciente fallo del juez estadounidense Thomas Griesa, que había despejado la posibilidad de una ola de procesos judiciales por parte de los acreedores. La euforia de los funcionarios se expresaba en pronósticos optimistas sobre el canje de deuda y la salida del default. Además, analizaban que se convertiría en la principal bandera del oficialismo en las elecciones del año próximo. El optimismo se fue diluyendo con el paso de las horas. Primero, con la difusión de las críticas del ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel. Después, con la información de que la comisión de valores italiana (Consob) y el Bank of New York habían asestado un duro golpe a la propuesta argentina.
Pasada la sorpresa inicial, la primera reacción fue asegurar que el pedido de postergación sólo complicaba el frente italiano. Luego ya no quedó otra opción que aceptar que la salida del banco neoyorquino complicaba el canje de deuda en todas las plazas internacionales. Fue entonces que en la delegación argentina se empezó a escuchar que detrás de la maniobra estaban “Italia, Japón y una parte de Estados Unidos”. Con información más precisa, Lavagna apuntaba hacia un ex director gerente del FMI, Jacques de Laroisière; el eterno Bill Rhodes, del Citibank –un banco que parece más que “una parte de los Estados Unidos”–, y Charles Dallara, también estadounidense, del Institut of International Finance. La lectura era más drástica entre quienes compartían con Kirchner el regreso desde Costa Rica. “Es el Fondo el que está detrás de todo esto”, aseguraban.
Sin embargo, la indicación del organismo multilateral como el inspirador de la presión contra Argentina parecía contradecirse con la supuesta buena sintonía que hay con España. Sucede que Rato, el titular del Fondo, es español y según funcionarios de primer nivel “escucha mucho a Zapatero y al rey Juan Carlos”. La ilusión argentina era que el gesto de viajar siete horas de ida y otras tantas de vuelta en un solo día por pedido del rey lograra alguna influencia sobre el mandamás del FMI. Obviamente, no fue así. “Ellos aportan mucho, pero no determinan”, aseguraban después, con los hechos consumados, acerca de la intermediación del líder del PSOE y el representante de la dinastía de los Borbones. Mientras, el propio Rato se encontraba en Berlín, en la reunión del G/20 donde se debatía la elaboración de un “código de conducta” para los países endeudados que cayeron en default. Allí Rato compartió tribuna con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, determinante en la resolución de situaciones como la que atraviesa Argentina con su canje de deuda. Cuando la comitiva que presidía Kirchner ya volaba hacia Ezeiza, en el Gobierno se empezó a avanzar en la estrategia de responsabilizar al Fondo. “La visión que tiene el Presidente es que estamos a la mitad de una pulseada con el Fondo Monetario –aseguró el diputado Jorge Argüello, a quien le encomendaron la tarea de comunicar la posición del Gobierno–. El Fondo, que recibe la demanda y las presiones de los acreedores, está facilitando este pedido de modificar la agenda para debilitar la fortaleza de la propuesta que debe ser presentada el 29. El Gobierno tiene muy en claro que no es éste el momento de mostrar debilidades o de aflojar la tenacidad con la que se viene impulsando esta propuesta”. En la comitiva aseguraban que venían tiempos duros y definían a este canje de deuda como “la negociación económica más cruenta de la historia de la república”.
Si con la llegada del PSOE a la presidencia de España, el Gobierno dice contar con un aliado, habrá que ver qué sucede con Washington tras la reelección de George W. Bush. El pasado promete buena onda, pero los últimos indicios podrían contradecir esos antecedentes. Anteayer mientras Snow y Rato estaban juntos en Berlín, Argentina recibió la peor noticia de los últimos meses. Y la euforia anticipada que se percibía cerca del Presidente se transformó en incertidumbre. “Estamos en la mitad del camino”, aseguraban en el regreso de Costa Rica. Unas horas antes habían pensado que la llegada estaba mucho más cerca.