EL PAíS
Nilda Garré, elegida por Kirchner para la embajada en Venezuela
Parte de los que se acercaron a Kirchner desde el Frepaso, como Alessandro, Garré sube justo cuando el juez Galeano está por bajar.
› Por Martín Granovsky
La demora en la designación de una persona de confianza del presidente Néstor Kirchner en Venezuela se terminará estos días: el Ejecutivo enviará al Senado el pliego de Nilda Garré como embajadora en Caracas. El nombramiento se suma al último pelotón de nombramientos políticos en destinos del continente, que incluyó a Rafael Romá en Asunción, Darío Alessandro en Cuba y Ernesto López en Haití.
Hasta el momento habían sonado otras candidaturas para el mismo puesto, como la de Alicia Castro, quizá la dirigente política argentina más afín al presidente Hugo Chávez.
El venezolano estuvo esta misma semana en Buenos Aires, donde el símbolo de su visita fue la inauguración de estaciones de servicio de Pdvsa, la petrolera estatal de su país. Chávez prometió abrir 600 locales más en sociedad con Enarsa, la empresa estatal de energía creada por Kirchner. El petróleo domina la diplomacia chavista, a tal punto que Alí Rodríguez, el nuevo canciller tras el éxito en el plebiscito, fue el presidente de Pdvsa durante la crisis política más dura y el enfrentamiento con los cuadros administrativos.
Diputada peronista por primera vez entre 1973 y 1976, Garré, como Alessandro, es parte del grupo frepasista que se alineó con Kirchner durante la campaña presidencial. Antes integró la Alianza y llegó a ser la número dos de Federico Storani en el Ministerio del Interior. Renunció junto con Storani en protesta por el recorte fiscal que pretendía imponer Ricardo López Murphy, entonces ministro de Economía. Esa fue una renuncia voluntaria. Hubo otra forzada. Por decisión de Fernando de la Rúa, Garré tuvo que dejar la coordinación de la Unidad Especial de Investigación del Ejecutivo por el atentado a la AMIA. Su salida se produjo por pedido de José Hercman, entonces presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas de la Argentina, que respaldó a los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, a su vez fastidiados con Garré luego de declaraciones suyas sobre el famoso “Testigo C”, un iraní de identidad reservada por entonces. Los fiscales la acusaron por supuesta violación de secretos de Estado. Garré dijo que informaciones iguales ya se habían conocido hacía un año. Jorge de la Rúa, hermano presidencial y ministro de Justicia, dijo que las declaraciones de Garré le habían parecido “muy penosas”.
La historia tendrá una vuelta de tuerca esta semana, cuando se produzca la muy probable suspensión del juez Juan José Galeano por parte del Consejo de la Magistratura. La decisión se tomará luego de un fallo de un tribunal oral que revisó toda la causa sobre la AMIA y halló irregularidades y fallas en la investigación. Esa era justamente la línea de investigación que seguía Garré, en aquel momento en sintonía, entre otros, con los familiares nucleados en Memoria Activa y legisladores como Cristina Kirchner. Garré volvería a coincidir con ella y otros kirchneristas como el actual gobernador santacruceño Sergio Acevedo en el pedido de juicio político a la mayoría automática de Menem en la Corte Suprema.