El juez Ricardo Félix Baldomar, a cargo del Juzgado Contravencional Nº 18 de la Ciudad de Buenos Aires, rechazó la presentación realizada por tres ciudadanos porteños, apoderados del Partido Reconstrucción Republicana (PRR), que reclamaban la inmediata clausura de la muestra retrospectiva del artista plástico León Ferrari. El magistrado es tajante: a la entrada de la exposición hay una advertencia de que las obras pueden herir la sensibilidad religiosa del visitante, por lo cual el peligro de que las personas se sientan agraviadas se disipa con el solo hecho de no entrar a la exposición. “Sostener la suspensión pretendida de la muestra implicaría privar a todo aquel que desee visualizar la obra del derecho de hacerlo, circunstancia que violenta la Constitución local”, afirma.
La petición de clausurar la muestra corrió por cuenta de Mirta Susana Gallardo y Enrique Javier Martorell, a nombre de una fuerza política desconocida, el PRR. El argumento es que la muestra “está provocando numerosos incidentes con las personas que se sienten agraviadas con el contenido de las obras que se exhiben... por cuanto atentan gravemente contra la sensibilidad religiosa o moral de la mayoría de la población, ya que el 92 por ciento de la misma es creyente cristiana en sus diversas formas”. Se le pide al juez que suspenda provisionalmente la muestra hasta tanto se tome una medida definitiva.
El magistrado toma dos determinaciones. La primera es que la Justicia contravencional porteña no tiene competencia para expedirse sobre el fondo de la cuestión. Pero respecto del pedido de suspensión cautelar, inmediata, de la muestra, el juez resuelve rechazar el reclamo de los apoderados del PRR. El magistrado enuncia que en la cuestión se enfrentan distintos derechos. Por un lado, el del autor de la muestra de comunicarse y expresar sus opiniones e ideas por cualquier medio y sin ningún tipo de censura y la libre expresión artística. Por el otro lado, el derecho de toda persona a ejercer libremente su culto sin menoscabo del mismo. Ante ese cuadro de situación, el juez Baldomar considera que las previsiones que han tomado las autoridades del área de Cultura, como lo reconocen los propios peticionantes, son correctas por cuanto pusieron carteles que dicen “en esta exposición hay obras que pueden herir la sensibilidad religiosa del visitante. Es su decisión ingresar a la misma”.
El magistrado agrega que la muestra está en un lugar restringido a toda persona que no desea ver las obras. Ninguna persona se encuentra obligada a ingresar. “Igual suerte deben correr los supuestos incidentes. Si alguien pudiese generarlos, no será por un accionar de los operadores del sistema cultural de la Ciudad, sino por la propia voluntad de generarlos”, dice el magistrado.
El juez concluye con el siguiente párrafo: “Entiendo que la muestra puede generar malestar, enconos y reparos a la política cultural del Ejecutivo de la ciudad, pero también entiendo que no corresponde en un sistema republicano que el Poder Judicial juzgue la misma en virtud de tales razones o por no compartir las expresiones del autor. Corresponde a la propia administración la evaluación de sus aciertos o errores. Así las cosas, queda claro que no existe riesgo inminente de que un habitante sufra menoscabo en su derecho de culto”.