EL PAíS
La transversalidad está más lejos que nunca jamás
Entre Cromañón y el giro al peronismo de Kirchner, el soñado espacio de centroizquierda parece más lejano que nunca. La situación en Capital, Córdoba y Santa Fe.
› Por José Natanson
A nueve meses de las elecciones de octubre, la construcción de una fuerza de centroizquierda parece más lejana que nunca. En algún momento se llamó “transversalidad”, en otro se autodefinió como un espacio autónomo y hoy no tiene nombre, ni siquiera como proyecto. En la Capital, la asociación electoral entre Aníbal Ibarra y el Gobierno quedó en un segundísimo plano luego del incendio en República Cromañón. En Santa Fe, Néstor Kirchner ha decidido lanzar a Horacio Rosatti, dejando de lado los coqueteos con Hermes Binner. En Córdoba, Luis Juez se define como “kirchnerista”, pero se encuentra aislado del resto de los referentes del progresismo y hoy se prepara para pelear en soledad las elecciones de octubre. Si a esto se suma el panorama bonaerense, donde todo indica que el duhaldismo y el kirchnerismo confluirán detrás de la candidatura de Cristina de Fernández, el resultado es uno de los momentos más difíciles para la articulación del centroizquierda desde la caída del Frepaso.
Algunos dirán que el principio del fin fue la renuncia de Chacho Alvarez; otros –entre los que se encuentra el ex vice– marcan como punto de inflexión la constitución de la Alianza. Lo cierto es que la disolución del Frepaso y el ocaso de su fundador produjeron una diáspora en el progresismo político. El inesperado ascenso de Kirchner modificó el panorama, aunque por poco tiempo: luego de amagar con la “transversalidad”, donde confluirían los distintos referentes de la centroizquierda no pejotista, el Presidente terminó replegándose a su partido de origen. Y así fue como la construcción de una fuerza progresista autónoma y al mismo tiempo cercana al gobierno se fue diluyendo, al punto que hoy parece casi imposible. Para entenderlo mejor conviene repasar la situación en los diferentes distritos.
En la Capital, la tragedia de Cromañón implicó un golpe tremendo para Ibarra, que volcó su energía política a reparar los daños de la catástrofe y a evitar la salida anticipada que desde un principio quiso forzar el macrismo. “La verdad es que ahora no pensamos en las elecciones. Estamos trabajando para reconstruir la legitimidad y la relación con la sociedad”, aseguran cerca del jefe de Gobierno. La definición revela con nitidez el cambio en el escenario porteño. Antes del incendio, Ibarra pensaba negociar una alianza electoral con el Gobierno que –según sus planes– incluiría un reparto más o menos equitativo de las listas legislativas: la idea era que un ibarrista –se hablaba de Roberto Feletti– secundara a Rafael Bielsa en la boleta de diputados.
Aunque el ex fiscal cuenta con el apoyo de Kirchner, que lo felicitó por su desempeño en la interpelación del viernes pasado, la estrategia electoral elaborada antes del incendio parece hoy imposible de concretar. “Estamos trabajando para recomponer la situación, para superar la crisis. La discusión electoral viene después, porque este proceso de recomposición nos puede llevar meses, quizás años”, explican en la Jefatura de Gobierno.
En Santa Fe, las cosas no pintan mucho mejor. Aunque en el inicio de su gestión Kirchner amagó con acercarse a Binner, a quien elogió cada vez que estuvo de paso por Rosario, hoy las cosas lucen diferentes: el gobierno, a través de Juan Carlos Mazón, tentó a la vicegobernadora, María Eugenia Bielsa, para que encabece la lista de diputados nacionales del PJ y enfrente a Binner. La hermana del canciller no aceptó, por lo que Kirchner optó por el ministro de Justicia, Horacio Rosatti, y hasta decidió dejar de lado su vieja enemistad con Carlos Reutemann para buscar un acuerdo entre los seguidores del ex gobernador y los del actual mandatario, Jorge Obeid. “Con el PJ unificado y el apoyo de Kirchner, la victoria en Santa Fe es segura”, especulan en la Casa Rosada.
Consultado por Página/12, Binner no se mostró sorprendido. “Era esperable. Yo tengo una buena relación con el Presidente, comparto muchas de las cosas que está haciendo, pero nada más. Nunca conversamos sobre una construcción política conjunta. Más allá de que coincidamos con algunas políticas del gobierno nacional, la situación de la provincia es muy complicada y nosotros vamos a denunciarla: el modelo construido por el PJ de Santa Fe no cambió”.
El intendente de Córdoba, Luis Juez, fue el anfitrión en la primera y única reunión de la transversalidad. Fue, también, el que impulsó con más fuerza la construcción de un espacio político sólido, consciente de que la única manera de superar su particular situación –jefe de un municipio ubicado en una provincia gobernada por su archienemigo, José Manuel de la Sota– era articulando una red de apoyos que lo respaldara en momentos difíciles. No pudo ser. Juez se reunió con Ibarra, con Binner, y el año pasado fue el intendente no peronista que más veces se entrevistó con Kirchner, que lo recibió en la Rosada en cinco oportunidades. Sin embargo, los proyectos para construir una fuerza que supere los límites provinciales quedaron en borrador. En cuanto al apoyo del Gobierno nacional, el Presidente detesta a De la Sota, pero el kirchnerismo de Córdoba es una estructura débil e incipiente, y además Juez rechazó la inclusión de los kirchneristas en sus listas. “Yo soy el primer kirchnerista de la provincia, pero no voy a tolerar que algunos aprovechen la tonada de Córdoba y que un día pasaron por la Rosada para conseguir un lugar”, explicó el intendente a este diario.
Sin muchas opciones, Juez se dispone a enfrentar a De la Sota en virtual soledad: su candidato podría ser el viceintendente, Daniel Giacomino, o el ex basquetbolista y actual concejal, Héctor “Pichi” Campana.
La situación de estos tres distritos es difícil, pero al menos ahí hay líderes de centroizquierda que administran ciudades importantes, cosa que no ocurre en el resto del país. En la provincia de Buenos Aires, el intendente de Morón, Martín Sabbatella, continúa trabajando en la construcción de su fuerza política, pero se trata de un proyecto incipiente, a años luz de poder disputarle el poder el PJ. La sociedad Kirchner-Duhalde se mantiene y todo indica que el peronismo unificará personería detrás de la postulación de Cristina K, dejando sin espacio a aquellos que soñaban con un proyecto diferente. En suma, la construcción de un espacio de perfil progresista y vocación de poder, independiente del Gobierno aunque no opositor, se fue diluyendo, un poco por las dificultades locales de sus líderes y por la incapacidad para articular una alternativa sólida, y otro poco por decisión del Gobierno de recomponer la relación con el PJ.