EL PAíS
La misteriosa visita del canciller de Fidel Castro
Felipe Pérez Roque estuvo el lunes pasado en Buenos Aires y se entrevistó en secreto con el presidente Kirchner. El tema del encuentro habría sido el caso de la médica Hilda Molina. Crece la posibilidad de una reunión con su familia en un tercer país, que sería Venezuela.
› Por Fernando Cibeira
Se fue así como llegó, silencioso y envuelto en misterio. El canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, estuvo el lunes pasado por unas horas en la Argentina y se reunió en secreto con el presidente Néstor Kirchner. Las versiones que se podían recoger en la Casa Rosada y en Cancillería confirmaban el contacto pero diferían en cuanto a sus motivos. Lo que es seguro es que el espinoso caso de la médica disidente Hilda Molina estuvo en la conversación.
Quien puso sobre alerta de la presencia del canciller cubano en Buenos Aires fue el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien también andaba de visita, pero en su caso era bien pública. En el acto con intelectuales en el teatro Ateneo, Chávez contó que “había estado comiendo” con Pérez Roque. El dato dio pie para que se tirara de la madeja hasta que salió a la luz lo de la sigilosa visita, que la embajada de Cuba luego no se animaba a “confirmar ni desmentir”, en uso de las costumbres de la diplomacia.
Entre las hipótesis que se barajaron ayer incluso se dijo que el canciller de Fidel Castro había viajado de incógnito en el avión de Chávez, pero la versión no pudo ser confirmada. “Yo estuve en el aeropuerto cuando llegó Chávez y no vi a Pérez Roque por ningún lado”, respondía ayer un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Un dato que daba asidero a la presencia de Pérez Roque en Buenos Aires era que por estos días se encuentra –o se encontraba– en Brasil. Primero para participar del Foro Social de Porto Alegre y, luego, porque desde el martes comenzó una visita oficial. Ayer estuvo en el Palacio del Planalto reunido con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien le dejó el apoyo cubano para que Brasil ocupe un lugar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esa aspiración de Brasil choca con los deseos argentinos.
Dada la presencia de Pérez Roque en un país vecino, no era descabellado pensar en una escapada de unas horas a Buenos Aires para encontrarse con Kirchner. Si bien los temas de la agenda bilateral son varios, el que se destacó en los últimos tiempos por su nivel de conflictividad ha sido el de la médica Hilda Molina. Luego de muchas idas y vueltas –que llevó al Gobierno a pedirle la renuncia al embajador argentino en Cuba, Raúl Taleb, y al jefe de asesores del canciller Rafael Bielsa, Eduardo Valdés– el caso quedó momentáneamente encaminado con la decisión del médico Roberto Quiñones de enviar a su esposa y a sus dos hijos a La Habana para que vean a su madre.
Dos semanas atrás, Quiñones, su esposa y su ahora asesor jurídico, Valdés, fueron recibidos por el canciller Rafael Bielsa, quien les comentó el nivel de garantías que ofrecía Fidel Castro para el reencuentro familiar en Cuba y también que Kirchner no tendría problemas en recibirlos en audiencia antes de que viajaran. De esa forma quedaban zanjados los dos principales reclamos de Quiñones, con lo que se abría incluso la posibilidad de que él mismo accediera a viajar a Cuba, algo a lo que es remiso debido a que dice temer por su seguridad. La familia MolinaQuiñones anunció que el viaje se haría en mayo, pero en Gobierno creen que eso es mucho tiempo. Evalúan que si ya están dadas todas las condiciones habría que hacerlo cuanto antes, incluso este mismo mes. El tema, obviamente, debió ser motivo de discusión entre Kirchner y Pérez Roque.
El martes, en su presentación en la Comisión de Acuerdos del Senado, quien ayer fue designado como nuevo embajador en Cuba, Darío Alessandro, se refirió al caso Molina. “Nuestro objetivo es el reencuentro de las familias y estamos buscando la mejor alternativa para que se produzca en Cuba o en otro país”, puntualizó Alessandro.
Esa mención a un tercer país llamó la atención porque se creía una alternativa descartada, dado que se suponía que para Cuba era tan inaceptable como que la reunión se hiciera en Buenos Aires. Sin embargo, Alessandro deslizó allí la chance de Venezuela, casualmente cuando Chávez hacía unas horas había estado en Buenos Aires y –eso no se sabía por entonces– también el canciller de Cuba. El pliego de Alessandro fue aprobado ayer (ver aparte).
Un funcionario de Cancillería aseguraba que, fuera del tema Molina, el Presidente y Pérez Roque habían tratado el conflicto entre Venezuela y Colombia, en el que Fidel Castro es mediador. Pero esa es otra versión. Como también lo era la que asegura que el canciller cubano ayer estaba de nuevo en Buenos Aires.