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› INFIERNO EN ONCE - IBARRA DECIDE MAÑANA O EL MARTES MISMO SI SE PRESENTA DE NUEVO
“Están buscando crear un circo romano”
El gobierno porteño asegura que el cuarto intermedio de la interpelación fue decidido por el macrismo para “rearmar su estrategia” en busca de un “golpe institucional”. Para decidir si concurre o no, Ibarra tomará en cuenta la evolución del macrismo en la Legislatura. Aunque sabe que un faltazo puede multiplicar el enojo de los familiares de las víctimas.
› Por José Natanson
El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, decidirá entre mañana y el martes si se presenta ese día en la Legislatura para continuar con la interpelación por la tragedia en República Cromañón. Aunque tienen en cuenta los riesgos que implicaría no asistir, los funcionarios porteños aseguraban que detrás del cuarto intermedio votado la madrugada del sábado se esconde un intento de “golpe institucional” comandado por su archienemigo, Mauricio Macri. “Las explicaciones ya las dimos en la sesión. Lo que buscan es crear un circo romano para desestabilizar a Ibarra”, aseguró el jefe de Gabinete de la ciudad, Raúl Fernández.
La evaluación
Anoche, en una reunión en la casa de Fernández, la primera plana del ibarrismo continuaba evaluando la situación. Estaban, además de Ibarra y Fernández, la principal operadora del gobierno porteño en la Legislatura, Laura Moresi; la secretaria de Hacienda, Marta Albamonte, y el secretario de Comunicación, Daniel Rosso. Antes, pasaron por el lugar el secretario de Descentralización, Eduardo Epszteyn, y el de Obras Públicas, Roberto Feletti.
La reunión comenzó poco después del mediodía con la lectura de los diarios y la evaluación política de la interpelación del viernes. Convocada para dar respuestas luego del incendio, la sesión incluyó una autocrítica del jefe de Gobierno y duros cuestionamientos de los legisladores de la oposición y los familiares de las víctimas, algunos de los cuales insultaron a Ibarra a los gritos poco antes del cierre del encuentro (ver página 7). La sesión concluyó en la madrugada, luego de que un sector del macrismo, en acuerdo con los bloques de izquierda, votara un cuarto intermedio hasta el martes.
“Estuvimos diez horas, respondimos a todas las preguntas, al punto que los últimos oradores no preguntaban nada, sino que hacían discursos políticos”, aseguró un ibarrista que participó en la reunión en la casa de Fernández. “Macri pensaba que nos iba a voltear, pero no lo logró. Ahora lo que quiere es tiempo para rearmar su estrategia”, acordó un funcionario porteño.
La interpretación política fue clara. Para Ibarra y los suyos, el cuarto intermedio fue una maniobra de un sector del macrismo para someter al jefe de Gobierno a un “show mediático” con final incierto.
Raúl Fernández lo dijo con todas las letras. “La sesión del martes no está pensada para responder preguntas sino para crear un circo romano. No existía ninguna explicación lógica para suspender la sesión de la manera en que se lo hizo, cuando ya se habían agotado las preguntas y escuchado todas las respuestas del jefe de Gobierno. Es un intento de desestabilización institucional”, aseguró Fernández. “Macri pretende conducir al conflicto desde afuera del recinto utilizando el dolor de la gente”, acordó Moresi.
Consultado por este diario, un funcionario ibarrista explicó la forma que adoptaría la supuesta maniobra liderada por Macri. “La idea es aprovechar la indignación lógica ante la tragedia para forzar la renuncia. Pero como no va a ocurrir, van a tratar de impulsar el juicio político”, aseguró.
A la espera
Para justificar las acusaciones, en el gobierno porteño aseguraban que durante la sesión del viernes Macri y su número dos, Horacio Rodríguez Larreta, llamaron por teléfono, una y otra vez, a los legisladores de su bloque, con el objetivo de presionarlos para que votaran la suspensión hasta el martes. Como ejemplo citaban las declaraciones de la flamante ex macrista Sandra Bergenfeld, que ayer acusó al empresario a través de una carta pública.
Con esta información en carpeta, Ibarra y sus asesores aún no han decidido la asistencia (o no) a la sesión de la semana que viene. Antes de hacerlo,aguardarán la evolución de la crisis en el macrismo, donde uno de sus bloques –Juntos por Buenos Aires– ayer formalizó su ruptura (ver aparte). “No todos están de acuerdo con el golpe institucional ni con forzar la renuncia del jefe de Gobierno. A algunos los presionaron amenazándolos con expulsarlos, con dejarlos afuera de las listas para las elecciones de octubre, e igual no votaron el cuarto intermedio”, explicaban anoche cerca de Ibarra.
En concreto, la idea es que si un sector del macrismo acepta “crear condiciones políticas razonables” para el desarrollo de la sesión, Ibarra estaría dispuesto a concurrir. “Lo que no queremos es prestarnos a un show que en lugar de aclarar las cosas se convierta en un linchamiento”, fue la evaluación en la reunión.
Al principio de la tarde, Ibarra parecía inclinarse por la alternativa de no presentarse el martes, pero el quiebre del bloque de Macri, confirmado por la noche, cambió el panorama: el jefe de Gobierno decidió –según explicaron sus asesores– aguardar uno o dos días más antes de anunciar su decisión.
Los riesgos
La posibilidad de no presentarse tiene un problema básico. Si bien el riesgo de no asistir quizá sea una alternativa posible desde el punto de vista político, no tiene en cuenta un aspecto esencial: la reacción de los familiares de las víctimas, que en la sesión del viernes estallaron (ya en la madrugada del sábado) luego de varias horas de muda paciencia.
En el gobierno porteño reconocían el golpe que supondría la siguiente imagen: la Legislatura reunida, los familiares en las gradas, todos esperando la presencia del jefe de Gobierno que no llega. A pesar de ello, anoche seguían enfrascados en el enfrentamiento con Macri. “Sabemos que los familiares pueden enojarse. Es una decisión difícil. No queremos hacerle el juego a Macri, pero tampoco queremos aparecer como rehuyendo el debate”, dudaban.
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