Dom 28.04.2002

EL PAíS  › EL APOYO IRRESTRICTO DE LOS GOBERNADORES DE LA UCR

Los “compañeros” radicales

La ironía fue del pampeano Rubén Marín, asombrado por el tono oficialista del radical Verani. Una muestra del apoyo “a las instituciones” y el terror al colapso y las elecciones.

› Por José Natanson

“Quiero agradecer al compañero. Me va a resultar bastante complicado hacer un discurso tan oficialista”, dijo el pampeano Rubén Marín. No se refería a otro peronista sino a Pablo Verani, el gobernador radical que había hablado antes. En su intervención, la primera del largo encuentro de ayer en Olivos, Verani desnudó la verdadera política de su partido: los radicales tienen tanto a miedo al colapso del Gobierno (y el consiguiente llamado a elecciones) que las supuestas fórmulas de “apoyo crítico” apenas disimulan que lo suyo es, en realidad, oficialismo en estado puro.
Curiosamente, el discurso de Verani fue el primero que escuchó el centenar de gobernadores, funcionarios y legisladores reunido en la quinta presidencial. Aunque subrayó la necesidad de que el Gobierno implemente políticas más productivistas, el rionegrino insistió con el respaldo de la UCR al Presidente. “La prioridad es preservar las instituciones democráticas y lograr una transición ordenada. Habrá Duhalde hasta el 10 de diciembre del 2003”, dijo Verani, que habló en nombre de los cinco mandatarios radicales que se acercaron a Olivos y que la semana pasada firmaron el acuerdo de los 14 puntos.
Estaban, además, los jefes de los bloques de la UCR, Carlos Maestro y Horacio Pernasetti, y los representantes del sector del Frepaso que apoya el pacto con el Gobierno, que lideran los diputados Darío Alessandro y Nilda Garré.
La intervención de Verani fue la expresión más acabada del espíritu oficialista que apenas disimulado hoy campea en el radicalismo. Desde luego, hay que reconocer que algunos se esfuerzan por introducir algún matiz: en un almuerzo con Duhalde y Lavagna, al que asistieron sólo los gobernadores y los jefes de los bloques, el chaqueño Angel Rozas quiso marcar alguna diferencia. Cuando le llegó el turno, el jefe del radicalismo cuestionó la política de alineamiento automático con las recetas del FMI que había venido implementando el ex ministro Jorge Remes Lenicov.
El jefe del bloque de senadores, Carlos Maestro, es uno de los que creen que el radicalismo debe respaldar al Gobierno. Sin embargo, muchos de sus compañeros de bancada no están tan convencidos y han puesto algunos reparos en las últimas reuniones de bloque. Por eso, en el encuentro de ayer, Maestro se preocupó por aclarar que los senadores de su partido no acuerdan totalmente con los 14 puntos.
El titular de la bancada de diputados, Horacio Pernasetti, también marcó una diferencia: le pidió a Duhalde que el Plan Bonex se implemente a través de un decreto y no de una ley.
Pero profundizando apenas en el análisis se advierta que, más allá de los cocoreos, los radicales mantienen la esencia de su respaldo a la Rosada: Rozas habló de preservar la institucionalidad; Maestro dijo que aunque no estén de acuerdo con las leyes no van a dejar de dar quórum; y Pernasetti aclaró que su bloque está dispuesto a ratificar por ley lo que Duhalde haga por decreto.
El pacto se mantiene. Públicamente, el argumento pasa por preservar la “institucionalidad”, la palabra que utiliza Raúl Alfonsín para defender cualquier cosa que haga Duhalde. Detrás de esta teoría se esconde la verdadera razón que moviliza a los radicales: con el partido en bancarrota y sin dirigentes taquilleros, quieren evitar por todos los medios la caída de Duhalde y la convocatoria a elecciones.
Hay que reconocer, también, que el Gobierno hace esfuerzos por retenerlos. Ayer, los gobernadores radicales quedaron chochos con el discurso de Lavagna, quien dijo que el problema del déficit es más que nada nacional, ya que del total sólo un tercio corresponde a las provincias. “Lo mismo pasa con la deuda: la Nación debe 140 mil millones y las provincias 22 mil. No es cierto que el único problema seamos nosotros”, lo apoyó más tarde Rozas. “Estábamos acostumbrados al maltrato de Domingo Cavallo, que convenció a todo el mundo de que el único problema son las provincias. Remes siguió con esa política. Y ahora, por fin, escuchamos algo distinto”, comentó después a Página/12 un gobernador de la UCR.
En su discurso, Lavagna se esforzó por aclarar que el acuerdo con el Fondo es necesario pero no suficiente, que la Argentina tiene que encontrar un camino propio para reinsertarse en el mundo, y que es clave la participación de todos los sectores políticos que apoyan al Gobierno. “La verdad es que nos dejó bastante conformes”, resumía anoche un legislador radical.

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