Jue 25.11.2004

EL PAíS  › EL GOBIERNO DECIDIO POSTERGAR EL CANJE DE
DEUDA PARA EL 17 DE ENERO POR CONSEJO DE LOS BANCOS

Kirchner y Lavagna le hicieron caso a la tribuna

Después de superada la resistencia de Roberto Lavagna y del propio Néstor Kirchner, que querían avanzar con el canje de deuda sólo en el tramo local, el proceso quedó unificado con fecha de lanzamiento a mediados de enero. Todos los principales responsables de esa operatoria –bancos, abogados y funcionarios de Economía– los convencieron del riesgo legal de no unificar el lanzamiento con el frente externo.

› Por Marcelo Zlotogwiazda

Noventa y seis horas demoró Roberto Lavagna en dejarse convencer de que hubiera resultado contraproducente desdoblar el canje de deuda lanzando el tramo argentino el próximo lunes 29, tal como él se había empecinado en afirmar, y dejando la fase internacional para más adelante. Y en menos de veinticuatro horas el propio ministro de Economía logró que el presidente Néstor Kirchner también cambiara de parecer, de forma tal que ayer a la mañana quedó decidida oficialmente la postergación del inicio de toda la operación hasta que estén dadas las condiciones. La nueva fecha del lanzamiento de ese trueque de papeles de deuda, anunciada ayer, será el lunes 17 de enero de 2005.
El comunicado de Economía (ver aparte) informando de la postergación detalla que los bancos asesores internacionales (UBS, Merrill Lynch y Barclays Capital), los locales (Nación, BBVA Francés y Galicia), el estudio de abogados de la Argentina (Cleary Gotlieb Steen & Hamilton) y la Caja de Valores de Buenos Aires aconsejaron “mantener unificada la operación de canje, evitando el desdoblamiento entre el mercado de Buenos Aires y otros mercados”. De esa forma, Lavagna, para mostrar que esa decisión la tomó por la coincidencia en ese sentido de los principales actores del canje, volvió sobre sus pasos. En las seis carillas del comunicado, el ministro ocupó gran parte de ellas en transcribir las consideraciones escritas por los bancos asesores. El capítulo de la conclusión dice lo siguiente: “Luego de meses de trabajo y con una estrategia bien definida, la República Argentina tiene a su alcance la posibilidad de concretar lo que esperamos sea un canje de deuda altamente exitoso. Sin embargo, proceder a un lanzamiento el 29 de noviembre constituiría un riesgo sustancial para la concreción exitosa de la operatoria”.
El cambio de planes comenzó a incubarse el jueves pasado cuando el Bank of New York renunció a participar como agente fiduciario y de cambios, lo que en la práctica cerró la posibilidad de obtener a tiempo la aprobación final de la comisión de valores de Estados Unidos y, por ende, anuló toda chance de poder lanzar la operación en la principal plaza financiera del mundo. Pero, curiosamente, los últimos en aceptar que eso significaba casi obligadamente el corrimiento de toda la operación fueron Kirchner y Lavagna. Al punto que el primero por boca de su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Economía por sí mismo, salieron una y otra vez a decir que el tramo argentino de la operación se lanzaría como está previsto el próximo lunes.
Pero primero Lavagna, y ayer a la mañana el Presidente, terminaron por comprender lo que, una vez conocida la defección de la entidad neoyorquina el jueves pasado, opinaron y aconsejaron otros funcionarios de menor nivel de Economía, los bancos locales que asesoran al Gobierno en la operación y el estudio de abogados neoyorquino que trabaja para el Estado argentino en estos temas.
“El argumento es muy simple: si la operación es de por sí muy compleja, se tornaba más compleja aún si se la segmentaba, y nos podía generar serios problemas legales”, contó a Página/12 una fuente muy calificada.
Las demandas legales más probables y peligrosas que hubiese provocado lanzar la operación sólo localmente habrían sido por inequidad en el tratamiento a acreedores de afuera. El funcionario consultado lo explicó con el siguiente ejemplo: “Suponiendo que en el canje local la demanda hubiese agotado la cantidad de los nuevos bonos Cuasi Par que hay disponible, ¿cómo le explicábamos a un fondo del exterior que pretende esos títulos que se acabaron?”.
–¿Acaso no se supone que los nuevos bonos Cuasi Par están destinados a las AFJP? –preguntó Página/12.
–Sí, se supone que las condiciones de emisión de esos títulos, que son en pesos, regidos bajo ley argentina, etc., fueron diseñadas especialmente para las AFJP, pero nada debe impedir formalmente que otros pidan y sequeden con parte de esos bonos porque, por ejemplo, quieren tener en su cartera ese tipo de activos.
La fuente explicó que ese problema podría haberse salvado en el caso de los nuevos bonos Par, que a diferencia de los Cuasi Par podrían haberse cuotificado, reservando una parte para los acreedores extranjeros, ya que no se liquidan diariamente.
Las primeras resistencias de Kirchner y Lavagna a postergar toda la operación hizo que hasta ayer a la mañana se estuviera puliendo en Economía un escenario de canje desdoblado. Pero finalmente terminó primando el criterio de patear todo para adelante. Pesó bastante en la decisión de Lavagna la opinión que por escrito le hicieron llegar los bancos asesores y el estudio de abogados neoyorquino.
Hasta el momento, Economía no encontró reemplazante para el Bank of New York, que se bajó de la operación alegando que no había tiempo suficiente para iniciar la operación el lunes 29. En el ministerio reconocen que el plazo era extremadamente ajustado.
–¿Por qué entonces no corrieron la fecha de común acuerdo?
–Porque la forma en la que se abrieron nos hizo dudar de la buena fe del banco. No puede ser que se dieran cuenta de que no había tiempo diez días antes del comienzo de semejante operación.
Además del factor tiempo, desde el banco también argumentaron en la carta de renuncia que los costos resultaron mucho mayor que los que habían calculado al momento de la preadjudicación del contrato.
El Gobierno intentará que la postergación de toda la operación que fue anunciada oficialmente anoche sea tomada con poco dramatismo. “Al final de cuentas –sostuvo el funcionario–, treinta días más o treinta días menos, que se haga con un banco o que se haga con otro no cambia nada de lo sustancial. Y no será la primera ni la última vez que una operación, y de semejante envergadura, debe ser suspendida por algún motivo.”

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