El premier francés, Jean-Pierre Rafarín, no recibirá al presidente Néstor Kirchner. Según informaron desde París a Página/12, el primer ministro –neogaullista, como el presidente Jacques Chirac– informó que “su agenda está muy cargada” y que le sería imposible concretar el encuentro solicitado desde Buenos Aires. Siempre según las mismas fuentes, la negativa fue trasladada a las autoridades argentinas a través del embajador francés en esta capital, Francis Lott, a modo de diplomático mensaje que expone el fastidio galo por la situación generada alrededor de dos de sus principales empresas en Argentina, Aguas Argentinas y Edenor, que fueron multadas la semana pasada por incumplir con las inversiones y la calidad de servicio.
En la Cancillería argentina dijeron ayer a este diario que nada de eso se había hablado en la reunión de Gabinete ministerial que se hizo ayer al mediodía a guisa del viaje presidencial a París.
El debate sobre las empresas mencionadas estará en el centro de la discusión de la gira parisina que hoy emprende Kirchner con su numerosa e importante comitiva, entre quienes se encuentran el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y su par de Planificación Federal, Julio De Vido, responsable este último de la relación entre el Estado argentino y las empresas de marras. De Vido está dispuesto, según lo acordara con Kirchner, a tensar la cuerda al máximo en el caso de Aguas Argentinas, empresa que pretende incrementar las tarifas a cifras inaceptables para la administración del patagónico. El conflicto con esta empresa podría transformase en un leading case, ya que en el abanico de alternativas que maneja el Gobierno criollo está la rescisión del contrato, según reveló este domingo Página/12.
En París, el conglomerado de empresas francesas con inversiones en nuestro país decidió llamarse a silencio público y mantenerlo estos días en que dure la visita del presidente argentino. Tal fue la recomendación que recibieron desde el gobierno galo, tal fue su disposición a aceptarla.