EL PAíS
› DEUDA, CIADI Y EMPRESAS EN LA AGENDA DE FERNANDEZ & FERNANDEZ
Kirchner prefiere jugar con cartas españolas
Por Martín Granovsky
La frase no es del plástico León Ferrari ni del cardenal Jorge Bergoglio: “Antes tenía la sensación de que nos acompañarían hasta la puerta del infierno, pero ahora los veo tan jugados que creo que entrarían al infierno con nosotros”. Fue pronunciada por un funcionario argentino ante Página/12, se refiere a los miembros del gobierno español y pinta el entusiasmo de los nativos por las relaciones con la administración socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
Para pintar el estado de ánimo exacto habría que bajar una octava a la frase del funcionario. Madrid no es, entonces, la Meca. A Madrid están viajando, en un gesto inusual, el jefe de Gabinete Alberto Fernández y la senadora Cristina Kirchner, que prevén cinco días de visita. No es la Meca, pero el dúo no fue en representación de Néstor Kirchner a ningún lado en más de un año y medio de Gobierno. No sucedió con los Estados Unidos, donde la diplomacia paralela corrió solo por cuenta de la senadora, y tampoco con China, donde el contacto de alto nivel fue el secretario de Transporte Ricardo Jaime.
Brasil tampoco mereció la visita conjunta de Fernández Cristina y Fernández Alberto. El frío inédito de la relación que se vive en estos días no tuvo por parte del Gobierno argentino ninguna iniciativa fuera de la Cancillería.
Página/12 pudo saber que los brasileños, en cambio, sí movieron una ficha importante. Marco Aurelio García, asesor de Luis Inacio Lula da Silva en política internacional, visitó Buenos Aires discretamente y estuvo en la Casa Rosada para combinar un encuentro entre kirchneristas argentinos, socialistas chilenos y dirigentes del Partido de los Trabajadores de Brasil.
O el viaje de Fernández & Fernández es la inauguración de un estilo, o es casualidad, o España es una carta fuerte del Gobierno.
La respuesta de los funcionarios apunta a la variante tres.
En ese esquema, tanto Cristina Fernández como Alberto Fernández se verían con las principales autoridades políticas. El rey Juan Carlos, naturalmente, y el presidente del gobierno socialista.
Luego se bifurcarían los caminos. Fernández Cristina pondría énfasis en la relación con los intelectuales y Fernández Alberto en la relación con los empresarios.
El embajador en España, Carlos Bettini, arregló las agendas contrarreloj, porque éste no era un viaje en carpeta, a tal punto que los pasajes fueron comprados a último momento y en medio de la temporada alta.
Con todos los interlocutores el tema será la deuda en sus dos costados, el de los bonistas y el de la relación con el Fondo Monetario Internacional.
El viaje servirá para medir la chance real de Rodríguez Zapatero de influir sobre Rodrigo Rato, el director gerente del Fondo.
Cuando Rato asumió, la Argentina creyó que contaría con un interlocutor más flexible que el actual presidente alemán, Horst Köhler. A la vista de los resultados, y contando con que, efectivamente, la relación con Rodríguez Zapatero es muy buena, parecería claro que, como siempre, el único país capaz de ejercer peso real sobre el staff del Fondo son los Estados Unidos. Ninguna otra ayuda es desdeñable, pero tampoco resultará crucial como una movida de Washington.
Al revés de Felipe González, a quien Washington mima desde que cuando era jefe de gobierno incorporó a España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Rodríguez Zapatero, que ordenó sacar las tropas españolas de Irak, no es el mejor canal hacia la Casa Blanca. España podría servir, en cambio, como un puente hacia Alemania, uno de los duros de Europa en materia de deuda, y quizás hacia Italia, donde Silvio Berlusconi está sobreviviendo a la Justicia. Según los argentinos más optimistas, el valor de la carta española es que “España quiere que la Argentina gane en el Fondo y que el staff atenúe su dureza”.
Los funcionarios consultados no apostaron a que en la agenda de F & F la actualización de tarifas de servicios públicos figure en primer lugar. La percepción argentina es que los españoles buscarán, al menos, una fecha del 2005 en la que sepan que pueden discutir de precios.
“Por lo menos ya abandonaron el maximalismo del principio, cuando aspiraban a seguir igual en dólares y a recuperar la pérdida por inflación cuando el resto de los operadores económicos, incluidos los trabajadores, no lo consiguieron”, dijo un funcionario, que pidió reserva de identidad.
–¿Los españoles dicen estar muy preocupados por el proyecto argentino de régimen de servicios públicos? –preguntó Página/12.
–No. Menos que antes –fue la respuesta.
–Rodríguez Zapatero planteó el tema a Kirchner en Nueva York, en septiembre, y Kirchner dijo que todos pueden opinar. ¿Qué quieren sacar los empresarios del proyecto?
–Les preocupa la parte que contempla que las casas matrices respondan por las filiales.
Otro tema que puede figurar en la agenda es la controversia en el Ciadi, con sede en París, que también tiene un fondo de discusión sobre actualización de tarifas. La sensación argentina es que los españoles quieren dejar ese juicio porque lo ven como un obstáculo en la relación.