EL PAíS
› INFIERNO EN ONCE - UNA NEGOCIACION DE MADRUGADA CON LOS FAMILIARES ENOJADOS
Cuarto intermedio de la discordia
Después de ocho horas de sesión normal, el pedido de un cuarto intermedio derivó en escándalo. Primero fue rechazado y los padres de las víctimas se lanzaron a insultar a Ibarra. Tras dos horas, fue aprobado por los votos a favor de parte del macrismo y sectores de la izquierda.
El orden duró ocho horas y media. El mecanismo previsto durante tres días antes cayó en un segundo por una imprevisión: la mera posibilidad de un cuarto intermedio. Ante esa propuesta formulada por la legisladora Susana Echegoyen, del Interbloque de Izquierda, los padres hicieron la catarsis que ninguna pauta de moderación y control pudo evitar. “Asesino”, “corrupto”, gritaron varios. “Renunciá si sos hombre”, exigió uno. “Mirame, mirá aquí”, decía una mujer con el rostro colorado y empapado de lágrimas, mientras señalaba la foto de su hijo en la remera que tenía puesta. Aníbal Ibarra trató de mantener su compostura y soportó los insultos mirando esporádicamente hacia las tribunas. Nadie detuvo ese tsunami que sacudió hasta los angelitos del bajorelive del estrado detrás del que estaba el jefe de Gobierno. Se votó la propuesta dos veces y en ambas fue negada. El presidente del cuerpo, Santiago de Estrada, determinó un cuarto intermedio de diez minutos. Consciente de que no había vuelta atrás, Ibarra se levantó, cruzó la puerta detrás de la que estaban sus asesores y no volvió más.
El cuarto intermedio decidido por De Estrada evidenció la relatividad del tiempo: diez minutos que literalmente fueron dos horas. La posible suspensión encontró eco en los padres. Explicaron que estaban muy cansados y que al día siguiente debían ir a una misa por los chicos, además de prepararse para la marcha hoy. Pablo Blanco, quien perdió a su hijo Lautaro, hizo una dura comparación a Página/12: “Siento que esta espera es el mismo martirio que pasé cuando durante toda una noche busqué a mi pibe en los hospitales y entre las bolsas”.
Muchos familiares mostraban signos de cansancio, aunque sus cuerpos seguían firmemente sentados en la tribuna. Escucharon atentamente cada discurso y algunos tenían su evaluación: “Esto es un gran circo, salvo excepciones. Pero hubo cosas útiles: el discurso de Ibarra fue una larga confesión del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. Dijo que se representó lo que iba a ocurrir en Cromañón y lo desechó, por lo cual le cabe un dolo eventual”, sostuvo el abogado José Iglesias, cuyo hijo, Tomás, murió en el incendio.
El de Echegoyen había marcado una diferencia respecto de los discursos anteriores. Retomó algunos reproches y criticó al secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, quien se había retirado temprano del lugar destinado a los funcionarios del Ejecutivo, y permaneció detrás del recinto. También disparó contra el macrismo por la aprobación del Código Contravencional hasta que aclaró: “No voy a hacer ninguna pregunta porque sé que no va a haber respuestas”. Y los aplausos explotaron desde la tribuna. Algunos padres insultaron a Ibarra, pero tal como sucedió en una ocasión anterior, el resto lo convencía de que mantuvieran la compostura a la que se habían comprometido.
En el orden siguió Jorge San Martino, de Recrear, quien volvió a darle la palabra a Echegoyen porque, al parecer, “quería decir algo”. Eran las 2 de la madrugada. Fue allí cuando la mujer pidió el cuarto intermedio. Se pidió votación y tres legisladores que responden a Ricardo López Murphy entraron corriendo al recinto, pero no alcanzó. Fue allí cuando los padres no pudieron contenerse y desbordaron en llantos e insultos hacia Ibarra. De repente, las bancas se volvieron a ocupar, los diputados y asesores que fumaban en los pasillos regresaron y San Martino pidió otra votación. El resultado fue el mismo.
Los familiares y los insultos volvieron a arremeter contra un Ibarra que se esforzaba por mantener la misma compostura con la que había entrado, pero esta vez no hablaba con nadie. El presidente del cuerpo determinó un cuarto intermedio. Ibarra se levantó y las negociaciones comenzaron en los pasillos de adentro y fuera del recinto. La más preocupada era Laura Moresi, del bloque oficialista. Contaba la cantidad de votos en contra tachando una lista de legisladores. Iba y venía entre el recinto y el despacho donde estaba Ibarra. Los números no le daban. El resto sonreía. Algunos macristas seguían apoltronados en sus bancas. Echegoyen dialogaba serenamente con los suyos. Algunos familiares discutían entre irse o quedarse en caso de que la sesión siguiera. Es más, antes de que hablara Echegoyen, algunos padres ya habían planteado la posibilidad del cuarto intermedio, inclusive se habían reunido con algunos. La titular del bloque Compromiso para el Cambio, Gabriela Michetti, contó a este diario que “hubo familiares que presionaron muchísimas veces para que se haga un cuarto intermedio. Muchos no aguantaban más, detrás de mi tenía una señora que no paraba de llorar. Y en las labores parlamentarias nunca tuvimos previsto que los padres no pidieran” esa pausa.
“Respeto profundamente el dolor de los padres. Pero las decisiones las tienen que tomar 60 diputados y si no están a la altura de las decisiones que tienen que tomar es un problema de ellos. El corrillo en las bancas era que ya no había mucho para preguntar. Y luego vino la presión tanto de (Mauricio) Macri como de Rodríguez Larreta sobre cada uno de sus diputados para hacer un cuarto intermedio”, evaluó luego el jefe de Gabinete, Raúl Fernández.
–Entonces, ¿cómo se explica que el pedido de cuarto intermedio haya sido hecho por una legisladora del Interbloque de Izquierda? –preguntó Página/12.
–El Interbloque de Izquierda viene, desde hace un tiempo largo y en particular con este tema (Cromañón), siendo conducido por Gabriela Michetti que es la presidenta del bloque macrista –ironizó.
La postura de los padres era manifestada por el abogado Iglesias, quien pedía que la sesión siguiera “el lunes o el martes”. Una hora y media después, Santiago de Estrada se acercó a hablar con ellos para convencerlos de la posibilidad de seguir el sábado al mediodía, pero no hubo caso. Los asesores de Ibarra se acercaron al estrado y levantaron las carpetas amarillas que él mismo había apilado a sus costados, los papeles del estrado, una laptop. Casi a las 4 de la mañana, finalmente, la sesión se reanudó. En un minuto se decidió el cuarto intermedio. Los padres aplaudieron; la polémica recién empezaba.
Informe: Adrián Figueroa Díaz.
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