Sáb 08.01.2005

EL PAíS

La interpelación a Ibarra naufragó en la Legislatura

La oposición no logró los 40 votos necesarios para interpelar al jefe de Gobierno porteño. El kirchnerista Milcíades Peña se lamentó entre sollozos por las especulaciones políticas frente al horror de la muerte de 190 personas.

› Por Santiago Rodríguez

El macrismo, la izquierda y los demás bloques de la oposición que pretendían someter a Aníbal Ibarra a una interpelación fracasaron ayer en su intento: no reunieron los votos necesarios para citarlo a la Legislatura a dar explicaciones por la tragedia de República Cromañón. El resultado de la votación llegó tras cuatro horas de debate por momentos tenso en el que cada uno –hablaron casi todos los legisladores– fijó su posición: los opositores insistieron en cargar la responsabilidad sobre el jefe de Gobierno porteño y los ibarristas volvieron a denunciar que el afán de interpelarlo escondía un intento de “golpe institucional”. Las polémicas se acallaron cuando tomó la palabra Milcíades Peña para fundamentar su voto favorable a la interpelación y, con la voz quebrada y entre sollozos, reprochó a unos y otros por su actitud. “¿Qué mierda estamos especulando?”, preguntó el legislador. El sobrino y ahijado de Peña murió en el boliche y su sobrina está internada en terapia intensiva.
Los cálculos sobre los votos que habría a favor y en contra de la interpelación comenzaron el lunes pasado, cuando el macrismo y otras fuerzas políticas dejaron en claro su decisión de avanzar con el pedido de convocatoria de Ibarra a la Legislatura. La incógnita se prolongó durante toda la semana y terminó por dilucidarse al término de una votación nominal en la que cada legislador manifestó su decisión: hubo 37 votos afirmativos, 5 rechazos y 10 abstenciones.
A pesar de triunfar por amplia mayoría, la interpelación a Ibarra no prosperó porque requería la aprobación de dos tercios de los legisladores; es decir, el voto de 40 de los 60 miembros de la Legislatura. No todos los integrantes del cuerpo concurrieron a la sesión: hubo 8 bancas de distintos bloques que permanecieron vacías. La única bancada que faltó en pleno fue la de Autodeterminación y Libertad, cuyos dos miembros, Noemí Oliveto y Daniel Vega, cuestionaron públicamente al jefe de Gobierno, pero habían anticipado que no acompañarían un pedido de interpelación impulsado por “grupos de políticos que acuerdan a espaldas de la gente”.
Por la interpelación de Ibarra votaron el macrismo, el Interbloque de Izquierda, el ARI, Recrear y los kirchneristas Peña, Diego Kravetz y Ariel Schifrin. Se opusieron las ibarristas Laura Moresi, Sandra Dosch y Alicia Caruso; el socialista Roy Cortina y el Chango Farías Gómez. Las abstenciones fueron de un sector del kirchnerismo, el Partido de la Ciudad, el socialista Norberto La Porta, el ex bullrichista Juan Manuel Velasco y la filoibarrista Mónica Bianchi.
Casi nadie dejó pasar la oportunidad sin exponer su posición. Fue la presidenta del bloque macrista Frente Compromiso para el Cambio, Gabriela Michetti, quien abrió el juego y fundamentó el pedido de interpelación con el argumento de que en la tragedia de República Cromañón se “conjugaron la desidia, un Estado ausente y la ineficiencia”. La réplica llegó de parte de Moresi. “No vamos a permitir que ningún dirigente de la oposición nos arme un circo con olor a golpe institucional en un año electoral”, sostuvo la jefa del bloque ibarrista.
Fue uno de los tantos cruces en una sesión acalorada y no sólo por el debate, sino también porque el aire acondicionado que refrigera el recinto se rompió justo en una jornada en la cual la sensación térmica pasó los 40 grados. El calor no fue el único inconveniente: en el momento en que arreció la lluvia, más de un legislador se vio obligado a emigrar a otra banca para no ser víctima de las goteras que entonces aparecieron.
Ya con el aire acondicionado reestablecido, lo que cambió el clima fueron las palabras de Peña, quien durante toda la sesión tuvo sobre su banca la foto de su sobrina Maylin, internada en el Hospital Italiano, y una remera que debajo de la leyenda “Callejeros Resistan” tenía inscripto los nombres de su ahijado Lautaro Blanco y el de su compañero Esteban Lucas, fallecidos en la disco de Once. “No entiendo cómo podemos estar especulando si tiene que venir el jefe de Gobierno cuando hubo 200 muertos. ¿Qué mierda estamos especulando?”, arrancó Peña e hizo llorar a más de uno con su discurso, en el cual aclaró que no considera que Ibarra merezca ser sometido a juicio político. Después contó que “decidí entrar a la política a los 10 años para cambiar el mundo y de repente me encontré abriendo bolsas con cadáveres de pibes que tenían en el rostro una expresión de horror de la que no me voy a olvidar nunca. Mientras revolvía esas malditas bolsas, sentí vergüenza de mí mismo y creí que de aquel pibe de 10 años ya no quedaba nada, pero luego pensé: lo tengo que recuperar”. Y se preguntó: “Si no somos capaces de meter en cana a los hijos de puta de esa ratonera que fue República Cromañón y a más de un funcionario, ¿cómo vamos a cambiar el mundo?”. Fue el último en hablar; todos lo escucharon en silencio y lo aplaudieron como a ningún otro. Después, cada uno votó lo que había ido a votar.

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