Mar 14.12.2004

EL PAíS  › LA GRADUACION EN EL COLEGIO MILITAR

Todos con buenos modos

“Nunca deberán levantarse contra los hermanos argentinos.” De esta forma el presidente Néstor Kirchner se dirigió a los nuevos oficiales de las Fuerzas Armadas en el tradicional acto de egreso en el Colegio Militar. Con un discurso breve, el primer mandatario culminó su primera visita oficial a la institución tras el recordado episodio del 24 de marzo cuando, en medio de la polémica desatada por la decisión de convertir a la ESMA en el museo de la Memoria, el jefe del Ejército, Roberto Bendini, fue el encargado de ejecutar la orden presidencial y descolgó los cuadros de los dictadores Jorge Videla y Reynaldo Bignone.
Lejos de aquellas tensiones, el Presidente tomó juramento de fidelidad a los 166 subtenientes, 64 guardiamarinas y 48 alféreces, y entregó los tradicionales sables, acompañado por el ministro de Defensa, José Pampuro, y el de Interior, Aníbal Fernández, además del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el vocero presidencial, Miguel Núñez.
Resaltando el “respeto a la Constitución nacional y las leyes”, Kirchner convocó en un prolijo discurso a los flamantes oficiales a actuar en sintonía con “las circunstancias actuales” y a participar en la construcción de “un país con trabajo, paz, equidad, justicia social y sin excluidos”.
Si bien esta vez no hizo alusión a los horrores del terrorismo de Estado, aunque sí insistió en la obligación de respetar la Constitución, el Presidente logró desconcertar al protocolo. Mientras los oficiales esperaban su llegada en el helipuerto del Colegio Militar, el helicóptero presidencial, contra toda expectativa, aterrizó frente a la entrada del Patio de Honor donde debía desenvolverse el evento.
El acto contó con la presencia de toda la cúpula militar. Además del general Bendini, estuvieron el jefe del Estado Mayor Conjunto, Jorge Chevalier, el jefe de la Armada, Jorge Godoy, y el jefe de la Fuerza Aérea, Carlos Rohde, quienes junto a un auditorio agobiado por el calor siguieron celosamente las palabras del Presidente.
Casi nueve meses después, el clima entre los oficiales del Ejército estaba sólo caldeado por el calor: el 24 de marzo había sido Pampuro el que piloteó la tensa reunión en que varios generales cuestionaron la decisión de descolgar los cuadros de los dictadores.

Informe: Carolina Keve.

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