Lun 24.01.2005

EL PAíS

Juanjo Alvarez inició su propia cuenta regresiva

Confirmó que en 100 días dejará la Secretaría de Seguridad porteña para volver a su banca de diputado. En su nuevo cargo, Alvarez tensó su relación tanto con Ibarra como con la Rosada.

“Tengo licencia por 120 días, de los cuales me quedan 100, para entonces ya habré cumplido con la tarea que me encomendaron.” Con esta frase, Juan José Alvarez volvió a ponerle plazo a su gestión al frente de la Secretaría de Seguridad del Gobierno de la Ciudad tras la tragedia de Cromañón. Aunque después regresó sobre su pasos para afirmar que si en ese lapso no se cumplen los objetivos que se trazó, y el gobierno de Aníbal Ibarra lo considera, “me voy a quedar”, con lo que recién ahí renunciaría a su banca de diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Sin posibilidades concretas de traspasar en el mediano plazo la Federal al ámbito de la Capital y con los nuevos límites que le impuso Ibarra a su tarea, Alvarez parece haber entrado en su propia cuenta regresiva como funcionario porteño.
La pregunta fue si volvería a pedir licencia como diputado para continuar su tarea en la Secretaría de Seguridad del Gobierno de la Ciudad. En su respuesta, Juanjo Alvarez se planteó un “conflicto moral” porque fue elegido para “ser legislador en representación de la provincia de Buenos Aires”. Entonces arremetió: “Tengo licencia por 120 días, de los cuales me quedan 100, ahí vamos a poder haber puesto en marcha lo que creo que tiene que ser un sistema de seguridad concreto”, dijo y remarcó que “para entonces yo habré cumplido con la tarea que me encomendaron”.
La afirmación de Alvarez al programa De haberlo sabido, de Radio América, lo puso en un brete. No sólo le fijó término a su gestión en la secretaría porteña sino que también instaló un plazo para su propio programa de seguridad y las modificaciones que se propuso el gobierno de la ciudad en el área a su cargo tras el desastre del boliche de Once.
Entonces, Alvarez volvió sobre sus pasos con una posibilidad más modesta. Si en 120 días no alcanza los objetivos y “el gobierno (porteño) lo considera, me voy a quedar” en la Secretaría de Seguridad. Recién allí renunciaría a su banca porque “no es serio” pedir una nueva licencia.
Del torbellino que produjo la llegada de Juanjo al gabinete de Ibarra ahora parece que sólo quedan brisas. Después de algunos tropezones y condicionamientos, quedaron atrás los aires de interventor que muchos creyeron ver en sus primeros movimientos al frente de la estratégica secretaría y que pusieron todas las miradas sobre él.
Primero fue el acotamiento de su área de influencia que decidió el propio jefe de Gobierno porteño: le quitaron la Subsecretaría de Justicia. La tropa de Ibarra no confía en darle tantas atribuciones ni libertades a Alvarez. El otro golpe que acusó fue la negativa del gobierno nacional a traspasar en el corto y mediano plazo a una parte de la Policía Federal al gobierno de la ciudad.
El traspaso de la policía era una de las “prioridades” que se había fijado Alvarez y sobre la que volvió a referirse en la entrevista concedida ayer. “No es posible hacer tareas de seguridad sin contar con una fuerza propia, que es una prioridad del gobierno de la ciudad.” Pero enseguida puso paños fríos al referirse a la decisión tomada desde el Ejecutivo nacional, en el que no parece contar con tantos amigos: “Hay clara conciencia, pero muchas dificultades”, dijo. Luego especificó que la cuestión presupuestaria era uno de los principales escollos.
Sin embargo, el nombre de Alvarez surgió entre los candidatos a suceder al ministro de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, quien dejaría la cartera para disputar una banca de legislador nacional por Santa Fe. Alvarez ya ocupó ese ministerio durante el interinato de Eduardo Duhalde. El vínculo con el mandamás bonaerense –según opiniones que surgen del seno del gobierno nacional– le quitaría puntos a su candidatura.
“Yo siempre estuve en el peronismo”, dijo Alvarez ante la pregunta de cómo mantenía una excelente relación con dirigentes tan disímiles como Claudia Bello, Patricia Bullrich, Alberto Rodríguez Saá, Mauricio Macri y el propio Duhalde. “Pero ahora lo llamó Ibarra para ocupar la Secretaría de Seguridad porteña”, fue la réplica. Para eso, Alvarez también tuvo respuesta: “A mí me convocó el justicialismo”.

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