Mié 15.12.2004

EL PAíS  › SOLA RESCATO A DUHALDE Y ATACO AL DUHALDISMO

“En el PJ no hay debate”

En un acto para consolidar un espacio propio en la provincia, el gobierno confirmó su alineación con Kirchner y pintó un panorama cristalizado del PJ justo cuando “en los sindicatos hay debate, en la derecha hay debate, en la izquierda hay debate y también en la universidad”.

› Por Martín Piqué

Algunos lo habían pensado como una ironía. Porque el eslogan del acto que ayer encabezó Felipe Solá en Costa Salguero (“Es hora de despegar”) parece una cita burlona de Eduardo Duhalde. Hace una semana, el ex presidente había dicho que, tras su retiro de la política, era natural que surgieran nuevos liderazgos. Eso motivó las bromas. Pero el propio Solá, la estrella de la noche en una cena para más de dos mil personas, se encargó de desactivarlas: reconoció que el lema de su lanzamiento político –su primer desafío abierto al duhaldismo– se había inspirado en Duhalde. “La palabra despegar la tomamos del sabio convite del compañero Duhalde. El dijo que, si se retiraba, algunos tenían que despegar. Pero algunos parecen molestarse y dicen que es internismo. ¿Qué es internismo? ¿Pedir un gobierno pleno? Entonces estamos todos enfermos”, cargó Solá.
No fue casualidad que el eslogan coincidiera con una frase de Duhalde. Porque el gobernador se cuidó todo el tiempo de destacarlo y, como suelen hacer también en la Rosada, lo diferenció de su criatura, el duhaldismo. Durante su discurso, Solá nombró tres veces a Duhalde, las tres veces para elogiarlo. Primero, por haberse “hecho cargo” de la crisis. Después, para mencionar su actitud “ante el fracaso de la Alianza”: “puso lo que hay que poner”, dijo. Y la última para darle el crédito por el lema.
Si con Duhalde Solá fue prudente –aunque también recordó que recibió una provincia “endeudada en euros”–, distinto fue el trato para con sus supuestos herederos. Sin nombrar a nadie, el gobernador cuestionó a las nuevas autoridades del PJ bonaerense. “En los sindicatos hay debate. En la derecha hay debate. En la izquierda hay debate. También en la universidad. En la sociedad se está discutiendo. Sin embargo, en el peronismo bonaerense no hay debate”, dijo. Enseguida puntualizó cuáles eran los cambios que proponía.
“Veo al peronismo como un movimiento. No es solamente un partido político, es mucho más. El peronismo siempre fue un movimiento nacional, una concepción del poder, un sentimiento en acción. En esencia, es transformador y popular”, definió. Luego, como si quisiera darles contenido a sus definiciones, dijo que el PJ debía nutrirse con “más participación popular” y acercarse a “las demandas de la gente”. Por eso, instó a sumar a la “militancia social, gremial y política” sin discriminar a nadie. O a casi nadie: “No vamos a hablar con los gorilas”, aclaró.
A diferencia de otros actos bonaerenses, no hubo esta vez el folclore desprolijo y pasional de bombos y gritos de hinchada. La cena estuvo organizada en torno a mesas con diez platos cada uno: los invitados pagaron cincuenta pesos el cubierto –algunos no quisieron poner de su plata y el costo fue cubierto por bolsillos más pudientes– y se ubicaron tan cerca del escenario como lo permitía la importancia de sus respectivos distritos. En primera fila se los veía a los intendentes Alberto Balestrini (La Matanza), Raúl Othacehé (Merlo) y Julio Alak (La Plata), quienes se mezclaron con el gabinete de Solá, entre ellos los ministros Mario Oporto y León Arslanian.
Acorde con el estilo de Solá, el lanzamiento tuvo su cuota de artistas: el pianista Mariano Mores, el actor y cantante de tangos Juan Darthés, el humorista Raúl Biaggioni –conocido como el “Larry de Clay” de Videomatch, un confeso militante peronista de Escobar– y el folclorista Chango Farias Gómez se sentaron bien cerca del palco. Y de las cámaras. Confeso cultor del buen tango (su hermana Dolores brilla en “La Chicana”), Solá matizó la espera de sus seguidores con un cuarteto de contrabajo, flauta traversa, bandoneón y guitarra.
En su discurso, Solá no tuvo ningún reparo en alabar enfáticamente al presidente Néstor Kirchner. Lo hizo en unas cuantas oportunidades. A veces hablaba puntualmente de Kirchner, otras elogiaba al Gobierno en general. “Este es el gobierno que queríamos tener. Nuestra vocación para gobernar debe ser militar con una entrega total y absoluta. Kirchner es un ejemplo en eso”, fueron los elogios que repartió desde el micrófono. En el salón estaban presentes algunos funcionarios nacionales: no había ministros –se había especulado con la asistencia de Julio De Vido–, pero fueron el secretario de Medios Enrique Albistur, el secretario de Provincias Luis Ilarregui y el hoy miembro del grupo Michelángelo Dante Gullo.
A la tarde, un par de horas antes de la cena, Solá había visitado al Presidente en la Rosada con la excusa de unas obras en Quequén. El fruto de la charla se comprobó a la noche. El discurso de Solá tuvo una notoria sintonía con los argumentos de renovación y debate interno que Cristina Fernández de Kirchner había lanzado en el recordado congreso del PJ en Parque Norte. Aquel de la “pelea de alta peluquería”. Por ejemplo, Solá dijo que quería “un peronismo bonaerense renovado, amplio, independiente y comprometido con la transformación que se está dando en el país”.
En su verdadero debut como potencial líder bonaerense, Solá dedicó varios tiros por elevación a sus rivales internos. Recordó que “puso dentro del Estado la inmensa caja del juego en la provincia” (una iniciativa que sufrió obstáculos en la Legislatura) y prometió que su heredero no tendrá “una provincia ingobernable”. Era una referencia a Carlos Ruckauf pero que, con generosidad, podría ampliarse a otros.

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