Vie 28.01.2005

EL PAíS  › BLOOPER DE LULA AL MENCIONAR AL
PRESIDENTE KIRCHNER EN EL FORO SOCIAL

El día que K fue “el compañero Menem”

El presidente brasileño habló ayer en el Foro de Porto Alegre, donde debió soportar silbidos y cantos en contra de militantes opositores. Los nervios le jugaron una mala pasada y elogió a Kirchner pero lo llamó Menem. Pidió que el Foro siga en Brasil.

› Por Eduardo Tagliaferro

Hay rostros que hablan por sí solos. El del presidente Luiz Inácio Lula da Silva es uno de ellos. Con cierto enojo y sin desprenderse en ningún momento de los auriculares con los que seguía la traducción simultánea, soportó estoicamente los silbidos y los cánticos de un grupo de militantes críticos con su gestión. Su voz también dio cuenta de su furia cuando le tocó plantarse frente al micrófono. No se hizo el distraído ante las críticas, las enfrentó. Tal vez fue esta tensión la que le jugó una mala pasada cuando queriendo referirse a Néstor Kirchner dijo: “Lo que aconteció en la Argentina es que el compañero Menem asumió la presidencia y está contribuyendo a cambiar la relación entre los Estados de Latinoamérica”. No reparó en el equívoco y tampoco nadie le llamó la atención por ello. La atención estaba puesta en la reprobación de una parte del estadio en el que se lanzaba la llamada global de lucha contra la pobreza.
En el párrafo anterior al blooper y hablando de la Argentina, Lula mencionó a Carlos Menem. Fue cuando dijo: “Hace dos años los argentinos no tenían demasiadas expectativas para elegir un presidente porque se imaginaba que Menem volvería a serlo”.
Menem fue una verdadera obsesión en sus discursos previos a ser presidente. Definía al riojano, al mexicano Carlos Salinas de Gortari y al brasileño Fernando Collor de Mello, como los “bambinos de oro del neoliberalismo”.
Antes de este acto el PT había caracterizado que el evento sería un mal trago que tendría que sortear. Las críticas mayoritariamente provenían de los seguidores de Luciana Genro. Militantes del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), agrupación creada luego de que junto con otros cuatro líderes históricos, Genro fuera expulsada del PT por no disciplinarse en una votación parlamentaria. Entre las primeras filas y cerca de Lula estaba sentado su padre, el ex prefecto de Porto Alegre y actual ministro de Educación del gobierno nacional, Tarso Genro. No fue por casualidad que en un momento de su aguerrido discurso y dirigiéndose a los participantes extranjeros Lula dijera: “No se asusten. Los que no quieren oír son hijos del PT que se rebelaron. Mañana, cuando se den cuenta de su error y quieran volver, los recibiremos con los brazos abiertos”.
“Traidor, traidor”, fue la crítica más repetida por los militantes del PSOL. Con remeras rojas con la estrella del PT y con la consigna 100 por ciento Lula, los lulistas respondían con el clásico “Olé, Olé, Olé, Lula, Lula”. Los cánticos también repudiaron el envío de tropas a Haití. “Fuera Lula y el FMI que manda tropas para Haití”, fue una de las premisas más coreadas. Los cuestionamientos a la presencia militar de tropas extranjeras en el país caribeño es, junto a las críticas a la invasión a Irak, dos banderas que unifican a la mayoría de los participantes del Foro Social Mundial. Casi por unanimidad califican a la misión militar en Haití como una movida que se inscribe dentro de la política desestabilizante que los Estados Unidos impulsan en el Caribe.
Los primeros silbidos para Lula llegaron no bien ingresó al Gigantinho, el microestadio cerrado del Internazionale de Porto Alegre. Cuando le tocó pararse frente al atril, el presidente brasileño comenzó por arremangarse su campera blanca. Lo hizo como quien se prepara para pelear. Y en verdad dio pelea. Lo hizo demostrando ser un gran orador. Como los grandes líderes no se hizo el distraído. En un momento el acto parecía una rendición de cuentas. Un balance de gestión.
Luego de enumerar los avances en los índices económicos del desempleo, el descenso del riesgo país, la recuperación del crédito y del superávit, la recuperación de 5 millones de hectáreas en reservas forestales, suscambios para la educación universitaria y otras medidas, Lula dijo que “cuando termine mi mandato volveré a San Bernardo do Campo con mis hermanos metalúrgicos, ya que soy un hombre del movimiento social y del movimiento político”.
Antes se había presentado como un “hombre perseverante”, ya que él había nacido en Pernambuco y “los pernambucanos que no murieron de hambre a los cinco años son luchadores incansables”. El mensaje tenía destinatario. “Hay gente que cree que las cosas pueden ocurrir antes de tiempo. Soy de los que creen que las cosas tienen un tiempo de preparación.”
Sobre el Foro Social Mundial señaló que se mostraba fuerte y que prueba de ello era la gran cantidad de participantes. Meses atrás lo había caracterizado como una feria de ideologías. Abogó porque el Foro continuara realizándose en Porto Alegre o en algún otro punto de Brasil, ya que de realizarse en otro sitio no podría concurrir salvo que fuera expresamente invitado. Es casi un hecho que en 2006 habrá dos Foros. Uno en Marruecos y otro en Caracas, Venezuela.
Con el permanente fondo de silbidos, también reivindicó la urgente y necesaria integración de Latinoamérica ya que “no se puede perder el tiempo discutiendo cuestiones secundarias”. También puso el acento en que la integración requería de decisión política y de trabajos concretos en el desarrollo de las economías, ya que “si dependiera de la tecnocracia brasileña no habría integración. Si dependiera de la tecnocracia argentina no habría integración. Y si Argentina y Brasil no se unen Latinoamérica no es posible”.
También reconoció que como “segunda nación negra” del planeta, Brasil tiene una deuda histórica con Africa. Aceptó que se le condonara a países como Gabón la deuda que tienen con Brasil. Anunció que al igual que en 2003 desde Porto Alegre se dirigirá a Davos. Que allí dirá lo mismo que aquí, ya que “entre elegir estar con aire acondicionado y escuchar a los que opinaban como él o a los que él quería escuchar o enfrentar a los que piensan distinto”, dijo que optaba por dar batalla. Se presentó asimismo como el interlocutor de los países pobres ante los poderosos y si alguien tenía alguna duda quedó en claro que la movida contra el hambre tiene los ojos puestos en la Asamblea que Naciones Unidas realizará en septiembre en Nueva York. Lula no sólo busca ser el vocero de esta movida en esa Asamblea. También busca para Brasil un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El gabinete no tuvo asistencia perfecta pero fueron varios los que acompañaron a Lula al evento. Olivio Dutra, ministro de las Ciudades, Miguel Rosetto; de Reforma Agraria, Marina Silva; de Medio Ambiente y Gilberto Gil de Cultura estuvieron entre ellos. El acto fue un trago amargo para Lula. La prueba fue superada. Tal vez las principales dudas están entre sus seguidores, que con escaso poder de convocatoria y con cierta pasividad ante los cuestionamientos demostraron no ser tan aguerridos como su líder.

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