Mar 25.01.2005

EL PAíS  › ZAPATERO Y LULA LANZAN SU ACUERDO ESTRATEGICO

Callos a la brasileña

Por Peru Egurbide *
Desde Brasilia

Enterrar las divergencias políticas de Lula con Aznar y poner efectivamente en marcha los mecanismos diseñados por estos dos líderes para reforzar las relaciones hispano-brasileñas eran las metas que Zapatero se marcó antes de emprender viaje a Brasil. Su visita de ayer se desarrolló de acuerdo con ese programa.
Los dos líderes no escatimaron elogios mutuos, cuando presentaron su declaración programática. Lula se refirió a España como “potencia emergente” que, “con el legado de Felipe González” y la política del actual gobierno socialista, ha sentado las bases de un país “moderno, desarrollado y soberano”.
Zapatero afirmó que “Brasil ha ganado ya el futuro”, elogió su papel “determinante” en “la conformación del diálogo político internacional” y el liderazgo de Lula en la lucha contra la pobreza. Afirmó, además, que ambos países quieren converger en el multilateralismo, la legalidad internacional, la reforma de la ONU, y en “llevar la esperanza donde sólo hay dolor y desesperanza”. También dijo que espera que la alianza estratégica hispano-brasileña “sea conocida, sobre todo, porque se ha hecho todo lo que necesitan los más débiles”.
La declaración publicada ayer destaca tres iniciativas concretas que “respaldan” la nueva convergencia política entre España y Brasil, y que serán potenciadas: el compromiso de los dos gobiernos con la Alianza contra el Hambre promovida por Lula y con la Alianza de Civilizaciones propuesta por Zapatero a la ONU, así como su cooperación en la estabilización de Haití, mediante el envío de fuerzas.
El documento propone luego medidas concretas, distribuidas en cinco apartados relativos a otros tantos aspectos de las relaciones: político, empleo y desarrollo social, crecimiento económico, educación y cultura, cooperación al desarrollo.
Para fortalecer las relaciones políticas los dos líderes acuerdan reunirse anualmente, multiplicar los contactos entre sus ministros de Exteriores, dar periodicidad anual a las citas a nivel de secretario de Estado y bianual a las de los subsecretarios, sin olvidar el intercambio continuo de información y apoyos de los foros internacionales. La declaración sólo toca de pasada la reforma de la ONU, un tema en el que el consenso es precario, ya que Brasil aspira a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad y a Zapatero le interesa sólo que aumente el número de miembros rotatorios.
El acuerdo de cesión de tecnología turística y los protocolos de entendimiento sobre cooperación en materia de seguridad alimentaria y medioambiental, para la aplicación del Protocolo de Kioto, firmados en Brasilia, son ejemplos de iniciativas adoptadas en otros terrenos. El presidente del gobierno anunció, además, la próxima apertura en Brasil de cuatro nuevos centros del Instituto Cervantes, y de dos nuevos centros de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).
Lula insistió en que su país precisa de más inversiones españolas y Zapatero anunció que, en febrero, se celebrará en Brasil un gran foro empresarial de los dos países, al que asistirá el príncipe de Asturias. El ministro de Industria, José Montilla, hizo saber, por su parte, que la semana que viene vendrá a España su homóloga brasileña, Dilma Rousset, para buscar empresas españolas que participen en la construcción en Brasil de redes de transporte de energía y de 17 centrales hidroeléctricas. El presidente del gobierno aseguró que nunca faltará financiación española para las infraestructuras que necesitan los brasileños. Un documento de nueve páginas y una ceremonia solemne en el que fue presentado, sin posibilidad de que la prensa hiciera preguntas, sirvieron ayer para”consolidar” la relación estratégica que España y Brasil establecieron en noviembre de 2003, sobre la base de la nueva sintonía política que aproxima a los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Luiz Inácio Lula da Silva. La declaración de ayer en Brasilia se refiere, en efecto, al objetivo de “reflejar el actual estado de afinidad política entre los dos países”, como pretendía el presidente del gobierno con esta visita.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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